
Lásló Krasznahorkai, pesimista y último premio Nobel de Literatura, dice que Hungría «es un país sin esperanza». Nació bajo el régimen comunista. Tenía dos años … cuando la mecha de una protesta estudiantil encendió una revuelta antisoviética el 23 de octubre 1956. Aquel brote fue aplastado por el Ejército Rojo. Otro 23 de octubre, el de 1989, fue proclamada la actual República. Por ese doble motivo, esta fecha es fiesta nacional.
Y este jueves, miles de ciudadanos se repartieron en dos manifestaciones: una de apoyo al actual primer ministro, el nacionalista prorruso Viktor Orbán, y la otra para arropar a su gran rival en las elecciones de abril de 2026, el moderado y europeísta Péter Magyar. que aspira a poner fin a 16 años en el poder del jefe del Gobierno.
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«Bienvenidos los defensores de la libertad. Sin nosotros, el comunismo no habría caído», ensalzó Orbán entre aplausos. Cargó contra la Unión Europea a la que pertenece y dijo que Magyar sería un «títere» de la UE: «Bruselas ha decidido ir a la guerra (contra Rusia), pero nosotros nos quedaremos fuera. Si no hubiera obstruido la misión de paz de Trump, el conflicto ya habría terminado. Bruselas quiere que seamos europeos apátridas. Es hora de rebelarse. No moriremos por Ucrania; viviremos por Hungría».
En un país cada vez más polarizado y dividido por la cercana guerra de Ucrania, cada candidato promete lo que Krasznahorkai dice que falta: «Esperanza». El camino de Orbán para lograrlo es luchar contra el liberalismo y consolidar una nación basada en la «libertad cristiana». Defiende las tradiciones y la patria. Ataca al colectivo LGTBI, a las ONGs y a la libertad de prensa. Mantiene el poder desde 2010, pero ahora está rezagado en las encuestas y agita el miedo a que el otro candidato lleve al país a la guerra con Rusia.
«No moriremos por Ucrania, viviremos por Hungría», proclama el mandatario
Los sondeos colocan por delante, aunque por poco, a Magyar, de 44 años y antiguo dirigente del partido de Orbán, el Fidesz. Eran íntimos hasta que el Gobierno concedió un indulto a un hombre por encubrir delitos sexuales a menores. Hubo dimisiones en cascada y Magyar dejó el grupo. En febrero de 2024 anunció su intención de ser candidato del Tisza a las presidenciales. La crisis húngara le favorece: la inflación persistente, el estancamiento de la economía (muy dependiente del mercado de automoción alemán), los escándalos de corrupción del Ejecutivo, la congelación de los fondos europeos por la falta de libertad…
«¡Rusos, volved a casa!»
Magyar difunde un mensaje de alarma: «Hungría se derrumba». Pide un cambio. Orbán ganó de forma aplastante los comicios de 2010, 2014, 2018 y 2022. Ha tenido tiempo de sobra para adaptar la Constitución a sus intereses y ha aglutinado poder en justicia, economía y medios de comunicación. En la otra concentración celebrada este jueves en Budapest y ante menos asistentes, Magyar criticó que en el día de la celebración del levantamiento popular contra los soviéticos el actual Gobierno sea «ahora el aliado más leal del Kremlin». «El país -agregó- está dominado por el miedo». Sus seguidores coreaban: «¡Ya basta! ¡Rusos, volved a casa!».
La guerra en Ucrania divide a Hungría. Orbán, que es cliente de la industria energética rusa y amigo de Putin y Trump, se ha opuesto a la ayuda militar a ese país desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022. Y también es contrario a su adhesión a la Unión Europea. Su beligerancia con Kiev contrasta con su afinidad a Moscú. De hecho, mantiene su oferta de organizar en Budapest una cumbre entre Putin y Trump para negociar el fin de la guerra en Ucrania.
El primer ministro rentabiliza en el exterior su imagen de político rocoso que se opone a la ideología ‘woke’ y que ha frenado la inmigración. «Todos los países quieren ser Hungría», repite. Sin embargo, ha perdido gancho entre la ciudadanía de su país. Las proyecciones electorales atribuyen dos millones de votos a Orbán y la misma cantidad de Magyar. La clave serán los indecisos. Y algo más: la guerra de Ucrania. Si continúa o no.
Enlace de origen : Orbán agita el miedo a la guerra para frenar el avance del europeísta Magyar