El jurado absuelve al acusado de matar a su mujer en el barrio de Los Lirios

Martes, 4 de noviembre 2025, 17:20

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El tribunal del jurado ha declarado este martes no culpable a A. E. M. del asesinato de Mercedes, cuyo cadáver apuñalado fue descubierto el 13 de octubre de 2020 en su domicilio del barrio logroñés de Los Lirios. Los nueve miembros y dos suplentes han tomado una rápida decisión, tras comenzar sus deliberaciones el lunes a las 12.30 horas. Con ocho votos de los nueve a favor, el tribunal ha considerado que el marido de la víctima no tuvo nada que ver con la muerte. Posteriormente, el magistrado de la Audiencia Provincial ha confirmado la sentencia absolutoria.

Punto a punto, el portavoz ha ido desgranando las cuestiones presentadas en el objeto del veredicto. Y ha rechazado uno de los puntos claves que cimentaba la acusación: el trayecto que tuvo que recorrer el acusado desde Gumiel de Mercado hasta Logroño en la noche del crimen. «No se puede acreditar el desplazamiento», leyó. Y sin ese viaje en coche, del que no hay registros ni en cámaras de seguridad ni en el barrio de Los Lirios, el andamiaje de la investigación resultaba insostenible. Una multa de tráfico en la mañana del día 11 y en dirección a la localidad burgalesa sí que acreditó el trayecto de ida.

Tampoco han avalado que existiese una discusión esa noche en el domicilio, que como defendían los investigadores y sostenía la Fiscalía pudo desencadenar la agresión. «No queda acreditada dicha discusión», ha explicado el portavoz del jurado, especialmente cuando esta tuvo que producirse de madrugada, un momento en el que ese tipo de riñas «se escuchan con claridad». El jurado también ha defendido que el crimen pudo haber sucedido en «una franja horaria diferente a la defendida por la Policía» de 1.00 a 6.00 horas, puesto que se en la escena del crimen había una lavadora recién tendida, una cafetera sobre la vitrocerámica, alfombras enrolladas…

En lo obvio sí que ha habido unanimidad. Que Mercedes murió por heridas de arma blanca o que fue el marido el que encontró el cuerpo y llamó al 112 para avisar de lo que él consideró «un suicidio». Pero nada más allá, por lo que tras una rápida lectura de menos de quince minutos el tribunal del jurado ha cesado y ha abandonado la sala.

Un caso extraño desde el inicio

No ha sido el de Mercedes un suceso normal. Incardinado en un momento de pandemia, nada se supo de ese crimen hasta un año después de perpetrarse. En ese momento, y días después del asesinato del pequeño Álex a manos de Francisco Javier Almeida, se informó de que el caso, del que hasta ese momento nada se había comunicado al tratarse en un primer momento como suicidio, pasaba de un Juzgado de Instrucción al de Violencia de Género.

La investigación, una vez que los agentes descartaron la sospecha inicial de que se trataba de un suicidio (presentaba una profunda herida de degüello, varias intentonas en la zona del cuello y otras punciones en el cuerpo), señaló pronto al entorno más cercano de Mercedes, a su marido, como el presunto asesino. Pero él seguía en la calle con medidas cautelares mientras que el cuerpo de Mercedes aguardaba ulteriores pruebas en la morgue, donde permanecería durante tres años.

Una investigación compleja pero que para los agentes resultaba suficiente para defender una acusación de asesinato por la que la Fiscalía y la acusación particular (que representa a los hermanos de la fallecida) solicitaban 22 años de cárcel. Pero las pesquisas, en esta ocasión basadas en indicios, siempre deben superar el examen del juicio para convertirse en una declaración de culpabilidad o en una exoneración. Y el jurado no se ha visto convencido por la acusación pública ni por las pruebas vistas durante las nueve sesiones de la vista.

No ha debido resultar fácil para el tribunal popular determinar qué ocurrió en la madrugada del 13 de octubre de 2020 en el domicilio de Mercedes. Había ADN del acusado en los dedos de la mano derecha de la víctima, pero no otro tipo de huellas, por ejemplo, en el cuchillo empleado en el crimen. Además, el portavoz ha defendido que esos restos de ADN se pueden encontrar de manera habitual entre convivientes «aunque hiciese un par de días que el acusado no estuviera en casa» y que no quedó acreditado que «se correspondiesen con una defensa de la víctima».

El hijo de la pareja, que siempre ha defendido la inocencia de su padre, explicó que en la noche del crimen su progenitor había dormido en su casa de la localidad burgalesa donde había acudido a ayudarle en la vendimia y consideraba imposible que se hubiese trasladado a la capital riojana sin que él lo hubiera percibido.

Tampoco coincidieron las versiones de amigos y conocidos de uno y otro lado. Donde unos veían una relación acabada y opresiva para la víctima, otros consideraban que era un matrimonio normal, aparentemente bien avenido. La Fiscalía, por su parte, siempre ha defendido que fue la decisión de Mercedes de poner fin al matrimonio la que provocó el fatal desenlace, punto que no ha sido acreditado, según el tribunal.

«Ahora nunca vamos a saber qué paso», lloraba una de las hermanas de la víctima en el pasillo de la Audiencia tras escuchar la lectura del veredicto. Una familia que nunca ha creído en el suicidio. La otra hipótesis, entonces, es que un asesino sigue suelto.

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