Las conversaciones para el alto el fuego en Gaza están al borde del colpaso, según han asegurado fuentes palestinas a la BBC este sábado. Hamás … afirma que Israel envió a la negociación a Catar una delegación sin poder alguno para tomar decisiones –una denuncia que ya realizó el jueves pasado– que, además, habría presentado un plan de repliegue de sus tropas, lejos de la retirada que en un principio las dos partes en conflicto se habían comprometido a diseñar.
Dos fuentes solventes diferentes han señalado que el diálogo permanece ahora mismo en «punto muerto», estancando en todos sus términos: desde el establecimiento del alto el fuego hasta la operación para la liberación de los rehenes. Los mediadores árabes, y sobre todo los enviados estadounidenses, han instado a la milicia a continuar con las conversaciones en otros apartados y dejar al margen, al menos momentáneamente, la cuestión de la retirada militar.
Sin embargo, la organización islamista parece haberse enrocado. A la desconfianza inicial que mostraba hacia Israel y su voluntad de alcanzar una paz real se han añadido el rechazo a los últimos planes que ha presentado sobre la salida de su ejército de Gaza y el profundo malestar por la actitud de la delegación hebrea en la capital catarí, Doha.
De hecho, un funcionario palestino conocedor de la negociación ha subrayado que la misión de los enviados sería «retrasar y obstruir el acuerdo» para «continuar la guerra de exterminio» en Gaza. Significativamente, en esta ñultima representación no figuran el jefe del Mossad, David Barnea, o el del Shin Bet como en anteriores ocasiones, Tampoco el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, que acompañó a Benjamín Netanyahu en su viaje a Washington.
En las últimas 48 horas, los ataques sobre la Franja se han cobrado 143 vidas. Las Fuerzas de Defensa hebrea mantienen una formidable maquinaria belíca en el terreno con cinco divisiones, y decenas de miles de soldados, desplegados. La aviación ha bombardeado 250 «objetivos», según reconoce el alto mando, que dice haber destruido bases «terroristas» operativas, arsenales, plataformas de lanzamiento de cohetes y edificios-trampa cebados con explosivos. La 98º División ha entrado también con blindados y ametralladoras pesadas en dos barrios de Gaza City, Shejaiya y Zeitoun, donde asegura que se han localizado puestos de observación de Hamás y la Yihad Islámica Palestina, además de arsenales llenos de artefactos explosivos como los que han matado a varios soldados israelíes en los últimos días.
Destrozos en Khan Jounis tras un ataque del ejército.
Reuters

La delegación islamista ha declarado este sábado que las negociaciones de la tregua de 60 días «se enfrentan a un retroceso y a complejas dificultades» después de que Israel presentase este viernes un nuevo plan de retirada de sus tropas que, «en realidad es un mapa de redespliegue y reposicionamiento del ejército israelí «, lejos de tratarse de una «retirada genuina».
Al parecer, la última propuesta hebrea consiste en que sus militares controlen un tercio de Gaza y la ampliación de las denominadas ‘zonas de amortiguación’ (o, también, franjas de seguridad que ningún palestino podría pisar) a una anchura de tres kilómetros en Rafah. De esta manera quedaría dentro de este terreno el enclave elegido por el Gobierno israelí para levantar su gran «ciudad humanitaria», el controvertido proyecto para reunir en un campamento cerrado y vigilado a 600.000 gazatíes.
Hamás, por su parte, aduce que la zona de amortiguación, que actualmente es de 700 metros, solo podría ampliarse a un kilómetro, lo que frustra las expectativas isrelíes para su campamento.
Disparos por comida
La milicia también quiere confirmar que la logística de la ayuda humanitaria dejará de estar en manos de la agencia privada israelí-estadounidense. Este sábado han muerto acribillados a tiros del ejército dos nuevos civiles que acudían a por comida, lo que eleva a casi 800 los asesinatos cometidos en torno a los centros de reparto. A mediodía, fuentes palestinas informaron de que se estaban escuchando nuevos disparos alrededor de un almacén y que había varios fallecidos y heridos.
Las conversciones están resultando «difíciles» debido a la «intransigencia» del Gobierno hebreo, según han enfatizado los palestinos, quienes creen que utilizó la visita del primer ministro, Benjamín Netanyahu, a Washington esta semana para «ganar tiempo» mientras se reunía con el presidente Donald Trump y otros altos cargos de la Administración.
Desde el 6 de julio se han celebrado ocho reuniones indirectas entre las delegaciones israelí e islamista. Es un diálogo indirecto. Los dos grupos están separados físicamente y trabajan incluso desde dos edificios separados en la capital catarí, entre los cuales se registra un ir y venir de mediadores. El jeque Mohammed bin Abdul Rahman Al Thani, primer ministro de Catar, altos cargos de la Inteligencia egipicia y, Breyy McGurk, el enviado especial de Donald Trump, están manteniendo vivo el proceso, pero todas las partes acusan cansancio. El pesimismo cunde cada vez más, a la espera de que el presidente de EE UU se impaciente.
Unos palestinos trasladan a un joven que ha sido herido en un centro de reparto de alimentos.
AFP

Israel, en cualquier caso, no parece proclive a aflojar la presión durante las conversaciones. Las Fuerzas de Defensa han advertido hoy a los gazatíes que tienen prohibido bañarse en las playas, según una orden vigente desde octubre de 2023, cuando comenzó la guerra, pero que los portavoces militares han recordado a los civiles, desplazados en masa a las orillas del mar.
«Instamos a pescadores, bañistas y buceadores a abstenerse de entrar al mar. Entrar al mar a lo largo de la Franja los expone a peligros», ha advertido en X el portavoz en árabe del ejército, el coronel Avichay Adraee, quien ha añadido que los soldados «responderán a cualquier violación de estas restricciones». En la práctica, las fuerzas armadas están permitiendo a los civiles meterse en el agua en la orilla, pero no a mayor profundidad.
Las restricciones suponen un calvario para cientos de miles de personas que han sido forzadas a trasladarse en estos últimos dos meses a los campamentos de «seguridad» del sur, como el de A-Malwasi. Están ubicados a lo largo de la costa. Los forman miles de tiendas de campaña pegadas unas a otras a solo unas decenas de metros del mar.
Las condiciones de habitabilidad son extremadamente negativas. Con una temperatura de 30 grados centígrados, los palestinos afirman que es imposible pasar mucho tiempo de día bajo los toldos. El aire es sofocante y el viento no circula entre las apretadas tiendas. Su única fuente de alivio es la playa. Las familias, además, se han habituado a bañar a sus hijos en el mar ante las grandes dificultades para recibir agua de manera habitual.
Fuentes palestinas sostienen que los civiles son cautos y, una vez dentro del agua, evitan avanzar hacia zonas profundas ante las restricciones del ejército. Creen que los soldados actúan con flexibilidad, conscientes de que prohibir completamente el baño en verano y con los campamentos casi en plena orilla podría provocar graves disturbios.
Enlace de origen : La negociación de la tregua entre Israel y Hamás, al borde del colapso