Una intervención de la portavoz de Bildu en el Congreso sobre la supuesta «impunidad del fascismo» en España desató este miércoles una bronca de alto … voltaje entre el Gobierno y el PP. «Estamos viendo organizaciones fascistas, franquistas, ultras o directamente nazis que actúan con total impunidad en este Estado y un Gobierno se hace valer por lo que hace. Esperamos que actúen decididamente para acabar con esa impunidad del fascismo porque nos estamos jugando los derechos de la ciudadanía. Si no lo hace, todos pagaremos esa permisividad», comenzó la diputada de la izquierda abertzale Mertxe Aizpurua durante la sesión de control al Ejecutivo en la Cámara baja.
Aizpurua citó como recientes ejemplos de actitudes fascistas la presencia de «ultras en la Universidad de Barcelona», «las cacerías nazis en Torre Pacheco», las «concentraciones franquistas en Ferraz», los «neofascistas encapuchados amenazando» en vecindarios y los «matones desahuciando». Y vaticinó que el próximo 20 de noviembre, aniversario de la muerte de Franco y de José Antonio Primo de Rivera, «volverán a sucederse actos franquistas con ‘caras al sol’ y saludos fascistas en plena calle» sin que haya «sanciones ni detenciones».
Como respuesta a Bildu, su aliado parlamentario más fiel, Pedro Sánchez adelantó que el Gobierno va a publicar en el Boletín Oficial del Estado (BOE) «antes de que termine noviembre» un catálogo de elementos y símbolos franquistas «para que sean quitados de las calles». «La memoria democrática puede ser plural, pero tiene que ser respetuosa con los principios de la Constitución española», afirmó el presidente.
El listado, que coincidirá con el 50º aniversario de la muerte de Franco, está contemplado en la Ley de Memoria Democrática aprobada en 2022, que establece que el Estado confeccionará, en colaboración con las comunidades autónomas, un catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática que deben ser retirados.
Pero en su turno, el PP se mostró indignado por el discurso de Aizpurua. «Señor Sánchez, jamás le perdonaremos que la mujer que señalaba desde su periódico a gente para que fuera asesinada haga estos comentarios en la Cámara. ¡Qué asco!», proclamó la portavoz popular en el Congreso, Ester Muñoz. Aizpurua, que ejerció entre 1999 y 2004 como directora del diario Gara, vinculado a la izquierda abertzale que dio sustento político a la violencia etarra, fue condenada en 1984 por la Audiencia Nacional a un año de cárcel por enaltecimiento del terrorismo.
A Muñoz, entonces, le contestó la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero. «Respete la democracia. Todos los diputados de esta Cámara representan a ciudadanos», aseveró Montero, una declaración que provocó que Muñoz se dirigiera directamente a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, tras recibir, según afirmó, insultos desde la bancada socialista. «La democracia se respeta y a los muertos por la libertad de España, también», apuntó Muñoz directamente a Montero.
Pero el toma y daca en el Congreso no terminó ahí porque los populares quisieron después centrar su atención en los vítores que recibió la vicepresidenta desde sus filas. Fuentes del partido de Alberto Núñez Feijóo lamentaron que «hubiera aplaudido» a Montero «la bancada del PSOE», «el mismo partido que hace semanas le negó a [el expresidente de Aragón fallecido] Javier Lambán un aplauso cuando se le reconoció con un premio». «Aplauden más a Bildu que a sus compañeros fallecidos, si esos compañeros no eran sanchistas», señalaron los populares.
La gresca entre el Gobierno y el principal partido de la oposición continuó con las intervenciones de Félix Bolaños y Cayetana Álvarez de Toledo. La diputada del PP calificó de «nauseabunda» la declaración de Aizpurua, antes de exigir al ministro de Justicia que censurara al régimen de Venezuela. «Yo condeno las dictaduras de Franco y Videla. ¿Condena usted la de Maduro?», apeló Álvarez de Toledo a Bolaños, que evitó la condena explícita al Gobierno chavista y respondió ironizando sobre la seguridad con la que los populares se ven La Moncloa: «No se haga ilusiones. Vox les va a engullir».
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