El primer ministro galo, François Bayrou, aspira a que su país adopte este año uno de los textos presupuestarios más austeros de las últimas décadas. … El responsable del Gobierno de Francia ha detallado este martes por la tarde un plan para efectuar un ajuste de cerca de 44.000 millones de euros en las cuentas públicas del 2026. «Primero de todo, es el Estado que debe ser ejemplar», ha asegurado el veterano dirigente centrista en una rueda de prensa en que ha descrito las directrices de los presupuestos del 2026, que comportarán un importante recorte del gasto público, superior a los 35.000 millones.
Su principal objetivo consiste en reducir el elevado déficit público del 5,4% del PIB a finales de este año al 4,6% al cierre del año que viene. «Estamos en la última etapa antes del precipicio y que nos veamos aplastados por la deuda», ha afirmado Bayrou durante su comparecencia en que ha adoptado un tono dramático y catastrofista para describir la delicada situación económica de Francia. El país vecino terminó el 2024 con un déficit público del 5,8% y su PIB está previsto que crezca este año un raquítico 0,6%. «Nos enfrentamos a una situación que ya sufrieron nuestros vecinos españoles, italiano y griegos», ha añadido el líder del MoDem.
El Ejecutivo galo presenta normalmente su proyecto de ley presupuestario a finales de septiembre, pero el primer ministro ha preferido esta vez adelantar esas orientaciones para preparar la opinión pública ante las medidas impopulares que se avecinan. También con el objetivo de utilizar el verano para negociar con las oposiciones (izquierda y extrema derecha), que amenazan con censurarlo durante el debate presupuestario en otoño. «Con el anuncio de este plan, (…) solo hay riesgos para el Gobierno», ha reconocido en la parte conclusiva de su discurso en Matignon.
Supresión de dos días festivos
El plan del primer ministro ha destacado por la presentación de una serie de recortes sobre los cuales la prensa francesa ya especulaba desde hacía semanas. Bayrou quiere congelar las pensiones, salarios de los funcionarios y todas las ayudas sociales. Estas prestaciones se mantendrán en 2026 en los mismos niveles que este año, sin el aumento habitual en función de la inflación, que es del 1,2% en estos momentos. Bautizada como «un año blanco», esta congelación se reproducirá en las partidas de la gran mayoría de Ministerios, con la excepción del de Defensa, cuyo gasto está previsto que aumente en 3.500 millones el año que viene.
Bayrou también pretende reducir el número de funcionarios estableciendo una nueva regla con la que solo sustituirán a uno de cada tres que se jubilen. Como ya se había comentado hace unos meses, sin que entonces se atreviera a llevarlo a cabo, el dirigente centrista apuesta por suprimir dos días festivos: «Pueden ser el Lunes de Pascua y el 8 de mayo (la celebración del final de la Segunda Guerra Mundial)». Además, ha abierto la puerta a una reducción de las cuantiosas ayudas que reciben las empresas, que en 2023 fueron de hasta 211.000 millones, según un informe reciente del Senado.
Como era previsible, la oposición ha criticado con dureza el plan presentado esta tarde. El número dos de Agrupación Nacional (extrema derecha), Jordan Bardella, ha tachado de «provocación» que el Lunes de Pascua y el 8 de mayo dejen de ser festivos. «Si Bayrou no modifica su documento, lo censuraremos», ha alertado Marine Le Pen. El primer ministro «endurece aún más la absurdidad de la política macronista: destruir el Estado y los servicios públicos», ha criticado Jean-Luc Mélenchon de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos). ¿El responsable del Gobierno ha presentado esta tarde la soga con la que lo ahorcarán sus adversarios? Deberá brillar como negociador si quiere evitar una muerte (política) que parece anunciada.
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