
Cuarta sesión de juicio por el crimen de los Lirios y el hijo de la víctima y del acusado ha sido tajante al afirmar que … era «imposible» que su padre «se levantara, saliera y volviera sin que yo me diera cuenta». Durante su declaración ha relatado que A.E. M., de 61 años, el 11 de octubre de 2020 se trasladó de Logroño a la localidad burgalesa de Gumiel de Mercado para ayudarle en las labores de vendimia como hacía habitualmente. La noche del 12, concluida la vendimia, regresó a casa y allí estaba su padre, en el sofá, poco después se fueron cada uno a su habitación.
Es «imposible» que su padre se hubiera levantado de madrugada el 13 de octubre de 2020, tal como afirma la Fiscalía, para viajar a Logroño, acabar con la vida de su mujer, Mercedes, de 56 años, y regresar a Gumiel. «En una casa de pueblo, vieja, con baldosas que suenan, que mi padre cogiera el coche viejo, diésel, de debajo de mi ventana, es imposible que no me diera cuenta», ha insistido.
El día 13 se levantaron sobre las 07.00 horas, el testigo se puso a limpiar y el padre se fue a tomar café y a llevar unos papeles a una bodega. Regresó sobre las 10.00 o 10.30 horas. Esa misma mañana llamó a su madre para decirle que habían terminado la vendimia y que su padre iría después, pero ya no le cogió el teléfono. Estaba preocupado porque horas después no le había devuelto la llamada.
Sobre las 15.30 horas, ha detallado que su padre emprendió regreso a Logroño y esa misma tarde, cuando salía de una gasolinera en Aranda de Duero recibió una llamada del acusado, «me dijo que había encontrado a mi madre en el suelo, había mucha sangre y había llamado a los médicos, pero que estaba fría». «En ese momento -ha dicho entre lágrimas- no piensas en nada, se ha muerto tu madre».
El hijo se trasladó a Logroño y al ver a su padre «nos abrazamos los dos llorando y no me dejaron hablar con él, me cogió la psicóloga porque valoró que tenía que hablar conmigo». «Tanto él como yo estábamos en shock, tratando de asimilar lo ocurrido».
En un primer momento, ha narrado que su padre pensó que se había suicidado, «pero a los cuatro días creíamos que era imposible que mi madre se suicidara, que la tenían que haber matado».
Preguntado por la relación de sus padres, ha asegurado que «no estaban en situación de crisis, es un matrimonio normal, han discutido como todas las parejas, pero ninguna discusión grave que haga pensar que la pareja va mal. Mi madre se desvivía por los dos, cocinaba para un hijo y un marido con todo su corazón». Ha descarta que el matrimonio atravesara un mal momento económico, «no falta dinero en casa, pero mi padre no se gastaba 2.000, 3.000 euros -como así señaló una compañera de trabajo de la víctia en la vista oral-. Tampoco le he visto faltar una noche en casa, ha podido ir a cualquier merienda con los amigos y colver a la una».
Cuando le han preguntado por la indemnización que la Fiscalía reclama para él, ha sido rotundo al afirmar que «el primero que quiere saber quién ha matado a mi madre si soy yo, si meten a mi padre en la cárcel recibir un dinero sabiendo que es una injusticia. No tengo ni la más mínima duda de la inocencia de mi padre».
Según la Fiscalía y la acusación particular, que ejercen los hermanos de la víctima, los hechos que están siendo juzgados se remontan al 11 de octubre de 2020. Ese día, el acusado, A. E. M., viajó a la localidad burgalesa de Gumiel de Mercado para ayudar en las labores de vendimia a su hijo y en la madrugada del 13 de octubre regresó al domicilio, en el Parque de Los Lirios en Logroño, que compartía con su esposa Mercedes.
Una vez en casa, siempre según la versión de la Fiscalía, mantuvo una discusión con Mercedes al conocer su decisión firme de poner fin a su matrimonio. Fue entonces cuando, según el fiscal, movido «por el sentimiento de posesión sobre la misma y con la intención de acabar con su vida, la atacó de forma sorpresiva con un arma blanca de tipo cortopunzante» en tórax y abdomen causándole la muerte. Después, según la Fiscalía, volvió a Gumiel de Mercado donde llegó a primera hora de la mañana del 13 de octubre.
La defensa niega los hechos y sostiene que no sucedieron tal y como los relatan las acusaciones, por tanto, considera que no hay delito. En cualquier caso, en el «improbable» supuesto de que sea condenado pide que se aplique la atenuante de dilaciones indebidas.
Enlace de origen : El hijo del acusado: «No tengo ni la más mínima duda de la inocencia de mi padre»