Todos los años, en fechas aleatorias, los periódicos publicamos unas imágenes extrañas, como de pesadilla kafkiana: cientos de personas, sentadas en pupitres alineados soviéticamente, esperan una orden con los bolígrafos en la mesa. Si uno aguza la vista, incluso en las fotografías pueden apreciarse los nervios: gestos incómodos, miradas perdidas, manos que no saben dónde posarse… Los estudiantes saben que ese examen determinará en buena medida su vida futura, su tranquilidad.
Enfrentarse a una oposición no es tarea sencilla. Uno puede hacerlo a las bravas, comprando el temario y lanzándose al estudio sin contemplaciones, o con la ayuda de preparadores. «Todo depende de la persona. En primer lugar, de su nivel de estudios y de si tiene conocimientos previos del temario al que se tiene que enfrentar. Y en segundo término, de la disciplina que cada uno tenga. Pero la mayoría necesita esa ayuda», advierte Pilar Fernández, del centro de estudios Gonzalo de Berceo.
«Preparar una oposición no es solamente estudiar un temario –tercia Ana Belén García, de la Academia Pilar Cuartero–. Cuando uno se enfrenta a un tribunal debe marcar la diferencia con sus compañeros. Si uno se limita a repetir un tema de un libro tal cual y no pone nada que llame la atención del tribunal, ya está perdiendo puntos». Orlando Jubera, de la Academia Iris, centro que lleva más de cuarenta años en Logroño, lo resume con una frase: «Lo que ofrecemos es una preparación completa, total».
«Cada vez tenemos más competencia desleal por parte de los sindicatos; han invadido campos que no son suyos»
Orlando Jubera
Academia Iris
Para muchos ciudadanos el empleo público se ha convertido en un refugio seguro. En los últimos tiempos, sobre todo después de la pandemia, el porcentaje de riojanos que trabajan para la Administración –no todos funcionarios– ha registrado un aumento impetuoso. Según los últimos datos del Ministerio de la Seguridad Social, que recogen la afiliación media en diciembre de 2024, en La Rioja hay 19.572 empleados públicos, la mayoría de los cuales (15.195) trabajan para la Comunidad Autónoma. En mucha menor medida lo hacen para los ayuntamientos (2.751) o para una Administración del Estado cada vez más residual (1.626). Catorce de cada cien riojanos afiliados a la Seguridad Social tienen un empleo público.
«No se trata solo de estudiar los temas; cuando uno se enfrenta a un tribunal debe marcar la diferencia»
Ana Belén García
Academia Pilar Cuartero
Para acceder al anhelado escalón funcionarial, las oposiciones siguen siendo el listón que superar. Tras el impacto del covid, la rueda vuelve a girar, también para las academias. «La cosa empieza a cambiar, pero no hace tanto tiempo –explica Ana Belén García–. La pandemia no solo nos afectó en el año 2020. Ya no era únicamente que tuviéramos limitación de aforo, es que durante más de dos años se paralizaron las oposiciones. De hecho, hasta que no han salido las plazas de estabilización no se ha movido nada». Este año están previstas las oposiciones de Secundaria (248 plazas), pero, más allá de las pruebas de Educación, que se suelen celebrar anualmente –Primaria e Infantil un año, Secundaria al siguiente–, hay otras que acumulan mucho retraso, como las de la Administración General. «Sacan las ofertas de empleo público, pero no las llegan a desarrollar –lamenta Pilar Fernández–. Se acumulan y eso hace que haya gente que se pueda tirar tres o cuatro años esperando a que saquen la convocatoria para examinarse; eso es una barbaridad». «Nadie puede aguantar tanto tiempo, ni económica ni mentalmente», corrobora García.
Clases preparatorias de oposiciones en el centro Gonzalo de Berceo.
Rodrigo Merino

«Los retrasos se acumulan y hay gente que puede pasarse tres o cuatro años esperando a que saquen la convocatoria»
Pilar Fernández
Centro Gonzalo de Berceo
A las academias preparadoras les ha salido mucha competencia con la actuación de los sindicatos, muchos de los cuales también ofrecen clases preparatorias. «Creo que son una competencia deseal –apunta Jubera–. Deberían dedicarse a defender los derechos de los trabajadores, que es su misión, y no a formar a futuros funcionarios. Han invadido campos que no son suyos. Esto se ha disparado desde la pandemia. A ellos los locales se los cede el Estado, tienen personal liberado… No jugamos con las mismas cartas y así el futuro de la empresa pequeña no existe».
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Enlace de origen : El arte de entrenar a los opositores