El asesino de Alcàsser, Miguel Ricart, detenido en un narcopiso de Barcelona

Los Mossos d’Esquadra detuvieron este martes en un narcopiso del barrio del Raval de Barcelona a Miguel Ricart, uno de los asesinos de las niñas de Alcàsser que fue condenado en su día a penas que sumaron 170 años de prisión, años después reducidas a una octava parte. La noticia de su arresto fue adelantada por el diario ‘La Vanguardia’ en su edición digital y luego confirmada por ‘Las Provincias’.

La investigación la ha realizado el grupo de tráfico de drogas de los Mossos d’Esquadra, en coordinación con la Guardia Urbana. Los agentes llevaban varias semanas investigando el narcopiso, del que, al parecer, Ricart era el encargado.

No es la primera vez que la policía localiza a Ricart tras su salida de prisión. Un agente identificó en enero de 2021 al expresidiario en un edificio okupa del distrito de Carabanchel en Madrid. Ricart mostró entonces su DNI a uno de los agentes cuando le pidió la documentación, el policía comprobó que no tenía ninguna orden de búsqueda y el exconvicto se quedó dentro de la finca. Ricart se encontraba con una mujer toxicómana cuando varios agentes entraron en el edificio y les pidieron que se identificaran.

Bajo vigilancia

Desde que salió de la cárcel de Herrera de la Mancha, Ricart fue sometido a un discreto control por parte de las fuerzas de seguridad. El revuelo mediático que causó su excarcelación el 29 de noviembre de 2013 le obligó entonces a abandonar España.

Tras pasar 21 años entre rejas de una condena total de 170 -se vio favorecido, como otros conocidos reos, por las reducciones obligadas tras los cambios impuestos por la justicia europea respecto a la llamada ‘doctrina Parot’-, ‘El Rubio’, apodo de Ricart en su juventud, vivió ese tiempo completamente encerrado en su mundo. Cinco familiares (su hija, una hermana y tres sobrinos) son las únicas personas allegadas que podrían compadecerse aún del expresidiario. Su expareja no quiere saber nada de él.

Paraje donde se descubrieron los cadáveres de las tres niñas de Alcàsser. / r. c.

El crimen más oscuro

El 27 de enero de 1993, dos apicultores valencianos subieron a la montaña para trabajar en sus colmenas y en el camino descubrieron el brazo semienterrado de una joven en avanzado estado de descomposición. El viento, la lluvia y los animales habían revelado una fosa con los cadáveres de las tres niñas de Alcàsser.

El 13 de noviembre de 1992, Miriam, Toñi y Desirée se metieron en la boca del lobo cuando hicieron autoestop para ir a la discoteca Coolor de Picassent y subieron, sin saberlo en ese momento, a un coche ocupado por dos violentos delincuentes. Según la sentencia del caso Alcàsser, Anglés y Ricart llevaron a las niñas de 14 y 15 años a una casa en ruinas en el paraje de La Romana en Tous, donde las ataron, torturaron y agredieron sexualmente. A la mañana siguiente, Anglés asesinó de un disparo en la cabeza a las menores y las enterró con la ayuda de Ricart en una fosa que habían cavado tiempo atrás para esconder una moto robada.