
El concierto que el grupo Picnic iba a ofrecer el 22 de marzo de 2024 en el auditorio del Crocus City Hall de Moscú estaba … pensado para el disfrute de sus seguidores, pero se convirtió en una auténtica masacre. Minutos antes del inicio de la actuación, varias personas abrieron fuego con fusiles de asalto contra los asistentes, remataron a cuchilladas a algunas de sus víctimas y provocaron un incendio en las plantas superiores del recinto con explosivos. En el atentado murieron 145 personas y otras 551 resultaron heridas. Un día después fueron detenidos hasta once sospechosos, entre ellos cuatro hombres originarios de Tayikistán como autores materiales de la acción –reivindicada por la rama de Estado Islámico denominada Vilayat Jorasán– que a partir de este lunes se enfrentarán a la recta final del juicio por el mayor ataque terrorista que ha sufrido Rusia desde la matanza de la escuela de Beslán en 2004, que se cobró 334 vidas, la mayoría niños.
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Las autoridades rusas intentaron desde el principio implicar a Kiev en lo ocurrido en el Crocus City Hall. «Los cuatro autores directos del ataque terrorista, todos los que dispararon y mataron a personas, fueron hallados y detenidos. Intentaron esconderse y se desplazaron hacia Ucrania», aseguró el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, en su primera comparecencia pública tras el atentado. Cuando el oficialismo admitió la autoría de la masacre por parte de radicales islamistas trató de relacionar de forma indirecta a la exrepública soviética –con la que llevaba ya más de dos años en guerra– con el crimen. La supuesta conexión, sin embargo, jamás ha quedado demostrada. «Y los nazis, como es bien sabido, nunca han tenido reparos a la hora de emplear los medios más sucios e inhumanos para lograr sus objetivos», defendió el presidente en alusión a los ucranianos, a quienes suele llamar «neonazis», durante una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia.
A los principales acusados de perpetrar la matanza les espera una posible condena de cadena perpetua. Moscú incluso estudió la posibilidad de recuperar la pena de muerte después del atentado, algo que por ahora parece improbable. En la primera vista judicial por la masacre, en marzo de 2025, los detenidos aparecieron con múltiples moratones y heridas en el rostro. Uno de ellos tenía los ojos vendados y otro era incapaz de caminar. Ya en las imágenes tras su arresto se les vio con mal aspecto. En aquellos primeros vídeos que circularon por Telegram, las fuerzas de seguridad cortaron una oreja a uno de los sospechosos mientras que otro, según se dijo entonces, recibió descargas eléctricas en sus genitales.
Moscú trató de implicar de manera directa e indirecta a Kiev en la masacre que causó más de 500 heridos
Las víctimas de los supuestos autores del ataque no olvidan lo sucedido hace casi año y medio en el Crocus City Hall cuando la banda Picnic tenía todo listo para comenzar su actuación. Algunos asistentes pensaron que los primeros disparos formaban parte del espectáculo, pero el pánico se desató pronto en el recinto, conectado con un pabellón de congresos y un centro comercial, que ocupaba en total 90 hectáreas. Allí se encontraba Dmitri. Este joven trabaja en un restaurante de comida rápida y comparte con este medio lo que recuerda de aquella jornada negra: «Estaba con mis compañeros cuando todo ocurrió. Tuvimos que correr, pero nosotros tuvimos suerte». «Ninguno de los trabajadores sufrió ningún percance, pero fue espantoso», admite. De la sala para conciertos sólo queda hoy una estructura medio derruida que recuperará su antiguo uso tras la obra en marcha. El tiroteo y los incendios provocados por los atacantes dejaron las instalaciones inservibles.
«No debemos tener miedo»
El atentado conmocionó a los moscovitas. En el entorno del lugar del crimen, rodeado por cintas policiales, dejaron miles de flores, iconos ortodoxos y velas para recordar a las víctimas. También llevaron peluches para homenajear a los seis menores que perdieron la vida en la matanza. Alexéi es una de las personas que se acercó a aquellos altares improvisados y ahora afirma que «deseamos con todas nuestras fuerzas que esto no ocurra nunca más, a nadie, ni de nuestro país ni de cualquier otro». Y lanza un mensaje de ánimo:«Tras lo que pasó, no debemos tener miedo, debemos seguir haciendo vida normal». Los otros recintos del Crocus City Hall, a diferencia del auditorio, continúan abiertos y en funcionamiento, con tiendas de ropa, restaurantes, gimnasios, cines y una pista de patinaje sobre hielo cubierta. Igual que antes de la masacre.
Un obelisco recuerda lo ocurrido junto a la sala de conciertos, que está en obras para su reapertura
En el primer aniversario del atentado, el 22 de marzo de 2025, las autoridades inauguraron un obelisco en homenaje a las víctimas que contiene pájaros de metal ascendentes. Familiares y amistades de los fallecidos mantienen vivo su recuerdo con fotografías y ofrendas como dulces y flores. A escasos metros del monumento, los operarios que deben remodelar la antigua zona de conciertos trabajan a toda máquina para poder reabrirla cuanto antes aunque su inauguración parece aún lejana al distinguirse todavía sólo el esqueleto del recinto. Poco queda de la forma original del edificio. Las plantas superiores sufrieron las peores consecuencias de las llamas provocadas por los terroristas. Allí quedaron atrapadas decenas de personas que fueron rescatadas por los bomberos con enormes dificultades.
Enlace de origen : Rusia juzga a los acusados de matar a 145 personas en el Crocus City Hall en 2024