Homenaje a la tradición ganadera

La Venta de Piqueras, en el municipio de Lumbreras de Cameros, en pleno parque natural Sierra de Cebollera, acogió este sábado la XVII Fiesta de la Trashumancia. Y fue una de las ediciones con más público de las que se recuerdan, desde la primera actividad de la jornada, el acompañamiento de un rebaño de ovejas y cabras desde la aldea San Andrés por el último tramo de la Vía Romana.

Jesús Sáenz Fernández, pastor de Brieva de Cameros, condujo a unas 90 ovejas y cabras. «Esto es un homenaje a nuestros antepasados porque se hacía por necesidad, ni tan siquiera era un negocio sino una manera de vivir. Los rebaños marchaban en noviembre, porque aunque los pastos de aquí son buenísimos, entonces nevaba mucho y se quedaban en el sur hasta junio. Ahora hay quien lo sigue haciendo, pero en camiones», explicó. La ganadería, sector primario que sufre numerosos proclamas en la actualidad, ha cambiado mucho, a pesar de ser esencial. «Hoy en día es muy complicado dedicarte a esto, se vive más de las subvenciones que de los corderos porque es muy complicado», confesó.

La excursión transcurrió por los mismos caminos por los que antiguamente se desarrollaba la trashumancia, pero en una versión muy reducida, turística. «Antes viajaban familias enteras hasta Extremadura, se tiraban un mes y pico andando. Luego ya se juntaban los rebaños en la Venta de la Luz y de ahí se pasaba a Soria, donde se cogía el tren», recordó Jesús Sáenz. En la Venta de Piqueras está la ermita de la Virgen de la Luz, llamada así por un candil que, a modo de faro, orientaba a los pastores.

«Nuestra cultura está muy vinculada al ganado y a la trashumancia, mientras un niño de 14 años igual no ha visto una oveja»

Otro elemento de la cultura popular de la zona asociado a la trashumancia es la romería de la Caridad Grande de la ermita de Lomos de Orios, en Villoslada de Cameros. Allí se cuenta que en 1520 unos pastores que regresaban tras la trashumancia fueron sorprendidos por unos bandoleros y, al encomendarse a la Virgen, una densa niebla se cernió sobre las montañas permitiendo su huida. «Nuestra cultura está muy vinculada al ganado y la trashumancia, mientras que si preguntas a un niño de 14 años de hoy igual no ha visto nunca una oveja», opina el pastor.

Llegados a la Venta, el rebaño abrevó en el río Piqueras y el Grupo de Danzas de El Rasillo de Cameros dio la bienvenida a los presentes con unos bailes tradicionales. La Colodra realizó un paseo teatralizado, la artista Naiara Arrieta pintó en directo, hubo talleres de cerámica y lana, mercado de productos de la zona y concierto del grupo Tündra.

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