
Viktor Orbán aterrizó en Washington con una comitiva de más de 400 personas para romper con el ostracismo al que le había sometido el Gobierno … de Joe Biden. Con el reto de las elecciones de abril a la vista, -las primeras desde 2010 que podría perder-, el primer ministro húngaro necesitaba aprovechar el escaparate para impulsar su imagen de líder internacional capaz de obtener un trato ventajoso para su país, como lograr una exención de las sanciones estadounidenses al sector energético ruso.
Donald Trump, que lo considera «un amigo personal» y exige «respeto» para él a los líderes europeos, se mostró empático a sus argumentos. Ambos se profesan una admiración mutua desde hace años, que se mantuvo cuando los votantes expulsaron a Trump de la Casa Blanca. «Hungría no tiene mar, no tiene puertos, es muy difícil para ellos conseguir petróleo y gas de otros lugares», le disculpó antes de que comenzara su almuerzo privado. «Forzar a países como Hungría a cambiar de fuente energética podría causar una gran disrupción económica», justificó Trump.
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En Budapest esas palabras sonaban ya a victoria. «El gasoducto no es una cuestión ideológica, es una realidad física», explicó Orbán ante los periodistas. Hungría depende en un 90% del gas ruso para calefacción doméstica. Su única gran conexión es el gasoducto turco. La otra, una pequeña línea procedente de Croacia que el mandatario considera «meramente suplementaria».
«Nos gustaría convencer al Gobierno croata para ampliarla, pero bajo las circunstancias actuales no puede ser el gasoducto principal», explicó. Trump escuchaba, asentía y aprovechaba para marcar distancias entre su amigo y los socios europeos: «Muchos de esos países compran energía rusa mientras nosotros los ayudamos. Eso es lo que deberían explicar», arremetió.
Combustibles rusos
«Hungría no tiene mar, es muy difícil para ellos conseguir petróleo y gas de otros lugares»
Invasión de Ucrania
El primer ministro trata de revivir la cumbre de Budapest entre Trump y Putin
Se trata de una doble victoria para Orbán, que se presentó como «el único gobierno de Europa que defiende la paz». Resucitar la cumbre de Budapest entre Trump y Putin para trabar el fin de la invasión de Ucrania era su otro gran objetivo. «Creo que Viktor siente que vamos a conseguir que esa guerra termine pronto», compartió el jefe de la Casa Blanca, que, desde el principio, se ha apoyado en su amigo húngaro para evaluar estratégicamente los posibles desenlaces de esa conflicto.
El presidente le ha preguntado en repetidas ocasiones sobre las posibilidades de Ucrania para ganar esa guerra, a lo que Orbán contesta invariablemente «ninguna», dada su cercanía a la órbita de Putin. «Así que piensas que Ucrania no puede ganar la guerra», volvió a cuestionarle públicamente este viernes. «Los milagros pueden ocurrir», le respondió el húngaro, provocando una carcajada común.
Más presión sobre Moscú
Orbán, en cuyas palabras resuenan las de Putin, dijo llevar bajo el brazo «algunas ideas» para aumentar la presión sobre Rusia y trazar una hoja de ruta para las negociaciones de paz, pero no quiso compartirlas públicamente.
El mandatario húngaro ha sido acusado por sus socios europeos de actuar como el «caballo de Troya de Putin en la Unión Europea». Ha bloqueado o retrasado repetidamente los paquetes de sanciones y ayuda a Ucrania, y solo aceptó el plan europeo de 50.000 millones de euros tras conseguir concesiones sobre los fondos congelados por violaciones del Estado de derecho. Con esta visita a Washington, busca que Trump reconozca públicamente su papel como «puente» entre Rusia y Occidente, para fortalecerse frente a Bruselas y lograr que el inquilino de la Casa Blanca visite su país antes de las elecciones de abril.
Trump siempre ha estado dispuesto a prestar su imagen a sus amigos en época electoral, ya fuera en apoyo a Nigel Farage cuando hacía campaña por el Brexit o a Jair Bolsonaro antes de su sentencia. A propósito de ello, Orbán se reunió en Washington con su hijo, Eduardo Bolsonaro, para refrendarle su apoyo inquebrantable «en esto tiempos de desafío», escribió en X. «Amigos y aliados nunca se rendirán», prometió.
Trump asintió satisfecho a sus acusaciones de culpar al Gobierno de Biden por haber involucrado a Europa en la guerra de Ucrania y alabó la firme postura húngara hacia la inmigración, que según insistió está arruinando al resto de países del Viejo Continente. La alianza con Budapest es clave para reafirmar su narrativa de pacificador. Y la resolución del conflicto ucraniano, el único que le queda por saldar de los que se había propuesto para cualificar por el Nobel de la Paz, aunque «a veces los países tienen que luchar un poco más» antes de ceder, admitió.
Enlace de origen : Trump se muestra dispuesto a eximir a Hungría de las sanciones por comprar gas ruso