El homenaje a Ana María Matute en Mansilla: una placa en su nombre

Europa Press

Sábado, 30 de agosto 2025, 18:08

«Acababa de cumplir 10 años cuando me llevaron con los abuelos a la casa de las montañas… Ya nunca, nunca, aunque viva años y años y sea más vieja que nadie, se me olvidará la casa de las montañas». Estas frases del libro ‘Paulina’, escrito por Ana María Matute, con claras alegorías al municipio que la acogió con 4 años, han vuelto a sonar este sábado en «su» Mansilla de la Sierra, el pueblo en el que pasó años que fueron «de los más felices de su vida, en el que vivió una etapa dorada que la marcó profundamente en todos los sentidos».

Así lo ha recordado este sábado su hijo, Juan Pablo Goicoechea, dentro de los actos diseñados en Mansilla con motivo del Centenario de ‘El Najerilla’ -la primera revista hispanoamericana que cruzó el Atlántico y que se editó en el pueblo riojano desde 1918 hasta 1961-, en los que la escritora, premio Cervantes fallecida en 2014, ha estado muy presente, máxime cuando se cumplen cien años de su nacimiento.

Actos desarrollados

Tras los I Encuentros El Najerilla, en los que han participado el sobrino de la autora, David Matute; el periodista de la SER y escritor nacional, Isaías Lafuente; y el poeta riojano Julio Arnáiz, se ha descubierto una placa en honor y recuerdo de Ana María Matute.

Más tarde, sus cenizas han sido depositadas en el cementerio mansillano para que descanse en el lugar «en donde tanto amé las hayas, los robles en donde están los árboles, las hojas que nos vieron de niños, adolescentes», fragmento de ‘El Río’, obra que escribió una de las autoras más importantes de la literatura del siglo XX.

En la jornada, también ha participado la nieta del fundador de ‘El Najerilla’, María Libia Aldonza; junto al colaborador del Ayuntamiento José María Menéndez, el periodista Benjamín Roncadio y Arnáiz.

Además, se ha inaugurado la nueva Casa de Islas. La antigua, hoy bajo el agua del pantano, tuvo su origen en 1584, y en ella se reunían los alcaldes de la zona para solventar litigios entre ganaderos, aprovechamientos de cultivos, pastizales, baldíos, leña…

Y se ha procedido a celebrar un hermanamiento con el Ayuntamiento de Ondárroa, como agradecimiento al regalo de una embarcación que se realizó en los años 60, para que los mansillanos pudieran cruzar a la otra orilla, para cuidar el ganado.

«Nos gustó muchísimo conocer la historia y estamos encantados, porque Ondárroa siempre ha sido un pueblo solidario», ha señalado la teniente de alcaldesa del Ayuntamiento de Ondárroa, Irina Alkorta, encargada de firmar el texto del hermanamiento en el que ambas instituciones se comprometen a mantener lazos de amistad.

Una caldereta popular y música popular, a cargo de Luna Pascual, han cerrado un día muy «especial e inolvidable para este rincón de La Rioja, hemos disfrutado de unos actos humildes pero llenos de cariño y de emoción, para celebrar tres acontecimientos realmente importantes para los mansillanos y para todos los riojanos», ha concluido el alcalde, José Manuel Ballesteros.

Mansilla de la Sierra, el pueblo primigenio, desapareció bajo las aguas cuando, en 1960 se creó el actual pantano. Ahora, sus casas, que vieron a Ana María Matute en su niñez, solo se perciben cuando las aguas bajan y afloran recuerdos entre los tejados que asoman para ver el nuevo municipio, en el que se han recuperado los escudos, blasones, arcos y puentes históricos que «resplandecen en el verde humedal del otoño», como dice la autora en ‘El Río’.

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