La gran mudanza de la familia del Rodríguez Paterna

Viernes, 21 de febrero 2025, 19:55

A las 15.00 horas de este viernes, el centro de salud Rodríguez Paterna ha cerrado sus puertas, poniendo fin a más de 36 años de servicio. Un goteo de pacientes ha acudido a sus últimas citas mientras el ajetreo se percibía en las caras de los trabajadores, que se afanaban, viaje arriba, viaje abajo, en la gran mudanza que tras largas jornadas de intenso trabajo debía finiquitarse para que el lunes el nuevo de La Villanueva viva su inauguración.

Una jornada estresante que el personal del centro ha capeado de la mejor manera, con dos palabras repetidas por todos: «pena» y «familia». La tristeza por lo que queda atrás, por los recuerdos y las anécdotas. Y la sensación de un espíritu de unión y armonía que ha impregnado el centro de salud hasta convertirlo en un motor de modernización y cambio de una zona especialmente deprimida en aquel lejano 1 de julio de 1988, fecha de su inauguración.

«Vamos a mejorar en espacio, en atención al público… Pero aquí estábamos muy cómodos, habíamos formado una pequeña familia muy unida. Así que tenemos esa incertidumbre por el cambio», ha explicado Rosa Santamaría, jefa de equipo con ocho años de experiencia en el Rodríguez Paterna.

Mientras Rosa hablaba, una fotocopiadora salía por la puerta. Y dos mesas con ordenadores. Y cajas, muchas cajas, con tazas, plantas, papeles, dibujos, una cafetera, material médico… Todo lo que sirve para dar forma al verdadero pilar de esta institución, que no es otro que la entrega y la vocación de servicio, enormemente agradecida por los pacientes.

«A mí no me da pena porque nos atenderán en un centro más nuevo y con más servicios. Pero es verdad que en el Rodríguez Paterna da gusto lo bien que te tratan, cómo se preocupan por ti en todo momento», ha asegurado Divina Bolinaga, usuaria del centro sanitario desde hace tres décadas. A ella le hubiese gustado que continuase «para Urgencias, que están muy colapsadas», aunque su destino será otro: la prevención de las conductas suicidas y de la soledad no deseada.

«Habíamos formado una familia muy unida»

Rosa Santamaría

Jefa de equipo

«Da gusto lo bien que te tratan, cómo se preocupan por ti»

Divina Bolinaga

Usuaria

A la espera de ese momento, tocaba echar la vista atrás. Pedro Marco, responsable médico desde hace unos meses, ha recordado «el carácter entrañable» del Rodríguez Paterna. «Nos da un poco de pena, pero ya estaba viejo y vamos a estrenar uno bien equipado, muy acogedor, cómodo y luminoso, que invita a la tranquilidad, que es lo que se necesita en un centro sanitario», ha añadido Marco.

La camaradería ha calado hasta en los últimos en llegar, como la celadora Mari Mar Aransay, que ha sido uno de los refuerzos para llevar a cabo la mudanza. «Hemos trabajado mucho para el cambio, pero muy a gusto, con muy buen ambiente», ha indicado.

Solo en la memoria de los más veteranos quedan los tiempos heroicos en los que siete médicos y dos enfermeras pioneras pasaban consulta, cuidaban y sanaban, pero también educaban, rompían estereotipos e insuflaban aire fresco a una población muchas veces atada por cadenas invisibles de tradición y costumbres. «En el Rodríguez Paterna se ha trabajado mucho el área social. Ha sido pionera de una sociedad que es como la que vemos actualmente», ha añadido Cristina Eguíluz, técnica en cuidados auxiliares de enfermería.

En las salas de espera del centro siempre se han mezclado logroñeses de diferentes estratos sociales. Como años más tarde compartieron espacio la primera gran oleada de inmigrantes con los residentes en Calvo Sotelo o Muro de la Mata. «Recuerdo la imagen de un alto cargo político departiendo con los usuarios gitanos con la mayor naturalidad. Era nuestro día a día», ha rememorado Carmelo Vaquero, uno de esos pioneros ya jubilados.

«Nos da un poco de pena, pero ya estaba viejo y vamos a estrenar uno bien equipado, cómodo y luminoso»

Pedro Marco

Responsable médico

«Se ha trabajado mucho lo social. Ha sido pionero de una sociedad que es como la actual»

Cristina Eguíluz

Auxiliar enfermería

Las horas pasan entre el trajín del día a día y el del traslado contra reloj. Se acercan las 15.00 horas y la plantilla mira y remira el edificio con sensaciones encontradas. Hay pena, pero también la satisfacción del trabajo bien hecho. Y ganas de que la labor de generaciones de profesionales no caiga en saco roto, de aprehender ese último momento.

Buena parte de los trabajadores posan para esa foto que inmortalizará el último día, este 21 de febrero de 2025. De repente, desde una ventana una garganta rompe a cantar ‘Adiós con el corazón’ y el resto responde al unísono, como un coro perfectamente acompasado. Tras una salva de aplausos, el Rodríguez Paterna enmudece. La pena se queda. La familia se muda al de La Villanueva.

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