Dentro de la zona de mayor afección de la tormenta que dañó sobre todo a los cultivos de las faldas del Moncalvillo en la … tarde del pasado miércoles hay una isla de unas 17 hectáreas que ha permanecido intacta. La razón es un sistema de mallas de protección. Frutas del Valle del Moncalvillo apostó hace años por un sistema de protección que facilita ahorrarse el seguro agrario. De las 60 hectáreas que posee la empresa de los hermanos Roberto y Richard Pérez Sáenz, 17 cuentan con mallas en los términos municipales de Navarrete y Entrena, dos de los más afectados por la tormenta. En esos terrenos la fruta ha resultado ilesa, en los otros, pues no todas las plantaciones las tienen protegidas, han sufrido daños igual que los demás agricultores.
«No protegemos más con mallas porque cuestan una pasta, unos 23.000 euros por hectárea. Lo bueno es que te ahorras el seguro, así que merece la pena por situaciones como esta porque la tormenta fue la hostia», explica Roberto Pérez Sáenz. Frutas del Valle del Moncalvillo produce unos 2 millones de kilos de pera, además de otras frutas como manzana (1,5 millones de kilos), que suponen aproximadamente el 10% de la producción de la Denominación de Origen Protegida Rincón de Soto.
Las mallas propician que el granizo se deslice y se vierta en las calles de la plantación. La mayoría de los perales protegidos se encuentran en los caminos de la Mora y de los Judíos, y aunque otros agricultores de Navarrete y Lardero han empezado a apostar por este método, son los hermanos Pérez Sáenz quienes más cultivo tienen cubierto así. «Las cerramos cuando ya no hay riesgo de nevada, para que no la tire abajo, por abril, y las abrimos después de la cosecha, a últimos de septiembre», detalla Roberto Pérez Sáenz. Otra razón para confiar en esta protección es asegurar la producción y el suministro a sus clientes. «Necesitamos peras en el almacén. Las grandes superficies, los supermercados, nos compran mucha pera y tenemos que suministrarles», expone el agricultor.
Un peral cubierto al lado de una plantación desprotegida.
Sonia Tercero

Fuego bacteriano
Pero, al margen de estas 17 hectáreas cubiertas, Frutas del Valle del Moncalvillo cuenta con otras 14 que se vieron afectadas, sobre todo de perales viejos. «Colocamos las mallas en los árboles jóvenes porque son más débiles pero los viejos se han quedado deshechos», reconoce Roberto Pérez. No obstante, la preocupación ahora es, en general, el fuego bacteriano. «De momento habíamos librado bastante en la zona, porque ha pegado más en La Rioja Baja, pero ahora vamos a tener que estar atentos», advierte Pérez Sáenz, en previsión de que la humedad pueda afectar a los árboles heridos y que surja la temida bacteria.
Enlace de origen : El oasis de perales protegidos con mallas en medio del desastre