Juicio por la agresión a la enfermera de Quel: «Él gritaba ‘no me vas a joder más’»

Concentración contra la agresión que sufrió Ana, en Azagra, en 2021.

El acusado, para el que la fiscalía pide 14,5 años de prisión, asegura no recordar nada: «Vi una sombra gris» y «ya no sé qué me pasó»

Isabel Álvarez

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha celebrado entre el jueves y este viernes de esta semana el juicio por la brutal agresión que sufrió la enfermera del SERIS Ana Delgado por parte de su pareja en su domicilio de la localidad de Azagra. Los hechos se remontan al 20 de febrero del año 2021, cuando la víctima, enfermera en los consultorios de Quel y Arnedo,
fue golpeada con un bastón de hierro por su marido, Santiago Martínez, hasta quedar inconsciente.

En el juicio, el acusado, para el que la Fiscalía pide 14,5 años de prisión y una indemnización de 800.000 euros para la víctima, ha declarado que no recuerda nada de lo sucedido. Santiago Martínez, que trabajaba como profesor en el colegio de San Adrián y fue coordinador de Deportes en el Ayuntamiento de Calahorra, negó también haber querido matar a su pareja, a pesar de que tras cometer la agresión se entregó en la Policía Foral de Estella diciendo que «creía que había matado a su mujer».

Una enfermera del consultorio de Quel, herida grave tras una agresión de su pareja

Según ha recogido del juicio Diario de Navarra, el acusado aseguró que su relación tenía «muchos altibajos» y que momentos antes de la agresión «llamó una amiga y ella contestó: ‘Este hombre me va a matar’». «Me quedé tan sorprendido que le quité el teléfono. Lo iba a apagar cuando veo una sombra gris viniendo hacia mí… Luego supe que era ella viniendo con un espejo. Entiendo que me aparté… y ya no sé qué me pasó», transcribe Diario de Navarra de su declaración.

Por su parte, la víctima relató que se iba a levantar de la cama cuando el agresor «entró gritando con un bastón de hierro que acaba en cruz apuntando al techo». Ana asegura que gritaba: «Te voy a matar, te voy a matar, me tienes harto, no me vas a joder más».

Como consecuencia de los golpes, la víctima sufre graves secuelas neurológicas que le afectan a la conducta, el ánimo, el habla y la movilidad.

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