
La última amenaza de Junts al futuro de la legislatura empieza a calar poco a poco en el Gobierno. Si el miércoles Moncloa restaba … importancia a la advertencia lanzada por la portavoz de los posconvergentes en el Congreso, Míriam Nogueras, sobre la llegada de la «hora del cambio» y la reducían a un simple «juego de palabras», este jueves fue el presidente Pedro Sánchez quien, en primera persona, pidió «tiempo» y reiteró que él y sus ministros están comprometidos con la ejecución de los acuerdos pendientes con los soberanistas. Añadió que esa variación horaria a la que se refirió Nogueras puede suponer un giro no de 60 minutos, sino «una involución de 50 años» si llegan al poder PP y Vox.
Sánchez hizo estas declaraciones a su llegada al Consejo Europeo. A las once de la noche, terminado el cónclave y preguntado de nuevo por el órdago de los socios clave de su mandato, Sánchez incidió en que él «cumple» lo que está en su mano y «trabaja» para que suceda lo mismo con las materias que penden de otros. E inquirido sobre su anunciada y no celebrada –al menos que se sepa– reunión con Puigdemont, reiteró que la mantendrá «cuando toque». «Ya tenéis el titular», ironizó ante la prensa.
«La gente está hasta las narices de todo. Luego dirán que viene la derecha y que es nuestra culpa», había rebatido ya Nogueras la víspera a Sánchez durante la última sesión de control al Gobierno. Un pleno que ya ha supuesto un antes y un después en la espinosa relación entre ambas partes y que se ha saldado con otro desafío a Moncloa: la convocatoria este lunes de la dirección del partido de Puigdemont en Perpiñán (sur de Francia) para decidir sobre el futuro de la legislatura.
Allí la ejecutiva de Junts valorará el alcance de la respuesta. De momento, y al igual que el PSOE, los independentistas evitan hablar de una moción de censura, que sin embargo ya no descartan tajantemente. Lo seguro es que, de no acelerarse asuntos encallados como la oficialidad del catalán en la Unión Europea o la aplicación de la ley de amnistía para el propio Puigdemont, amenazan ya con dar al traste con el plan de Sánchez de aguantar bloqueando proyectos como los Presupuestos y cualquier otra iniciativa legal que necesite del voto de los siete diputados de Junts en la Cámara baja.
En el Gobierno mantienen que van a cumplir los pactos suscritos pese a que, sobre el papel, cada vez parece más complicado –el último escollo fue el fracaso del traspaso de competencias de inmigración a Cataluña, pactada por socialistas y junteros pero tumbada por Podemos, PP y Vox–. «Tenemos acuerdos que cumplir y vamos a sudar la camiseta», insisten, con optimismo, fuentes de Moncloa, que mantienen que la dificultad de sacar iniciativas adelante en la Cámara baja no les va a frenar, tampoco en su intención de presentar las Cuentas Públicas de 20026. «Vamos a seguir llevando al Congreso buenas propuestas y con trabajo las vamos a sacar adelante», aseveran.
El propio Sánchez recalcó que su Ejecutivo «está trabajando» en asuntos como «la inmigración» en referencia al traspaso de las competencias migratorias a Cataluña o sobre la aprobación del catalán como lengua oficial en la UE, pero que estos asuntos no dependen «en exclusiva» de los socialistas o de Sumar. Por ello insistió en que esta labor «exige tiempo, dedicación y esfuerzos». «Lo estamos haciendo, lo sabe Junts, que estamos cumpliendo con todos esos acuerdos», insistió el líder socialista en Bruselas.
Política «muy masculina»
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, por su parte, aconsejó a Junts «cambiar su estrategia» de constantes advertencias al Ejecutivo, que, a su juicio, es una forma de hacer política «muy masculina» por la necesidad, argumentó, «de mostrar en el debate parlamentario, como estrategia, constantemente una posición de fuerza y que hay que tener agallas». «Hablando de cambio, yo creo que hay que cambiar esta manera de hacer política», añadió la también ministra de Trabajo, que defendió el «diálogo permanente» con las formaciones parlamentarias.
El pulso entre PSOE y Junts ha acaparado también las miradas de los partidos que forman parte del arco parlamentario por las implicaciones que pueda tener una eventual disolución de las Cortes en la estrategia de cada organización. La eurodiputada de Podemos Irene Montero, cuyo partido se ha configurado ya en «oposición frontal al Gobierno» en este tramo de la legislatura, cree que la advertencia de Nogueras, que no desdeña, puede servir a Sánchez para «construir una excusa» para cuando quiera convocar elecciones.
Así lo afirmó en RNE, en la que quiso dejar claro que «a estas alturas» todo el mundo sabe que quien va a decidir cuando se convocan generales es el PSOE y el presidente del Gobierno, pero no va a depender de Junts ni de ningún socio.
Enlace de origen : Sánchez pide «tiempo» a Puigdemont e insiste en que se reunirá con él «cuando toque»