Estados Unidos ha ejecutado este viernes a un preso por un pelotón de fusilamiento por primera vez en 15 años. Ha sido también el primer … reo en la historia de Carolina del Sur en acogerse a este método de ajusticiamiento. Se trata de Brad Sigmon, de 67 años, condenado a muerte por el asesinato de los padres de su exnovia, a quienes golpeó con un bate de béisbol hasta matarlos en el condado de Greenville en 2001.
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«La sentencia de pena capital de Brad Keith Sigmon se llevó a cabo esta noche, en cumplimiento de la orden del Tribunal Supremo de Carolina del Sur y de acuerdo con la ley estatal. La ejecución fue llevada a cabo por un pelotón de fusilamiento de tres personas», ha comunicado el Departamento de Correcciones de Carolina del Sur.
El reo tenía tres opciones para elegir su final: la inyección letal, la silla eléctrica y ser fusilado. ¿Por qué Sigmon se ha decantado por esta última? Por el temor a experimentar un final largo y agónico. Su defensa había solicitado a la Corte Suprema del Estado que retrasara la ejecución para que tuviera tiempo de analizar la droga que Carolina del Sur utiliza en las inyecciones letales, pero el tribunal rechazó el recurso.
Ante esta negativa, el prisionero optó por el pelotón de fusilamiento porque entendía que el resto de alternativas no le garantizaba una muerte instantánea. «Las otras opciones eran monstruosas. La vieja silla eléctrica podría quemarlo y cocinarlo vivo, mientras que con la inyección letal se arriesgaba a la prolongada muerte que sufrieron los tres hombres ejecutados en Carolina del Sur desde septiembre», explica el abogado.
Poco antes de las 18.00 (hora local) del viernes, el director de la prisión llamó al gobernador para preguntar si concede el indulto y a la Fiscalía para ver si existen obstáculos legales para la ejecución. Ambas respuestas fueron negativas, por lo que Sigmon fue trasladado a la sala diseñada para hacer cumplir las penas de muerte. Según el protocolo, fue atado a una silla y una capucha cubrió su cabeza, antes de que un médico colocase una diana sobre su corazón. Tres miembros del pelotón de fusilamiento se posicionaron detrás de una pared con aberturas donde colocaron el rifle. Y dispararon a la voz de «¡Fuego!».
Vigilia por el preso condenado a muerte Brad Sigmon en vísperas de su ejecución, celebrada en Columbia, Carolina del Sur.
Reuters
De ese modo se llevó a cabo el primer ajusticiamiento a manos de un pelotón de fusilamiento en Carolina del Sur. Desde 1985 unos 46 presos fueron ejecutados mediante inyección letal y electrocución en este Estado. Únicamente otros cuatro contemplan la pena de muerte por fusilamiento: Idaho, Misisipi, Oklahoma y Utah. Este último es el único que la había aplicado hasta ahora, en tres ocasiones (1977, 1996 y 2010).
Idaho da prioridad a los fusilamientos
Idaho busca dar un paso adelante y tramita una reforma legal para que los pelotones de fusilamiento se conviertan en el principal método de ejecución para los condenados a muerte. La medida, que ha sido aprobada por el Senado del Estado norteño y está pendiente del visto bueno del gobernador, Brad Little, entraría en vigor el 1 de julio de 2026.
El senador republicano Doug Ricks es el ideólogo de este proyecto de ley que pretende convertir un tipo de ejecución que actualmente es una alternativa más -y que sólo ha sido elegida en tres ocasiones- en el procedimiento común. ¿Cómo justifica esta controvertida iniciativa? Pone de ejemplo el caso de Thomas Eugene Creech, asesino en serie que fue sentenciado a pena de muerte y eligió la inyección letal. Sin embargo, en 2022, su ejecución no pudo llevarse a término. El problema fue que los médicos no le encontraron la vena tras varios intentos, lo que impidió la administración del fármaco mortal y el ajusticiamiento fue pospuesto.
Este episodio, en opinión de Ricks, sirve para impulsar el fusilamiento, una técnica «bastante segura». «Algo que no se quede a medias», argumenta. Asimismo, el senador desliza la idea de que una máquina sea la encargada de los disparos, en sustitución del personal de la prisión voluntario y anónimo que lleva a cabo la ejecución.
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