El 16 de agosto de 1925, Nicanor Villalta, Joselito Martín y Antonio de la Haba (Zurito), con toros de Antonio Pérez de San Fernando, de Salamanca, formaban el primer paseíllo de la plaza de toros de Alfaro. Era el colofón a varios meses de trabajos en los que se volcó el pueblo, también en su financiación, pues se construyó por suscripción popular hasta alcanzar el capital de 140.000 pesetas.
En dos meses, la plaza de toros alfareña cumplirá su primer siglo de historia y lo hará con una nueva feria taurina. Antes han comenzado ya los actos del aniversario: ayer, con la charla organizada por el Club Taurino ‘100 años de toros en Alfaro’ con varios toreros como contertulios; y este sábado, abriendo las actividades a más allá de las taurinas, la fiesta joven de música urbana Perréalo.
La construcción comenzó a finales de 1924, encargada a la empresa bilbaína Gamboa y Domingo, que tenía al frente al alfareño Santiago Domingo. Los alfareños aportaron tanto en trabajo voluntario como al adquirir acciones de la Sociedad Anónima Plaza de Toros que se constituyó el 5 de agosto de 1925. Salieron 1.400 acciones de 100 pesetas cada una para financiar el capital total. Dos décadas después, en los años 50, el Ayuntamiento se convirtió en su mayor accionista e inició el proceso para municipalizar el inmueble.



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Con capacidad para 5.165 espectadores, se convirtió en el primer edificio ejecutado en hormigón armado de la localidad. A pesar de esa singularidad, no está incluida en la relación de edificios catalogados. Aunque ya en funcionamiento y usos, los trabajos continuaron en distintos detalles y zonas hasta 1928.
Su puesta en marcha supuso dejar de celebrar las corridas, capeas y encierros en la plaza del Mercado, hoy la plaza de España. «La fiesta taurina, con la inauguración de esta plaza, ganó en categoría, pero perdió en tipismo al prescindir de las muchas ocurrencias que se corrían las vacas en la plaza Mayor», sentenciaba José Joaquín Díez en su ‘Historia de Alfaro’.
Durante décadas, la Popular Taurina gestionó la feria, con una época dorada en los años 70 y 80. Como único matador de toros de la localidad, Gallito de Alfaro, al que aspira a dar relevo Fabio Jiménez. En las últimas décadas, ha estado en manos de empresarios (la contratación está pendiente del desistimiento que ha dictado Alcaldía). Pero el coso ha sido también escenario para conciertos, veladas de boxeo, exhibiciones desde el ejército hasta la comparsa de gigantes… y en la pandemia se convirtió en un gran punto de encuentro al aire libre para eventos sociales como degustaciones y actuaciones de todos los géneros musicales.
Con un ruedo de 40,50 metros de diámetro y una totalidad de la plaza de 63,50, en la última década ha vivido varias obras de reforma y mejora, en especial para la consolidación de su graderío y estructura y para frenar las filtraciones en 2015 y de los corrales, toriles y patio de caballos en 2019. En su futuro próximo, el anhelo de colocar un ascensor o medidas que permitan la accesibilidad de todas las personas a su grada.
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