
Alfredo Sánchez ha tomado esta semana el relevo a Fernando Ezquerro como presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de La Rioja (Fecoar). Llega … al cargo en un momento complicado para el sector vitivinícola y lo hace con la intención de defender un modelo (el cooperativismo) «que cumple con una gran labor social en los pueblos» y de cuyos ingresos dependen, según cuenta, entre 20.000 y 25.000 riojanos.
– El sector en general se encuentra en un momento convulso, sobre todo en el mundo del vino. ¿Qué espera de esta campaña?
– Estamos ante un momento difícil y lo que deseo es que la campaña se desarrolle con la mayor normalidad posible. Me gustaría que no helara en ningún lado y que los agricultores puedan llevar su cosecha a buen puerto. Bastantes presiones de otro tipo tenemos ya como para que tengamos que mirar cada poco tiempo al cielo. Más allá de eso, me gustaría que todos los agricultores podamos meter las uvas en bodega y que el precio sea el adecuado. Esa sería mi carta a los Reyes Magos.
– Dentro de este momento complicado, ¿piensa que las bodegas que históricamente han comprado vino a las cooperativas están siendo justas?
– Las bodegas también lo están pasando mal. ¿Están siendo justas o no? Evidentemente, si se está comprando un producto por debajo de los costes de producción, no se está siendo justo, aunque todo tiene sus matices. Relacionado con esto, se dice en muchas ocasiones que las cooperativas tenemos que comercializar más nuestros vinos, pero yo siempre he abogado por un sistema mixto. Sí apuesto por crecer en el embotellado, pero sin dejar a un lado la venta ese otro pilar de la venta a granel y sin caer en el error que han cometido algunas cooperativas de centrarse en un único cliente. Si ese ‘se resfría’ son ellas las que lo pagan.
– ¿Cómo llevan los viticultores estar cinco años trabajando prácticamente a pérdidas?
– Es una ruina. No hay más que ver cómo está el campo para comprobar que las viñas no están como otros años porque la gente está intentando ahorrar donde puede. De hecho, creo que los problemas que está habiendo en las vendimias de los dos últimos años tienen que ver, en parte, con eso. Si yo me ahorro una o dos manos de sulfato, es posible que la uva no responda igual ante situaciones como tormentas. El problema es que al agricultor no le queda otro remedio.
La vendimia en verde
«Para mucha gente, ese va a ser el único ingreso que van a percibir este año»
– Hay cooperativas que lo están pasando muy mal. ¿Ve la concentración como única solución para la supervivencia?
– No diría que es la única. Sí puedo decir que estamos en colaboración del Gobierno de La Rioja para hacer un estudio de todas la cooperativas, con el objetivo de que nos auditen internamente y, una vez que se cuente con esa información, buscar soluciones. Igual en algunos casos sí pasan por la concentración, pero en otras zonas puede darse una agrupación para tener servicios comunes. Queremos que alguien externo al sector, pero que lo conoce, nos aconseje en este sentido para tomar las decisiones que individualmente pueden costar más. Fecoar va a coordinar ese estudio junto al Gobierno, pero la decisión final será de las cooperativas.
– En 2023, por ejemplo, ya se produjo una unión en Quel y Autol, ¿cree que habrá más?
– Sí, es probable. Hay que tener en cuenta que, en su momento, las cooperativas nos juntamos para hacer frente a grandes problemas que no podíamos afrontar de un modo individual. Esto es similar.
– Este viernes se dieron a conocer los datos de este año de la vendimia en verde, ¿qué le dicen esas cifras?
– Me dicen que hay mucha gente que está esperando a la vendimia en verde porque ese va a ser el único ingreso que van a percibir este año. Muchos agricultores ni siquiera se plantean vendimiar y lo que hacen es podar y esperar a que le den lo de la cosecha en verde.
– Ya lleva unos años sobre la mesa el arranque, ¿es necesario?
– Ahora mismo hay descompensación entre la oferta y la demanda. Evidentemente, la medida de la gestión de la masa vegetal no le gusta a nadie, a los agricultores los primeros. Tengo amigos que llevan toda la vida en esto y sus uvas son como sus hijos. Hay que ver todo lo que hay detrás y arrancar debería ser lo último, pero cuando nadie te compra la uva y nadie quiere arrendarte la viña llega un momento que no sabes qué hacer. Lo que debemos intentar es que se regule de una manera ordenada y se quite lo que no aporta calidad a Rioja.
Resto de sectores
«Fecoar ha de tener el objetivo de integrar a todas las cooperativas agrícolas de La Rioja»
– ¿El modelo cooperativista sigue teniendo futuro?
– Por supuesto. Es más, es un modelo que tenemos que potenciar porque la sociedad no tiene la percepción de la labor que hacemos, más allá de lo económico. Estamos hablando de que entre 20.000 y 25.000 personas dependen directamente de los ingresos de las cooperativas, pero además de eso se trata de un sector muy arraigado en los pueblos. Somos las grandes empresas de los pueblos y todos nuestros beneficios van a parar al pueblo. Si vienen empresas de fuera lo único que se va a conseguir es que el capital humano de los municipios se pierda.
– Y, ¿cómo conseguir que siga siendo así?
– Tenemos que poner en valor dos cosas. Por un lado, nuestros productos porque en la actualidad hay cooperativas que hacen vinos excelentes. Y por otra parte, tenemos que enseñar la labor social que desarrollamos en los pueblos. Quiero impulsar ambas tareas porque creo que se conoce poco lo que hacemos.
– Nos hemos centrado en el vino porque la mayoría de las cooperativas pertenecen a ese sector, pero hay otras que trabajan con otros productos. ¿Cuáles son los retos con estas últimas?
– Nosotros tenemos tres que no pertenecen al mundo del vino y uno de los objetivos que me he planteado es integrar a otras cooperativas en Fecoar. Es cierto que la federación se fundó por y para el vino, pero ha llegado el momento de abrir el abanico a otras cooperativas (de aceite, de frutales…) y estar así todos integrados. Fecoar ha de tener el objetivo de integrar a todas las cooperativas agrícolas de La Rioja.
Enlace de origen : «Los viticultores ahorran donde pueden; no les queda otro remedio»