
Cómo podríamos convencerles de que este verano aparten por un momento el mojito y roben un ratito al baño en el mar, a las fiestas … del pueblo, a ese atardecer que deja sin habla o a ese amor incipiente y bailongo que ha empezando a surgir con el calorcito… para leernos a nosotros. Le podríamos preguntar a una IA cómo hacerlo y qué quieren leer ustedes por estas fechas, pero, a ver, es tan sosa y sabe tan poco de momentos especiales y del tiempo que se escurre entre las manos cuando lo pasamos bien que iba a resultar inútil. Por eso vamos a intentarlo a nuestro modo, al humano. A partir de este lunes, la sección de Vivir se convierte en Vivir Verano para ofrecer contenidos que quizá el resto del año no se prodigan demasiado en los periódicos: se trata de esos reportajes, curiosidades, retornos al pasado e historias de viajes que brillan más ahora, a la luz del sol, y que hacen que el periódico coja un poco de color y respire, lo mismo que sus lectores (un buen medio de comunicación siempre debe ir de la mano con ellos).
Y para eso no puede faltar un poco de evasión, incluso geográfica. Por eso, uno de los pilares de esta versión ‘veranizada’ de la sección serán las historias de viajes. Los ya veteranos recordamos aquella canción tan pegadiza de «viaje con nosotros si quiere gozar…» que cantaba la Orquesta Mondragón. Y la verdad es que queremos exactamente eso, así que vamos a ofrecer tres series sobre distintos periplos. Uno de ellos correrá a cargo de Rosa Palo, que se trasladará a Canadá. «Me voy este verano para allí, que alguien tendrá que evitar que Trump acabe anexionándolo a Estados Unidos. Será una semana por la zona este haciendo parada y fonda en Toronto, Niágara, Ottawa, Quebec y Montreal. Y comiendo donuts: es el país con mayor número de tiendas per cápita. Voy a volver gorda como un sollo. Pero todo sea por el orden mundial», avanza.
J. R. Alonso de la Torre, autor de otra de las sagas viajeras de nuestro verano, se quedará un poco más cerca y seguramente zampará menos donuts: durante una semana recorrerá la Raya, un territorio híbrido entre España y Portugal, la frontera más antigua del mundo… «y también una de las más despobladas, pobres e incomunicadas», añade. «Una región indefinida sin turistas, sin industrias, prácticamente sin autobuses ni trenes», describe.
Y, ya que estamos, ¿qué tal un viaje en tren? No podía faltar. Y no en uno cualquiera. Iratxe López nos contará su periplo de seis días en uno de los cuatro exclusivos ferrocarriles turísticos que Renfe pone en circulación por España. «El Costa Verde Express recorre el norte del país desde Santiago de Compostela hasta Bilbao, con paradas culturales y naturales en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco».
Nostalgias y verbenas
¿Más cosas interesantes que merecen que se queden un poquito con nosotros? Otro ‘viaje’, pero este en el tiempo: habrá una sección dedicada a la nostalgia –¡nada nos pone más nostálgicos que los veranos pasados!– donde nos centraremos en modas, objetos, películas y canciones que marcaron vacaciones ya algo lejanas. Y también habrá reportajes de esos que nos hacen amar el verano propio y conocido y el de otras gentes en otras latitudes y en otros ‘mundillos’. Una serie de historias, centrada en esas orquestas de verano que van de pueblo en pueblo y que son la banda sonora de tantas juergas, de tantos ligues y de todas esas historias que se cuecen a fuego lento en las pequeñas localidades de nuestro país, nos servirá para hacer un poco de sociología estival.
El periodista Carlos Benito, que será uno de los que andarán de verbena, explica por qué hemos escogido a las orquestas como símbolo veraniego para hacer sociología: «La verbena es pura esencia de verano y también pura semilla de nostalgia: todos recordamos las de nuestra infancia, fijadas en el tiempo por aquellas canciones que entonces estaban de moda y hoy desencadenan potentes ‘flashbacks’ hacia etapas remotas (y emociones, ay, también remotas) de nuestra biografía. La verbena es una felicidad democrática, gratuita y compartida, casi revolucionaria en este mundo ultracapitalista de festivales carísimos y entradas vip, y también es rabiosamente presencial y decididamente intergeneracional, un espacio donde los jóvenes se socializan bajo la mirada de sus abuelos, igual que estos lo hicieron con los suyos. En esta serie de reportajes, acompañaremos a orquestas y conjuntos de distintos rincones de España en la preparación de la fiesta nocturna y, entre pasodobles y reguetones, trataremos de poner las páginas a bailar». No se puede explicar mejor, aunque a él no le vendría mal aprender a a bailar…
Y lo mismo que los músicos de estas formaciones saben mucho de verano porque van de un sitio a otro –y por eso nos interesan tanto–, vamos a dar voz también a otros nómadas de esta estación: la gente que ha optado por intercambiar su casa con extraños para pasar las vacaciones. Después de de leer las andanzas de los protagonistas de estos trueques de casas, seguro que más de uno se lo piensa para las siguientes vacaciones. O a lo mejor, en realidad, no…
Por cierto, ¿hemos dicho ya que el pasado y el verano tienen una extraña y estrecha conexión, verdad? Pues vamos a explorar ese vínculo desde un punto de vista que no es el de la nostalgia exactamente, pero que tiene que ver con lo que quedó atrás y nos sigue maravillando. Pepe Pérez Muelas escribirá una serie de interesantes reportajes bajo el epígrafe de ‘Ruinas: la memoria visible del tiempo’. Para él, «las ruinas son mucho más que restos del pasado: son testigos silenciosos de la historia, fragmentos de memoria colectiva y paisajes donde el tiempo se hace visible». Esta serie de siete artículos, concebida como una crónica de viajes, «explora el valor cultural, testimonial, histórico y humano de las ruinas, invitando al lector a mirar más allá de la piedra para descubrir en ellas el pulso de civilizaciones, tragedias y renacimientos a través de escenarios tan diversos como Micenas, Roma, Filé, Calakmul, Paestum, Belchite y Normandía». ¿Unas vacaciones en los esplendores del pasado no son una buena razón para incluirnos en la lista de placeres veraniegos?
Cómo no acabar divorciados y otros contenidos de utilidad
Una oferta distinta y fresquita es una buena razón para asomarse a esta sección, que durante el resto del año trata de esos temas de los que todo el mundo habla y que no tienen cabida en las agendas informativas ortodoxas. Solo que ahora se centrarán en asuntos estivales: desde la cantidad ideal de agua que hay que beber con la comida en estos meses calurosos hasta la receta para no discutir con la pareja en estas fechas, un clásico que, como saben, se traduce en un incremento de divorcios en otoño. Lo mismo les vamos a ayudar a estar hidratados que a no separarse, cosas útiles de verdad.
La vocación de entretener tan ligada a estas fechas no está reñida con aprender cosas para mejorar nuestra vida… o, al menos, para comentar en las reuniones de amiguetes o llevarle la contraria al cuñado en las reuniones familiares (esto sí que es periodismo de servicio). De hecho, para ahondar aún más en esa faceta pedagógica, habrá una sección específica de breves consejos veraniegos donde desvelaremos cómo tratar la picadura de una medusa o la mejor hora para tener sexo durante una ola de calor (ese rato tienen permiso oficial para no ponerse a leer el periódico).
También aprenderemos mucho de otra manera: por boca de algunos de los protagonistas del verano que trabajan para que todos podamos disfrutar: DJs, profesores de surf, gogós… Todos ellos han sido entrevistados y han reclamado la contraportada del periódico para contarnos los secretillos de su mundo…, que durante las vacaciones también es un poco el nuestro.
Enlace de origen : En Vivir nos ponemos frescos este verano