Mercedes Martínez Ibáñez, nacida en Nájera en 1963 y licenciada en Medicina por la Universidad de Cantabria, dirige desde hace un año el Instituto … de Medicina Legal y Ciencias Forenses de La Rioja, dedicado a peritajes médicos y análisis de lesiones.
– Actualmente hay mucho cine y series en las que aparecen forenses. ¿Se siente identificada?
– Para nada. Es muy gracioso cuando van al levantamiento de un cadáver y dicen que ha muerto a las… 13.27 horas, por ejemplo. Los forenses solo podemos decir eso a ciencia cierta cuando hay un reloj al que le cae algo y ese es el momento en que se para. Lógicamente, en las películas tienen que hacer muy rápido todos los estudios científicos pero lo cierto es que se tarda mucho. Y las ideas que tienen en el cine son muy claras desde el principio, y aquí no, tienes que analizar todo para llegar a una idea definitiva.
– ¿Toda esa ficción contribuye a aumentar el interés por su labor?
– La imagen del médico forense de antes era la del típico señor con gorro negro y tal… Incluso cuando yo empecé a trabajar, hace 30 años, a mi pareja le decían: «¿No te da asco ir con esta?» y barbaridades semejantes. A lo que han contribuido las series y el cine es a conocer el trato que se da al cadáver, la investigación y el punto de vista científico. Eso sí es bueno. No es morbo, porque aún hoy nos preguntan si no nos da miedo ver un cadáver. Y es que no porque lo vemos desde el punto de vista científico.
– ¿Es una profesión vocacional?
– Totalmente. Yo la descubrí en sexto de Medicina. Antes era muy diferente el trabajo que hacía un médico forense. Además es una profesión que, cuando tenemos interinos, se enganchan. Incluso cuando viene gente de ámbito clínico o asistencial, porque no conocen la medicina forense. Tienes que hacer un análisis de todas las conductas y comportamientos tanto basándote en un cuerpo como en unos expedientes judiciales, unos atestados. Lo que tienes que hacer es un análisis para llegar a dar una idea, una conclusión.
«El cine ha contribuido a conocer el trato con el cadáver, la investigación y el punto de vista científico»
– Relacionamos la medicina forense con los muertos pero es solo una parte de su trabajo, ¿no?
– Supone un 10%, aproximadamente. No llegamos a 150 autopsias al año en La Rioja. Y expedientes tenemos muchos más. Sí es cierto que es lo más llamativo, genuino, y somos los únicos que hacemos autopsias en España. En los periódicos el crimen es muy llamativo.
– ¿Es más difícil trabajar con los muertos o con los vivos?
– Hay vivos que dan mucha guerra, igual que algunos muertos. No es cuestión de dificultad, es diferente. La autopsia de un homicidio es muy laboriosa porque tienes que investigar el cuerpo con mayor profundidad, si tiene una herida, de qué tipo es, para distinguir si se ha producido por una contusión, por un rasponazo o por un arma blanca, y en tal caso, qué dirección tiene. Ante un cuerpo que haya sido asesinado tienes que valorar todas las lesiones en cada una de las localizaciones y estudiarlas. Es importantísimo tomar las muestras con rigor, orden y mucho cuidado, para que no se pierda ADN. Y también hay informes de vivos que cuestan mucho, sobre todo por las malpraxis médicas, porque tienes que mirar mucho, investigar… Luego hay muertos que son muy fáciles, la mitad de las autopsias son muertes naturales.
«Tienes empatía, es imposible no tenerla, pero te tienes que poner detrás del velo de la objetividad»
– ¿Cómo se determina si hay que realizar una autopsia?
– Cuando hay una muerte violenta o sospechosa de criminalidad. La ley lo dice muy claro. Cuando llegas a una muerte natural no hay nada más que investigar. Muchas veces tardas en saber que es natural, aunque el trabajo lo haces igual. Si hay una sospecha de criminalidad, el médico que asiste debe de informar de que la tiene y cuál es. En tal caso lo pone en comunicación a través de la Policía o el Juzgado y nos llaman para investigar.
– ¿Es posible confundir una muerte natural con un suicidio o un asesinato?
– La investigación sobre una muerte empieza en el levantamiento del cadáver, donde obtenemos muchísima información. Luego continuamos en la autopsia, más pausada, tranquila, con buenas condiciones, porque a veces los levantamientos se hacen en sitios incómodos, con frío, de noche, sin luz… Hasta que no tienes todos los datos muchas veces no puedes decirlo. A veces te encuentras sorpresas. Hace muchos años, a un varón ya mayor que tenía patología cardíaca y antecedentes de depresión, lo encontraron muerto en el cuarto de baño. En un principio no teníamos nada. Antes de hacer la autopsia llamó la esposa a la Policía para que supiéramos que le habían quitado el cinturón del cuello, porque se había ahorcado. Al día siguiente, incluso antes de la autopsia, se ve todo, porque quedan marcas, pero habían movilizado la escena. Hay que tener unos datos buenos para llegar a una conclusión. A veces te da una sensación, dices: «Hay algo raro»; e investigas.
Mercedes Martínez posa en su despacho del Palacio de Justicia.
Irene Jadraque/Sadé Visual
– También se relaciona su labor con lesiones físicas pero valoran igualmente los daños psíquicos y psicológicos, ¿no?
– Dentro de las valoraciones de la medicina forense hay tres grandes apartados: la patología, el cadáver y las valoraciones en vivo. Normalmente las valoraciones psíquicas las pide el juez instructor, cómo está o cómo estaba la persona en el momento de la comisión de los hechos, si tenía algún trastorno suficiente como para anular o tener mermada la capacidad cognitiva y volitiva, y obrar la comisión u omisión del delito que se le imputa.
– A menudo se dice que en La Rioja no pasa nada pero cada vez suceden más cosas, ¿no cree?
– La Rioja es cómoda, es una región pequeña. Y las instalaciones que tenemos ahora mismo están muy bien. Efectivamente, ha habido un aumento de la criminalidad, de homicidios. Hasta hace cinco años la media era de un homicidio cada dos años pero desde cuatro ha subido a dos por año. Son bastantes. ¿Por qué? No lo sé.
– ¿Es posible ejercer, sobre todo en casos traumáticos, de forma fría, neutral y objetiva? ¿Hay que estar hecho ‘de otra pasta’?
– No. Solo hay que ser profesional. Como cualquier profesional, cuando tienes un tema sobre el que tienes que trabajar, te pones ‘las gafas’, sacas tus conclusiones y las presentas al Juzgado que pide el informe. Todos tenemos alguna autopsia que se nos ha quedado en el corazón, que la tenemos ahí, que te da cosa. Pero no te puedes implicar. Tienes empatía, es imposible no tenerla, pero te tienes que poner detrás del velo de la objetividad, de la profesionalidad. No puedes dejarte llevar por los sentimientos al elaborar un informe, que tiene que ser objetivo, imparcial.
– La religión, las creencias personales… ¿Se quedan al margen?
– Por supuesto. Estamos hablando de ciencia. La religión y creencias personales, políticas, en la ciencia no tienen nada que ver.
– Para acabar… ¿Hay algo después de esta muerte?
– A nivel científico, el cuerpo muere, cesa sus funciones vitales y empieza el fenómeno de descomposición. Y se acabó, no hay nada. Ahí vamos a llegar todos. Entonces, ya está.
Enlace de origen : «Todos tenemos alguna autopsia que se nos ha quedado en el corazón»