
Koldo García comparece esta mañana por tercera vez ante el Tribunal Supremo convertido, sorprendentemente, en una de las piezas más sólidas del caso que lleva … su nombre. El que fuera asesor de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes ha sido el gran muñidor del pacto de silencio con su exjefe y la persona que desde junio viene evitando que el exdirigente socialista flaquee y acabe por aceptar un pacto con la Fiscalía para autoincriminarse y, de paso llevarse por delante al propio Koldo, entre otros.
García, antes de dirigirse al Supremo, acudió al despacho de sus abogados con una mochila. Preguntado si el macuto era por si el instructor le manda hoy a la cárcel respondió con un elocuente: «hombre precavido vale por dos».
García, que desde que fuera detenido en febrero de 2024 jamás ha admitido las acusaciones, no tiene, ni mucho menos, intención de hacerlo este jueves ante el magistrado Leopoldo Puente, aunque aseguró ante los periodistas antes de entrar en el tribunal que «voy a hacer lo que me mande mi departamento jurídico». «El departamento jurídico está en ello… vamos a dejarles trabajar, también la justicia tendrá que hacer lo que tiene que hacer», apostilló
En cualquier caso, el exasesor, que hasta ahora ha conseguido que el exministro no tire de la manta, no va a ser quien ‘cante’. Según apuntan desde su entorno, Koldo -quien hoy se inclina a acogerse a su derecho a no declarar ante el juez como el miércoles hizo Ábalos- es «plenamente consciente» de que esta táctica es peligrosa y que podría traerle una petición de cárcel por parte Anticorrupción, por mucho que la Fiscalía no pidiera ayer el ingreso en prisión del diputado.
Y es que los indicios contra García son sólidos y el riesgo de fuga del exportero de prostíbulo también ha ido creciendo. El último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le señala como «gestor y custodio» de los fondos «opacos» que tanto él como Ábalos habrían ingresado de las presuntas mordidas a cambio de adjudicaciones públicas.
Las grabaciones subrepticias que Koldo realizó durante años de sus encuentros y los miles de mensajes que le incautó la UCO en sus dispositivos hace un año y medio prueban, de manera más que indiciaria, que el exportero de prostíbulo era una suerte de ‘cajero automático humano’ de su jefe y de su familia, pagando en cash todo tipo de gastos de Ábalos, desde las pensiones de sus hijos a los regalos a sus novias, pasando por los billetes de tren a prostitutas.
García manejaba un enorme flujo de dinero de origen desconocido. La UCO detalla que Koldo y su entonces mujer, Patricia Uriz, verbalizaban en sus conversaciones de WhatsApp que parte del dinero que gestionaban, en efectivo o a través de sus cuentas, no era suyo, sino de Ábalos, y que se referían a él como «chistorras» (billetes de 500 euros), «soles» (200 euros) y «lechugas» (100 euros). Según han revelado esos mensajes, él y Uriz, además, se encargaban de recoger en Ferraz sobres con dinero. Parte de esas cantidades, según la UCO, no tienen respaldo documental en las cuentas oficiales del PSOE. Koldo, interpelado antes de entrar a la vista sobre si cree que podrá justificar de manera convincente que las «chistorras» eran de verdad chorizos navarros afirmó: «Se puede justificar todo en la vida».
Así las cosas, el magistrado cree que Ábalos y Koldo «pudieran haber mantenido entre sí métodos no transparentes de comunicación de sus respectivos patrimonios, recibiendo indistintamente ingresos irregulares y opacos de diversa procedencia, eventualmente fruto de la comisión de los graves ilícitos penales que se les atribuyen».
Suplicatorio
En un último movimiento de su defensa, el exasesor solicitó el pasado martes al Supremo que anulara y archivara las pesquisas en todo lo que el Congreso de los Diputados no había autorizado expresamente al conceder el suplicatorio para investigar a Ábalos, el único aforado de la causa y el motivo por el que García también está investigado en el Supremo, además de en la Audiencia Nacional, donde comenzaron las pesquisas.
En su escrito, la defensa argumentaba que todo lo que excede el mandato parlamentario debe quedar fuera de la investigación del Supremo, de modo que el alto tribunal solo podría indagar en las supuestas adjudicaciones irregulares de contratos para comprar material sanitario en plena pandemia a una empresa vinculada al presunto conseguidor de la trama, Víctor de Aldama.
Según este razonamiento, Puente debería solicitar tantos suplicatorios al Congreso como hechos distintos a investigar, entre ellos las supuestas gestiones de Koldo, por mandato de Ábalos, para colocar en empresas públicas a Jésica Rodríguez, expareja del exministro, o los presuntos amaños de obra pública.
Enlace de origen : Koldo lleva al Supremo una mochila por si acaba en la cárcel: «hombre precavido vale por dos»