Miércoles de pasión… blanquiazul en Nájera

Una marea blanquiazul llenó este miércoles el campo de La Salera, en Nájera. Tocaba llamada a rebato. Y, por una vez, lo de menos era el fútbol. O lo de más. Porque era el fútbol del bueno el que tocaba celebrar, el que ha llevado al Náxara de vuelta a Segunda Federación tras arrasar en la Tercera riojana, en la que no ha encontrado oposición alguna. Era día de fiesta para la hinchada blanquiazul y todos querían formar parte de ella.

Tocaba celebrar. Todos estaban llamados por su club, pero esta afición no necesita que le soliciten su presencia. Siempre está ahí. Desde que el Náxara ganó al Tedeón en la jornada pasada en Navarrete, Nájera está de verbena futbolera.

Y aun así, hubo fútbol en La Salera. Se enfrentaron los locales al Autol, que cumplió con lo que manda: la cortesía y aplaudieron con respeto y cariño a sus rivales en el pasillo que formaron antes del partido junto a las categorías inferiores del Náxara. Los más pequeños tuvieron su cuota de protagonismo en ese primer tramo de los festejos, recibiendo a sus ídolos y portando vistosas bengalas y carteles para dar el primer toque de color a la velada.

Después vino el partido. Costaba centrarse sobre el césped con tantos estímulos fuera de él. Y, sin embargo, el líder indiscutible volvió a demostrar que lo lejos que ha llegado en liga tiene su razón de ser y que no van a relajarse en estas últimas e intrascendentes jornadas por respeto al propio club, a sus rivales y a la propia competición.

En lo deportivo, el choque era desigual, con un Autol que llegaba en plena pelea en la zona baja. Salieron con intensidad los najerinos se hicieron con el dominio del balón y el primer gol llegó en el minuto 27, cuando Ñoño adelantó a los suyos. Continuaron las ocasiones locales. Tarde o temprano iba a llegar el segundo. Y fue en la segunda mitad cuando se completó la goleada con el doblete de Iker Landín y el tanto de Rojo. 4-0. La contundencia goleadora de toda la temporada y que ya es centenaria también se sumó a la fiesta.

Acabó el partido, este miércoles lo menos importante, y se desató la fiesta definitivamente. Aficionados y jugadores, todos a una. Más bengalas, bailes, canciones, risas. Alegría. Nájera sabe celebrar las fiestas y este miércoles tocaba una de las gordas. Era miércoles de pasión, de pasión blanquiazul.

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