El reciente acuerdo arancelario de la Unión Europea con Estados Unidos supone para el proyecto comunitario un misil de gran fuerza destructiva, no inmediata pero … sí a medio plazo, que impactará en su corazón. Las consecuencias macroeconómicas del mismo son peligrosas y trascendentales: pérdida de miles de empleos y contracción del PIB de la UE de al menos medio punto. Pero lo más importante no se ve en estos momentos, aunque probablemente sea el punto de no retorno de un proyecto europeo ya muy cuestionado y donde cada uno de sus miembros va a su aire en muchas cuestiones, lo que dificulta una postura de fuerza común con la que enfrentarse a los desafíos geopolíticos y a personajes como Donald Trump.
¿A qué nos referimos? A la degradación estratégica, a la falta de firmeza frente al matón del barrio, a la pusilanimidad institucional, se suma el intercambio de autonomía soberana por una quimera engañosa de equilibrio y estabilidad que en cualquier momento saltará por los aires si consideramos la falta de fiabilidad, y de criterio inteligente, del líder estadounidense y de sus apéndices. Si a ello añadimos que la Unión ha comprometido e hipotecado con este acuerdo su autonomía de defensa, energética e industrial, tendremos que concluir que acepta, ella o sus mediocres representantes actuales, la humillación y el vasallaje frente al coloso norteamericano como su ‘modus operandi’.
Realmente y sólo con recordar la imagen de Ursula von der Leyen y Donald Trump en Escocia sellando el acuerdo comercial en un campo de golf propiedad del segundo, queda patente el servilismo y sumisión de quien representa el proyecto europeo y de exaltación del poder unilateral de un señor con su vasallo.
Falta de coraje
¿Cómo es posible que la Europa comunitaria, enano político pero gigante económico, ceda ya de antemano, y sin ninguna contraprestación aparente salvo el miedo y la falta de coraje, siendo quien más capacidad de negociación tenía al exportar mucho más de lo que importa de EE UU? ¿Cómo es posible aceptar de buen grado, aunque se manifieste que quedan muchos puntos por cerrar, unas contraprestaciones a cambio de prácticamente nada que generarán sin duda alguna un seísmo económico cuyas réplicas afectarán a industrias, mercados y equilibrios geopolíticos durante años?
EE UU ha conseguido un acuerdo que no corrige los desequilibrios comerciales, sino que los consagra, en este caso a su favor y por la imposición del más audaz y osado. Intimidando ha conseguido que su déficit comercial global de 1,2 billones de dólares se compense en más del 80% sólo con lo que la UE ha acordado, y con lo pactado con Canadá, Japón, México y Vietnam. Con poco más amortizará ese déficit y a partir de ahí todo ganancias y saneamiento de su economía. De libro y mucho más fácil de lo que los estadounidenses esperaban. La Unión asume el 15%, acepta un gravamen y un tributo encubierto, unos aranceles sobre el acero y el aluminio del 50%, tal y como ya estaban, y unas supuestas exenciones estratégicas (aeronáutica, químicos, lácteos) que benefician casi siempre a empresas norteamericanas.
La UE ha comprometido e hipotecado su autonomía de defensa, energética e industrial con el acuerdo sellado con Trump a finales de julio
Quedan muchos flecos aún, pero lo que ya es una triste realidad para la UE es que sus representantes han aceptado comprar GNL, petróleo y tecnología nuclear estadounidense hasta 2028 por un valor de 750.000 millones de dólares; invertir otros 600.000 millones en infraestructuras críticas como energías limpias, semiconductores, etc. y, finalmente, cientos de miles de millones en adquisiciones de armamento a empresas como Lockheed Martin, Raytheon Company y, en menor medida, Boeing, BAE Systems y Northrop Grumman.
¿Quién puede manifestar que este es un acuerdo entre iguales y equilibrado? ¿Qué tiene que decir Alemania, la más perjudicada? ¿Alguien puede negar que los grandes beneficiados de estos lamentables acuerdos son las empresas petrolíferas y gasísticas de Texas, el complejo militar-industrial estadounidense y las élites tecnocráticas y tecnolibertarias alineadas con Trump?
Las citadas élites están de enhorabuena y la convergencia de ellas con el movimiento MAGA es una realidad en la historia de la derecha estadounidense, ya que libertarios y conservadores llevan mucho tiempo unidos frente al progresismo liberal y al Estado. La política exterior de Trump se desarrolla bajo la influencia de estas élites, aliadas naturales, y esta alianza ha impulsado los intereses globales de las tecnológicas norteamericanas frente a las regulaciones extranjeras, sobre todo europeas; ha fomentado la industria militar y el apoyo a la extrema derecha en Europa. Así que ¿cómo no van a estar contentos con un acuerdo favorable a sus intereses? ¿Cómo no alegrarse del miedo de una melindrosa UE que carece de proyecto de identidad y de conciencia de sí misma? ¿Cómo no regocijarse con que esta desaparezca en las brumas de la Historia?
Enlace de origen : La Unión se suicida y los tecnolibertarios se regocijan