
Tras una larga y maratoniana sesión cargada con decenas de enmiendas a la voluminosa ley fiscal y de inmigración de Donald Tump, el Senado aprobó … finalmente este martes la norma por un estrechísimo margen: partidarios y detractores empataron a 50 votos y fue necesario el de calidad, en manos del vicepresidente JD Vance, para decantar hacia el ‘sí’ la polémica legislación.
La Cámara marcó un récord histórico de 45 votaciones y más de 24 horas de debate que sacaron a la luz la división interna en el Partido Republicano y, por primera vez, el rechazo de algunos de sus correligionarios a las órdenes del presidente. Tres conservadores (Thom Tillis, Rand Paul y Susan Collins) votaron del lado demócrata al entender que la denominada ‘ley ómnibus’ endeudará a EE UU y recortará la cobertura sanitaria. La aprobación se produjo por mayoría simple tras comprobarse que sería imposible hacerlo por la fórmula de la mayoría compleja de 60 senadores.
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El proyecto de ley regresa ahora a la Cámara de Representantes para su aprobación final, donde se espera una nueva batalla política. Trump anunció este martes que flexibilizará sus plazos, ya que él quería firmar la norma el 4 de julio.
La aprobación fue recibida por el presidente como «música para los oídos», según comentó en Florida, donde inauguraba un nuevo centro de detención de inmigración, el ‘Caimán Alcatraz’, que ha causado una gran controversia.
El proyecto de ley renueva el recorte de impuestos a las rentas millonarias que Trump ya firmó en su primera Administración en 2017 y multiplica la financiación al departamento de inmigración, que contratará a 20.000 nuevos agentes y encargados de agilizar las deportaciones. Por el contrario, el Gobierno obtiene luz verde para reducir las prestaciones sociales y sanitarias en 1,1 millones de dólares. Los detractores afirman que esta norma es tan desequilibrada que elevará en 3,3 billones la deuda nacional en el plazo de una década.
Trama para «robar»
Los demócratas criticaron con dureza la aprobación del proyecto de ley con un comunicado de su presidente, Ken Martin, que lo definió como «una trama masiva para robar a la gente trabajadora» y «enriquecer a los ya ricos con una excepción fiscal». La senadora republicana Susan Collins justificó su negativa a secundar la orden de su partido y votar a favor porque los recortes sociales «perjudicarán a las familias de bajos ingresos y a los hospitales y hogares de ancianos».
Posiblemente, el principal crítico de todos sea Elon Musk, que este martes cargó nuevamente contra el presidente y su formación, a la que calificó como el «partido del cerdo gordo» supuestamente por hinchar las cuentas para que la nueva ley fiscal cuadre. Al archimillonario propietario de Tesla le han inquietado especialmente el aumento de las subvenciones a la exploración petrolera y la reducción de las ayudas al coche eléctrico. El paquete legislativo dificulta además el desarrollo de proyectos de energía solar y eólica.
Musk amenazó con derrotar en las primarias de 2026, año en que habrá elecciones de medio mandato, a todos los senadores y representantes republicanos que voten a favor de la ley fiscal. Anunció además que podría crear un nuevo partido llamado América. Trump le respondió que «no juegue conmigo» y que podría «perder mucho más» que los subsidios fiscales al coche eléctrico y «probablemente tendría que cerrar la tienda y regresar a Sudáfrica».
Enlace de origen : El voto de calidad de JD Vance permite aprobar 'in extremis' la ley fiscal de Trump en el Senado