Había resistido muy bien el Atlético durante casi una hora e incluso gozado de un par de grandes ocasiones por obra de Julián Álvarez, su único jugador de otra dimensión, pero el Arsenal impuso su ley con cuatro dianas en apenas trece minutos que evidenciaron las enormes diferencias entre un equipo y otro. Demasiado castigo quizá para lo visto en el campo, pero la realidad la marcan la contundencia, los goles y el manejo de los momentos clave de los partidos.
Todo el mundo sabe que este Arsenal construido Mikel Arteta no es ese equipo histórico de Arsène Wenger, que lo hacía muy bonito pero era vulnerable, y el Atlético lo sufrió en sus carnes. Es indiscutible que a balón parado ewstos ‘gunners’ son una trituradora, y los madrileños también fueron destrozados en la estrategia. Y es una realidad que el líder de la Premier apenas encaja goles, solo tres en 12 partidos oficiales, y el Atlético se quedó a cero. Ya son siete las victorias seguidas del Arsenal frente a equipos españoles. Poco más que decir.
El Arsenal, uno de los firmes candidatos a esta Champions por calidad, orden, equilibrio y físico, siempre fue más que el representante español, pero visto durante choque pensar inimaginable pensar en esa goleada que frena en seco la evolución de los colchoneros y el envía directos al deván. El Atlético había superado un comienzo inquietante, crecido, salido con más ambición en la segunda mitad, cuando Julián lanzó al larguero, pero se diluyó como un azucarillo. Cuando marcó Gabriel, de cabeza, tras una falta inexistente de Llorente, el equipo de Simeone dimitió y fue arrollado en un pispás. Martinelli y un doblete de Gyokeres, que cerró la goleada en otra acción a balón parado, hablaron por sí solos.
Simeone trató de repetir la experiencia del derbi salvando las distancias, ya que a día de hoy este Arsenal es mucho más equipo que el Real Madrid, y alineó a Sorloth de titular. El noruego es suplente habitual, pero para este tipo de contiendas tan duras siempre es un recurso el balón largo para que lo baje. En el Arsenal, el banquillo para Mikel Merino sorprende al hincha español más que al inglés.
El inicio recordó al sufrido por el Atlético en Liverpool, pero esta vez los colchoneros no encajaron pronto. La presión tan alta como intensa de los ‘gunners’ asfixiaba a los madrileños, con serias dificultades para sacar el balón jugado. Y como se lo quitaban de encima, lo recuperaba el Arsenal de inmediato y vuelta al ataque. Sobre todo, Bukayo Saka rompía una y otra vez a Hancko en la banda derecha del ataque local.
Julián contra el mundo
Un error de Giménez preludió una ataque veloz que no fue gol de milagro, ya que el tiro de Eze rebotó en Hancko y golpeó en el travesaño, con Oblak ya batido. Y el posterior disparo de Rice se marchó cerca del larguero. También Lewis-Skelly rondó el tanto, pero cruzó el balón en exceso. En pleno acoso londinense, fue Oblak el que en su salida abortó la internada de Saka.
No le gustaba a Simeone el panorama y tampoco el criterio del juez a la hora de indicar las faltas y mostrar esas amarillas, como la que vio Giménez, que tanto condicionan. Sí acertaron el trencilla italiano al anularle un gol a Martinelli por fuera de juego evidente. Protestas al margen, el Atlético fue encontrando más balón, zafándose del acoso e incluso asustando de vez en cuando.
La porfía del infatigable y optimista Giuliano y un error de Raya acabó en un saque de banda rapidísimo que casi acaba en el 0-1. Julián Álvarez lanzó a portería vacía, pero estaba muy escorado y no acertó con la portería. La Araña, además de Saka, era el jugador que mostraba más jerarquía. Con Sorloth de referencia, el argentino bajó más para tejer el juego y ejercer de Griezmann. Se llegó al descanso y resistía bien el Atlético.
Los rojiblancos salieron bien en la reanudación, presionando arriba y con un Julián descomunal. Aparecía por todas partes y se sacó un disparo maravilloso desde la frontal que se estrelló en el travesaño. Enfrente, Zubimendi asistía a Gyokeres, pero Oblak se hacía grande. El duelo estaba en el filo en ese momento.
Ocurrió que el árbitro vio al revés una falta, se la pitó a Llorente en lugar de a Martinelli y en la estrategia marcó el Arsenal. Rice la puso de cine y Gabriel Magalhaes cabeceó solo. Quizá Oblak debió salir por arriba, pero en esa faceta no destaca el esloveno. Ese tanto hirió en su orgullo al Atlético, que asustó por medio de Giuliano y Nico González. Pero justo después de que el Cholo hiciese un triple cambio, medida siempre arriesgada, una internada magnífica de Lewis-Skelly acabó con un golazo de Martinelli. Y poco después Gyokeres apuntilló al Atlético, que mantuvo el tipo hasta que fue zarandeado.
Enlace de origen : El Arsenal tritura al Atlético en trece minutos