Ilustraciones con la firma Sáenz de Tejada

Estíbaliz Espinosa

Carlos Sáenz de Tejada y Judith, su nieta, no llegaron a conocerse. Él falleció joven, con 60 años, y ella vino al mundo tres años después. Sin embargo, Judith ha convivido siempre con la obra de su abuelo, reconocido pintor e ilustrador durante la primera mitad del siglo XX, e incluso custodia buena parte de su obra.

Ahora, ambos se acaban de reencontrar de una forma muy especial, sentimental y artísticamente, en la exposición que comparten en el Museo de La Rioja hasta el próximo 4 de diciembre. Lo hacen a través de sus ilustraciones, aunque son otras muchas las disciplinas artísticas dominadas por ambos.

‘Carlos Sáenz de Tejada y Judith Sáenz de Tejada. Dos ilustradores, un mismo apellido’ da título a esta exposición, respaldada por el Gobierno de La Rioja y el IER. En su inauguración, en la mañana de ayer, participaron la directora general de Cultura, Ana Zabalegui; el comisario de la exposición, Enrique Martínez Glera; la propia Judith y numerosos amigos y familiares de la artista, entre ellos su madre, también de nombre Judith y quien con 90 años y una memoria prodigiosa gestiona el archivo y la obra de su suegro.

La muestra se abre precisamente con Carlos Sáenz de Tejada (Tánger, 1897-Madrid, 1958), artista de rigor férreo, mentalidad abierta y de una sorprendente versatilidad; fue dibujante, ilustrador, publicista, grabador, cartelista, diseñador, figurinista de moda, pintor, retratista y decorador de escenografías teatrales y de interiores.

Detalles de la obra de Judith y de las ilustraciones de su abuelo Carlos Sáenz de Tejada. Y abajo, a la dercha, el cartel ‘Ballets espagnols Argentina’ de Carlos Sáenz de Tejada. /

F. DÍAZ

Para mostrarnos su faceta como ilustrador, esta muestra pone el énfasis en tres obras literarias: ‘La española inglesa’, una de las novelas ejemplares de Cervantes y en la que empleó el aguafuerte; ‘Los intereses creados’ de Jacinto Benavente, que ilustra con litografías, y su obra cumbre (e inacabada), una serie de dibujos en huecograbado y xilografía para ‘Platero y yo’ de Juan Ramón Jiménez. En este encargo fue decisiva la intervención de Zenobia, la esposa del escritor. Y curiosamente, tanto ‘Los intereses creados’ como ‘Platero y yo’ tienen firma de dos Nobel de Literatura y, en ambos casos, la edición corrió a cargo de la casa Fournier.

Procedentes del Museo ABC se muestran ocho dibujos realizados por Carlos Sáenz de Tejada tanto para el periódico del mismo nombre como para cuentos de Azorín (‘El circunspecto en palacio’), José María Castroviejo (‘La burla negra’) y Ana María Matute (‘El rey negro y los otros’).

Una de las joyas de la exposición es el famoso cartel litográfico ‘Ballets espagnols Argentina’, realizado en 1927 en París y en el que aparece la bailarina Antonia Mercé ‘La argentina’. Aquí y de la mano de la cuatricomía, el color aparece en su obra. Dos toreros de cerámica esmaltada y una piedra litográfica con la imagen de Antonio van Halen, primer conde de Peracamps, completan el apartado dedicado a Carlos Sáenz de Tejada.

«Estoy enamorada del 'Platero' que dibujó mi abuelo»

La parte expositiva dedicada a Judith recorre la historia de Logroño, de La Rioja y del vino ‘jamás contadas’ a través de los libros ilustrados por la autora riojana, todos ellos con sus más que reconocibles personajes, animales humanizados como la cigüeña Blasa, el estornino Saturnino o el ratón fray Corquete.

Ropa, accesorios y cerámica con diseños de Judith Sáenz de Tejada completan la exposición, que se cierra en dos pequeños rincones que dan fe de cómo trabajaban los ilustradores a principios del siglo XX y en la actualidad, es decir, Carlos y Judith.

Dos ilustradores diferentes pero con nexos en común, como sus animales humanizados y el humor

Dos autores con un trabajo de ilustración aparentemente muy diferente pero con muchas conexiones, además de la familiar. como esos animales humanizados o el sentido del humor.

Vocación didáctica

Según su comisario, Enrique Martínez Glera, «esta exposición tiene un recorrido emocional y artístico, pero también la hemos planteado con una visión didáctica y, para ello, dónde mejor que en el Museo de La Rioja». En este sentido explica que, además de la propia muestra y su catálogo, «también hemos editado un par de cuadernillos didácticos para alumnos de Primaria y Secundaria que unen esta exposición y sus ilustraciones con el resto del museo», lo que permite un recorrido completo por la que fuera casa-palacio del general Espartero.

Judith Sáenz de Tejada también apunta otra de las intenciones de este proyecto, en el que han invertido más de un año de trabajo. «Sobre todo queríamos marcar la diferencia de la educación entre ambas generaciones (la de su abuelo y la suya); antes muy elitista, mientras que ahora mis libros son en diferentes idiomas, para todo el mundo y para todas las edades».

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