Los ciudadanos de Bruselas tardarán en olvidar esta semana. En las últimas 48 horas se han producido cuatro tiroteos, tres de ellos en el barrio de Anderlecht, al sur de la ciudad, y el último ha dejado una víctima mortal. La pasada noche, en torno … a las cuatro de la mañana, se registraron disparos en el distrito de Peterbos, que se saldó con un fallecido, según ha confirmado una portavoz de la policía. La víctima, un varón, aún no ha sido identificada y, por el momento, la policía no ha llevado a cabo ningún arresto. El ministro de Justicia y el de Interior han anunciado que se reforzará la presencia policial en las calles de la ciudad.
Las peleas entre mafias del narcotráfico han puesto a la policía belga contra las cuerdas. El distrito de Peterbos, donde ha tenido lugar este último tiroteo, es un punto caliente del tráfico de drogas y este incidente estaría relacionado «con una guerra entre bandas para controlar el territorio», ha detallado el alcalde del barrio de Anderlecht, Fabrice Cumps. «No hay que ser ningún genio para darse cuenta de que estos tiroteos están relacionados», ha añadido Cumps, en relación a los otros dos ataques registrados en el mismo barrio en apenas dos días.
Y es que el miércoles dos individuos con pasamontañas efectuaron disparos con fusiles de asalto kalashnikov junto a la parada de metro de la estación de Clemenceau. Tras una operación de búsqueda -que resultó en el cierre de dos estaciones de metro y varias líneas de transporte durante toda la mañana- la policía no logró dar con los autores de los disparos. Sin embargo, tan solo un día después, en la madrugada del jueves, se producía otro tiroteo en el mismo lugar y una persona resultó herida de bala en la pierna. Mientras, en el barrio de Saint Josse se producía otro ataque con armas de fuego, sin heridos.
El incidente de hoy es el más grave registrado esta semana. La Policía local colabora con agentes federales y fuerzas especiales para tratar de esclarecer lo ocurrido y detener al autor o autores del crimen. Este mismo jueves, antes del último ataque, el alcalde del barrio de Anderlecht hizo un llamamiento para «una verdadera movilización general para ocupar el terreno y conseguir que los traficantes ya no tengan derecho a existir».
La ciudad se ha convertido en lugar de paso de una gran cantidad de droga debido a su proximidad a Amberes, el gran puerto de entrada de cocaína en Europa. En febrero del año pasado, una oleada de tiroteos asoló la ciudad, una cadena de ataques que se saldó con decenas de heridos y un fallecido. Las mafias del narcotráfico llegaron incluso a amenazar a varios miembros del gabinete del entonces primer ministro, Alexander de Croo, entre ellos el titular de Justicia, y decenas de asociaciones de vecinos reclamaron «acciones urgentes» para salvaguardar la seguridad en las calles de Bruselas.
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