Un año más, los najerinos salieron a la calle en el día de San Antón para celebrar los folclóricos actos que cada 17 de enero tienen lugar en la ciudad. La jornada, organizada principalmente por la Peña Juventud, comenzó por la tarde con varias propuestas … pensadas para los más pequeños. Como un encierro de carretones por el casco antiguo, seguido de un taller de ripios en la sede de los peñistas amarillos. Más tarde, ya pasadas las 19.00 horas, dieron inicio las actividades centrales de la jornada.
Primero, la bendición de animales, a cargo del párroco de la iglesia de la Santa Cruz, en la plaza del mismo nombre. Muchas mascotas, especialmente perros, recibieron el agua bendita. ¿Por qué en este día? Porque San Antón, una figura del cristianismo primitivo, es el patrón de los animales. Tras las breves bendiciones, llegó el turno del Sermón. Esta tradición lechuguina, que se inició en el 2006 (tras muchos años de parón), sirve para recordar, a modo de sátira, cómo fue el último curso en Nájera.
A lomos de un caballo, y acompañado por su ayudante a pie, el pregonero comenzó el discurso recitando sus estrofas, mientras el escudero le daba la réplica. Las primeras frases estuvieron dedicadas, con ironía, a varios problemas de la ciudad. «Han plantado las choperas, hasta dan sombra en las mesas; el polígono está completo, ya no caben más empresas», por ejemplo.
No faltaron las referencias al supuesto najerino de Gran Hermano, al mal estado de las calles o a la inundación de septiembre
Después, el protagonismo pasó al Náxara, donde se hizo mención a algunas anécdotas del club de fútbol, como la falta de un marcador en su estadio durante los partidos. A continuación, se satirizó sobre los pocos eventos musicales que hay en la ciudad. Ya de seguido, se tiró el vacile a un par de cuadrillas muy conocidas, bromeando con que «los Gufillas es la cuadrilla que más brilla, por su número de calvos y cantidad de coronillas».
También hubo versos dedicados a los barrios altos, con anécdotas intercaladas por medio. Una de ellas la contó el escudero, de cuando era pequeño. Llevaba una bolsa de pesetas a una tienda de allí arriba y el comerciante nunca acertaba cuánto había dentro. En el Sermón tampoco faltaron menciones a la aventura de unos jóvenes najerinos en la Eurocopa del pasado verano o a la pérdida de dinero público. «Érase una subvención, dinerito fresco y en mano; pero que jamás nadie vio, como el najerino de Gran Hermano», se recitó.
Entre el público, muy abundante, se escucharon carcajadas interminables con otras menciones a la suciedad en algunas calles, a la tienda de Mari José Morras, a las inundaciones de septiembre o al prematuro cierre del hotel San Fernando en julio. Una vez finalizado, hubo pasacalles de gaiteros, segunda lectura en la plaza de España y una sabrosa degustación de careta asada.
Enlace de origen : Los versos satíricos de San Antón llenan de risas el casco viejo