Gobierno y la Generalitat catalana pactan una financiación singular con el anzuelo de estar abierta al resto

Se trata de un cambio de paradigma, según han asegurado desde el Ejecutivo catalán, pues estamos ante una reforma del sistema de financiación de las autonomías a partir de un cambio en el modelo que empieza desde Cataluña. El Gobierno y el Govern entienden que con el acuerdo cumplen los compromisos con ERC. Pero los socialistas han tenido que hacer equilibrios en el diseño del nuevo modelo. Para no encender los ánimos a nivel interno entre los barones del PSOE, han tratado de desmarcarse del concierto vasco. La fórmula que han encontrado para contentar a Esquerra es que es un sistema «singular» y «bilateral», aunque al mismo tiempo es «generalizable». El Govern destaca que el nuevo modelo supera el actual sistema de anticipos por parte de la Hacienda estatal a las autonomías. Se sustituye por una distribución más directa, en la que los recursos evolucionarán de acuerdo a la recaudación real.

A grandes rasgos, el objetivo es que Cataluña pase a recaudar todos los impuestos que genera. «Tendrá la llave de la caja», según fuentes del Ejecutivo catalán. Tras la recaudación fiscal, Cataluña pagará al Estado una cantidad por los servicios que la Administración general del Estado presta en el territorio y, además, contribuirá con una cuota de solidaridad con el resto de autonomías. El modelo recoge el principio de ordinalidad. La base del cambio de modelo está en lo que llaman una cesta de tributos, es decir, el porcentaje de cada tributo que corresponderá a Cataluña. Esta cesta resulta de la aportación de Cataluña a los gastos del Estado. Sobre este modelo, Cataluña contribuirá «solidariamente al bienestar de otros territorios». Eso sí, esta cuestión no debe afectar a la ordinalidad. «La posición que ocupará Cataluña antes y después de las aportaciones por solidaridad será la misma», según el documento pactado. El modelo prevé una financiación adicional para las singularidades de Cataluña sobre sus competencias específicas. Y amplía la capacidad normativa en materia fiscal de Cataluña. Está previsto, de hecho, una regulación «ad hoc» de las competencias específicas de Cataluña.

Lo que se ha pactado este lunes es una declaración de intenciones. El Gobierno y el Govern asumen lo acordado entre el PSC y ERC para la investidura de Illa. La implementación del modelo será gradual. Pero no hay ninguna fecha ni ninguna cifra sobre la mesa. Es una incógnita cuántos miles de millones adicionales está dispuesto a inyectar el Estado en el sistema de financiación para que Cataluña disponga de más recursos con su modelo propio sin que el resto de autonomías salgan perjudicadas. Se habla de unos 20.000 millones, que el Gobierno debería añadir al sistema.

Según destaca el Govern, el nuevo modelo dota de «más autogobierno» a Cataluña. Implica mayor corresponsabilidad fiscal y apuesta por el despliegue de la hacienda catalana. La previsión, así se presentó tras el acuerdo de investidura entre el PSC y ERC, era que la Hacienda catalana asumiera la campaña de la renta ya el año que viene. Fuentes del Govern asumen que este extremo «es inviable». Por ejemplo, la agencia tributaria catalana apenas cuenta con 30 inspectores de hacienda, lo que da la dimensión de lo lejos que está de dotarse de una infraestructura para gestionar al 100% el IRPF. Además, para asumir estos cambios, hacen falta reformas legislativas, como la ley orgánica de financiación de las autonomías. Fuentes socialistas admiten que la empresa no será sencilla de acuerdo a la situación de la mayoría de la investidura de Sánchez.