Las letras, el arte, la docencia y el derecho rubrican la trayectoria de las cuatro personalidades reconocidas este año con las insignias de San Bernabé; cuatro logroñeses o foráneos que han hecho mucho, y bueno, por la ciudad. Ellos son el catedrático Rafael Domingo Oslé; el profesor e impulsor del Teatro Pobre La Laboral, Fernando Gil Torner; la escritora y pedagoga María José Marrodán, y el actor Juan Díaz Quintero, quien ha compartido su insignia con la marioneta a la que da vida, Gorgorito.
Veinte años lleva el Ayuntamiento de la capital entregando estas insignias. Las últimas, hace apenas unas horas en el Salón de Plenos del Consistorio, a rebosar de familiares y amigos de los homenajeados, además de los miembros de la Corporación municipal.
Los primeros en recibirla han sido Juan Díaz Quintero -al frente de la compañía de títeres Maese Villarejo junto a su hermana Mónica- y su inseparable Gorgorito, personaje que ha visto crecer a tres generaciones de logroñeses. De glosar la figura de ambos se ha encargado Manolo González, cuyo discurso ha concluido con la canción que ha marcado la infancia de miles de niños, ‘Té, chocolate y café’, coreada por todos los presentes. Tras los agradecimientos de Díez Quintero, ha tomado la palabra Gorgorito para comentar que la insignia es «súper preciosa y mola mogollón», aunque también ha dejado claro que solo la compartirá con Rosalinda, no con la bruja Ciriaca.
A Fernando Gil Torner, arropado por un puñado de discípulos de las que se encontraban entre el público, le ha presentado quien mejor le conoce y le quiere, su mujer, Concha Arribas, quien ha pronunciado el discurso más emotivo, subrayando los más de 50 años que Fernando ha dedicado «al noble arte de la reflexión y el aplauso: el teatro». Este último, ha hablado y casi escenificado el agradecimiento por este homenaje de la ciudad, a la que llegó con 26 años como educador y se quedó tras el ultimátum de Concha: «Aquí te quedas, o lo tomas o lo dejas», ha recordado. Y se quedó para engrandecer el teatro en Logroño, un teatro «de textos importantes», «de volver a empezar» con cada nueva remesa de alumnos de La Laboral y un «teatro pobre», ha señalado.
«Un pensador del siglo XXI que ha llevado a Logroño por todo el mundo». Con estas palabras ha introducido Toño del Río al jurista y catedrático de Derecho romano Rafael Domingo Oslé, con quien compartió cancha de baloncesto en los Maristas en sus años estudiantiles. Para Domingo Oslé, además de «un verdadero honor», la insignia de San Bernabé «es un reconocimiento que simboliza mi profundo vínculo con esta ciudad, parte esencial de mi identidad». Un Logroño que «me ha revelado que la verdadera grandeza se encuentra en los pequeños actos».
La cuarta insignia de San Bernabé ha sido para la escritora y pedagoga María José Marrodán, y «una agitadora cultural» según su amiga Lucía Ripa. La autora logroñesa ha repasado los libros que han marcado su vida, como ‘La rama seca’ de Ana María Matute, tras cuya lectura supo «que ya no quería ser capitana Trueno sino escritora». Con todo, sus mejoras obras no están impresas en papel; son sus hijos.
El alcalde de Logroño, Conrado Escobar, ha cerrado el acto con palabras para cada uno de los insignes, e incluso anécdotas personales con ellos. Este año, como novedad, la ceremonia se ha visto adornada con el traje histórico de Logroño, que vestía nuestra pareja de Vendimiadores. Un traje que representa al hombre y a la mujer trabajadora del Logroño del siglo XIX, con capa, sombrero y fajín él; con mantilla y delantal ella. Atuendos que ponen en valor nuestro patrimonio, por mucho que la sofocante temperatura de la jornada conllevara un pequeño sacrificio para sus modelos.
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