La situación excepcional en Francia de tener a un expresidente entre rejas ha durado menos de tres semanas. La Corte de Apelación de París concedió … este lunes al mediodía la libertad provisional a Nicolas Sarkozy. El que fuera jefe del Estado galo entre 2007 y 2012 recuperó su libertad tras haber ingresado el 21 de octubre en el centro penitenciario de la Santé, en el distrito XIV (sur) de París. «Han aplicado el derecho. Ahora voy a preparar el juicio en segunda instancia», afirmó el exdirigente en su cuenta en la red social X.
El Tribunal Correccional de la capital lo había condenado a finales de septiembre con cinco años de prisión por el caso de la financiación de su campaña presidencial de 2007 por la dictadura libia de Muamar el Gadafi. Entonces, pidió una aplicación inmediata de esa pena, lo que comportó que se convirtiera en el primer expresidente encarcelado en la historia de la Quinta República francesa.
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Una hora y media después de la decisión judicial, el exmandatario salió de la prisión alrededor de las tres de la tarde con un vehículo, en que también estaba su esposa, Carla Bruni, y acompañado por escolta policial. Fueron directamente a su domicilio en el acomodado distrito XVI (oeste) de la capital. Allí lo esperaban sus dos hijos mayores (Pierre y Jean), además de unos pocos curiosos y numerosos periodistas. A cambio de la libertad provisional, la corte dictó un control judicial -bastante estricto- que le impide abandonar el territorio galo, verse con los otros acusados y testigos de la trama libia (un total de 30 personas), así como reunirse con el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, uno de sus lugartenientes la pasada década.
La cárcel es «algo duro, muy duro. Deja una huella en cualquier detenido, porque resulta agotador», aseguró el exmandatario conservador durante el examen por la mañana de la petición de liberación, presentada por sus abogados a finales del mes pasado. Sarkozy compareció por videoconferencia, vestido con traje y con el rostro visiblemente cansado. Iba acompañado por dos de sus representantes legales. «Quiero homenajear al personal penitenciario, que ha demostrado una humanidad excepcional y ha hecho que esta pesadilla sea más fácil de soportar», añadió el exlíder de la derecha tradicional gala, que se retiró oficialmente de la política a finales de 2016, pero desde entonces ha conservado una considerable influencia entre bambalinas.
Tanto Sarkozy como sus abogados defendieron que él cumplía con los criterios para que le den la libertad provisional; por ejemplo, la edad -tiene 70 años- y el bajo riesgo de fuga. La Fiscalía matizó esas palabras, pero pidió igualmente que lo excarcelaran a cambio de un control judicial. La corte siguió finalmente el criterio del Ministerio Público. «No hay riesgo de disimulación de pruebas ni de presión ni concertación con los otros acusados», dijo el juez Olivier Géron.
Carla Bruni, a su llegada este lunes al Tribunal de Apelaciones de París.
AFP
El paso relativamente breve de Sarkozy por la cárcel no resulta ninguna sorpresa. Era el escenario más probable desde que ingresó en la Santé el 21 de octubre y esto no quita la dimensión simbólica -ha sido todo un deshonor para el exmandatario- de este encarcelamiento en medio de la crisis política que atraviesa Francia. La decisión de este lunes no pone en duda la sentencia del 25 de septiembre por la trama libia, en que fueron condenados ocho de los acusados y comportó el encarcelamiento inmediato de tres de ellos. Esos hechos volverán a juzgarse en segunda instancia a partir de marzo del año que viene ante un tribunal encabezado por el magistrado Géron, que pronunció el fallo de este lunes.
Con esta última decisión, concluye la situación excepcional de las últimas semanas en Francia. El encarcelamiento de Sarkozy ha transcurrido sin grandes incidentes, a pesar de hacer correr ríos de tinta y de haber indignado a los simpatizantes del exmandatario -un 57% de los franceses, en cambio, consideró su ingreso en prisión acorde con el Estado de derecho, según sondeos recientes-.
Polémicas reavivadas
No obstante, estos 20 días del exdirigente entre rejas suscitaron varias polémicas. La más acalorada de todas ellas se debió al hecho de que dos policías vigilaran su celda durante las 24 horas del día. Además, molestó a los agentes penitenciarios que Sarkozy tuviera derecho a cuatro visitas semanales por parte de sus familiares, en lugar de tres como el resto de los presos. E indignó a una parte del estamento judicial el encuentro del 29 de octubre entre el ministro Darmanin y el exmandatario en la prisión de la Santé. Así lo han recordado este lunes los jueces prohibiendo a Sarkozy que vuelva a reunirse con el que antaño fue su discípulo.
Las constantes visitas de sus familiares y abogados han compensado el hecho de que el exdirigente ha pasado tres semanas bajo un régimen de aislamiento. Según la revista conservadora ‘Le Point’, Sarkozy se ha alimentado básicamente con yogures, porque se negaba a comer los platos que le servían en la cárcel por el temor de que hubieran escupido en su comida. Esta información, sin embargo, no ha sido confirmada por fuentes oficiales. También ha recibido en la Santé miles de cartas de sus seguidores, algunos de los cuales incluso le mandaron dinero.
Pese haber recuperado su libertad, esto no significa que se haya terminado el folletín de los múltiples problemas judiciales del expresidente, condenado con penas de prisión por otros dos casos de corrupción: el de las escuchas judiciales y el de la financiación ilegal de su campaña presidencial de 2012. A finales de este mes sabrá si lo condenan de manera definitiva por este último affaire. Y a partir de la primavera del año que viene se enfrentará al juicio en segunda instancia por la trama libia. Representará prácticamente su último cartucho para lavar su honor.
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Sarkozy sobre su paso por prisión
Desafiante
Agradecido
Dramático
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«La cárcel es algo duro, muy duro. Deja una huella en cualquier detenido, porque resulta agotador»
Enlace de origen : Sarkozy sale en libertad condicional tras pasar veinte días en la cárcel