El verano 2023 comenzará en el Hemisferio Norte a las 16 horas y 58 minutos del miércoles 21 de junio, según ha avanzado el Observatorio Astronómico Nacional.
Sin embargo, en Logroño ya se puede dar por iniciado el verano este fin de semana con la celebración de la Media Maratón de La Rioja. La veteranísima prueba, que comienza a adivinar sus primeras canas en su edición trigésimo primera, se ha convertido en un termómetro muy fiable de la entrada de los calores de salida de la primavera y de las actividades propias de los subidones del mercurio en el termómetro.
Habitual del último fin de semana de mayo o el primero de junio (salvo el cambio obligado por la pandemia y alguna otra excepción como la edición de 1999), los cientos de participantes en la prueba suelen correr acompañados de temperaturas agradables de inicio y muchas veces bastante altas en la llegada, sobre todo para los más rezagados, los que más se acercan a la hora del vermú y que son aplaudidos en la meta por aquellos que todavía les espera y por los que ya cuentan entre sus manos con la primera caña o el primer vino del día, sin olvidar de los que apuran sus desayunos tardíos tras un duro sábado de despedida de soltero en las terrazas de Muro de la Mata, acompañados por sus maletas de mano y mochilas de viaje de fin de semana, junto al café y el botellín de agua del periodista de este diario que escribe la crónica de ambiente junto a ellos.
Es un fin de semana también de apertura de piscinas en las urbanizaciones y de primeros baños en aguas más bien tirando a frías. Así que, pese a que las previsiones meteorológicas amenazaban con lluvia alrededor de las doce, no faltaron en este prematuro comienzo de verano logroñés las chanclas por el circuito urbano de la carrera. No sobre el asfalto, pero sí en las aceras, entre los aficionados y animadores que presenciaron el esfuerzo de los atletas a lo largo del recorrido, desde la salida en la rotonda de Duques de Nájera con Chile hasta la llegada en El Espolón. Antes muerta que sencilla. Si decimos que es verano, tiene que ser con todas las consecuencias, incluso con las adversas como el frescor mañanero de un domingo ideal para correr pero menos bueno para jugársela a salir con las ropas más ligeras tras el cambio de armario. De hecho, minutos antes del inicio de la Media Maratón se agradecía la rebequita o el jersey de punto. Es lo que tiene estrenar tan pronto el verano sin ser todavía 40 de mayo, y ya lo dice el refrán…
Así que damos por inaugurado el verano, a pesar del frescor dominical. El sábado ya hubo tiempo (y temperatura) para estrenar las piscinas en 2023.
La fila de atletas calentando por los alrededores de la salida actuaba como línea de contención hacia un centro de la ciudad extremadamente tranquilo, sin coches. Eso que tanto se pide en los corazones urbanos (o no).
Habituales caminantes mañaneros en pantaloneta, camiseta y chaleco abrían la mañana, como un agosto cualquiera. Se fueron animando las calles con el avance del día. Mientras todavía se desperezaba Logroño, Borja Langarica ya se llevaba los primeros aplausos en El Espolón como campeón de la 11K, menos de los que se llevaron los que fueron por detrás. El de Tritones fue tan rápido que no dio oportunidad a los perezosos de hacer siquiera el intento de llegar a recibirle como se merecía en la meta.
Levantaba la mañana, pero los únicos en manga corta o tirantes eran los corredores, auténticos protagonistas del día. Se agradecía la segunda capa.
Y entre corredor y corredor, la música de ambiente comenzó a levantar el ánimo de todos. Caña aquí. Hasta la temperatura subió. No hasta extremos veraniegos, ni mucho menos. No hacía falta. Para qué. No hacía falta. Mejor para los atletas de esta Media Maratón de La Rioja. Queda inaugurado el verano logroñés.
Enlace de origen : Una fiesta que inaugura el verano... pese al tiempo