El fatal desenlace del acoso escolar sufrido por la adolescente sevillana Sandra Peña, que la semana pasada a los 14 años decidió quitarse la … vida tras padecer ‘bullying’, ha devuelto a la actualidad informativa un hostigamiento que, habitualmente, se padece en silencio y soledad.
Las investigaciones deberán determinar qué ocurrió en el caso de la joven andaluza, pero su muerte vuelve a poner de relevancia la situación que viven miles de menores en España, acosados tanto física como virtualmente. Nadie escapa de un problema que preocupa en todos los ámbitos (administración, centros, familias, profesionales sanitarios…) y que, a la vista de los datos, crece en La Rioja.
Durante el pasado curso, Educación abrió 43 protocolos por posibles casos de acoso escolar, la cifra más alta de los últimos seis años (hasta ahora el triste récord se produjo en el 2022/2023, con 33) y que supone un incremento del 80% respecto a 2023/2024.
Además, durante el primer mes y medio de este curso parece que el ritmo no ha bajado y ya son siete las actuaciones iniciadas por los centros escolares por posibles situaciones de ‘bullying’. En la estadística no se tiene en cuenta la gravedad (aunque todos los casos lo son, los más serios acaban derivándose a la Fiscalía de Menores) ni la tipología. Pero sobre todo, los protocolos, según informes como el de PISA, solo llegan a reflejar una pequeña parte de un problema que suele pasar desapercibido por desconocimiento o desinterés. Con frases como «son cosas de niños» muchas de las situaciones acaban agravándose y prolongándose.
En La Rioja, la Asociación Contra el Acoso Escolar (ACAE) lleva años advirtiendo de esta problemática y criticando lo que consideran la inacción de muchos centros, que no han detectado a tiempo los casos y luego deben convertirse en los evaluadores de la situación.
La inquietud por el ‘bullying’ se percibe en el reciente Decreto de Convivencia del Ejecutivo regional, que dedica seis artículos al acoso o al ciberacoso. En la normativa, por ejemplo, entre otras medidas, se obliga a los centros a elaborar un proyecto antiacoso «que desarrolle acciones de concienciación, evaluación, prevención, intervención y reconstrucción del clima de relación».
«Si en Primaria no se interviene, la herida emocional permanecerá», explica la psicóloga Carmen Castroviejo
Pero el acoso no debe afrontarse solo en lo educativo, sino que también resulta clave el papel de los hogares y de profesionales como los psicólogos. Manuel Pérez, presidente de FAPA Rioja, explica que las familias deben hacer hincapié no solo en la labor restaurativa, sino también en la preventiva. «El diálogo y la confianza es clave en tres vertientes: con las víctimas para detectar un problema que ellos sienten como una vergüenza; con los acosadores, para abordar sus carencias; y con los espectadores, que no son chivatos por contar lo que sucede, sino que pueden ayudar en la salud mental y física de un compañero e incluso salvar una vida».
Para Carmen Castroviejo, directoral del centro de psicología Apóyate, estas situaciones se deben afrontar, en primer lugar, «validando las emociones de los niños y adolescentes», además de evitar «la minimización del problema». «Hay que observar exhaustivamente si hay cambios en el estado de ánimo, si está más irascible, ya que más que la tristeza esa suele ser la sintomatología ansioso-depresiva de un adolescente, o si pierde interés por actividades que antes le gustaban». Y, por supuesto, acudir al centro escolar e iniciar un proceso terapéutico.
Castroviejo también apunta la necesidad de «restringir el uso de dispositivos móviles o de redes sociales» entre los menores para «protegerlos» y de promover «la educación en valores». Por último, explica que abordar de manera temprana el problema ayuda a solventarlo: «Si en Primaria no se interviene, la herida a nivel emocional permanecerá».
Enlace de origen : Educación estudió 43 casos de acoso el curso pasado, 19 más que hace un año