
En Sevilla hay estos días un nombre que aparece en todos los corrillos, conferencias y ruedas de prensa, pero que nadie se atreve a pronunciar. … El de Donald Trump. El presidente estadounidense es el gran ausente en la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo que ha convertido a la capital hispalense en el centro del mundo hasta el jueves y cuyos participantes –más de 60 jefes de Estado y de Gobierno y 200 delegaciones internacionales– se empeñarán, precisamente, en tratar de revertir el «revés» que supuso el recorte «castastrófico» de los fondos de cooperación de EE UU tras el regreso del magnate republicano a la Casa Blanca en enero, cuando desmanteló la agencia USAID –un hecho que, según un estudio de ISGlobal, amenaza con provocar 14 millones de muertes en el planeta–.
No lo nombran por temor a posibles represalias, pero en Sevilla, al menos sobre el papel, los participantes a la cumbre de la ONU se conjuran para aislar a Trump mientras se afananen evitar «dar por perdido»el desarrollo sostenible con propuestas a favor del multilateralismo frente a la ‘ley de la selva’ que parece imponerse en el contexto internacional. Para entender la dimensión de este evento, su última cita tuvo lugar en Addis Adeba (Etiopía), hace ya una década, y allí se fijó un acuerdo que ha marcado gran parte de las políticas desarrolladas en los últimos años, tanto por sus defensores como por los que lo han demonizado:la Agenda 2030.
Cuando esta se aprobó en 2015, el mundo aún no había sufrido las consecuencias de una pandemia, la prioridad de la OTANno era la de instar a sus socios a elevar el gasto militar y las relaciones internacionales parecian regirse aún por reglas y no por puro poder. Diez años más tarde, la ONU, marcada por un cierto pesimismo, no aspira a alcanzar un compromiso tan ambicioso como fue el de «acabar con la pobreza en el mundo» en 15 años, pero sí evitar que el planeta entre en la deriva del ‘sálvese quién pueda’.
El documento que saldrá de la Conferencia de Financiación ya ha sido bautizado como Compromiso de Sevilla. Su contenido se aprobó el pasado 17 de junio con vistas a ser ratificado en esta cumbre.Se logró sacarlo adelante por consenso, paradójicamente, porque EE UU se levantó de la silla para desmarcarse del acuerdo final. En él se señala específicamente el déficit de cuatro billones de dólares detectado por Naciones Unidas para financiar los objetivos de desarrollo sostenible. También se asume una verdad incomoda:«Se nos acaba el tiempo para alcanzar nuestros objetivos y hacer frente a las repercusiones adversas del cambio climático en un momento de profundas transformaciones y graves tensiones geopolíticas». Una declaración que, en palabras de algunos de los participantes, «ya se queda corta».
El presidente de la ONU, António Guterres, abandonó el lenguaje burocrático este lunes para advertir, en la inauguración de la cumbre celebrada en el recinto ferial sevillano, que «la financiación es el motor del desarrollo y ese motor se está ahogando». También instó a los Gobiernos a no recortar su ayuda para dedicarla a gasto militar, en pleno rearme global.
Superar la «miopía»
En esa línea, Pedro Sánchez, anfitrión de la cita, defendió la financiación al desarrollo como una garantía, precisamente, de la seguridad, y pidió para ello superar la «miopía del presente» al recordar que la estabilidad global se juega también en el Sur Global.
Acoger esta cita supone un logro para España, pero el Gobierno, al mismo tiempo, ha perido una oportunidad de sacar todo el rédito posible a este evento después de que su inauguración quesara opacada por el gran elefante en la habitación que supuso la entrada en prisión provisional de ex número 3 del PSOE Santos Cerdán. Un cariacontecido Sánchez tuvo que lidiar en la conferencia de prensa inaugural con preguntas sobre corrupción delante del propio Guterres y de medio centenar de periodistas extranjeros. El presidente, sin embargo, se fajó defendiendo que la cumbre será «un punto de inflexión» para el planeta pese a reconocer el «escepticismo»que pueda existir..
El presidente de Francia, Enmanuel Macron, otro de los rostros descatados de la jornada, también lanzó una crítica velada a Trump al cargar contra su política arancelaria. También propuso promover una fiscalidad «responsable» y recaudar nuevos impuestos en sectores que se benefician de la globalización.
Enlace de origen : La ONU clama en Sevilla para salvar el mundo sostenible «antes de que se acabe el tiempo»