
Si uno da por bueno lo que llega a provincias de los mentideros de Madrid, Cuca Gamarra (Logroño, 1974) se va de la secretaría … general del PP cinco minutos antes de que hicieran oficial que no seguía. Pero en realidad, la manera de salir del cargo es muy de la firma de la logroñesa. Y es que la exalcaldesa ha hecho una vida política del arte de no dar una guerra, de sobrevivir a las batallas sin confrontar demasiado, manteniendo un perfil aparentemente amable que le hacía no caerle mal a casi nadie en las distancias cortas.
A esta abogada no ejerciente le ha ido siempre bien ese no enfrentarse en público con casi nadie, sobreviviendo así a cosas que nadie hubiera jurado. Sobrevivió a la derrota y luego espantada del que había sido su mentor en el PP, Julio Revuelta, saliendo incontaminada y como jefa absoluta del PP logroñés en una situación más que complicada. Sobrevivió a las primarias del PP de 2018 pese a apostar por la candidata perdedora, Soraya Sáenz de Santamaría, pecado que suele ser capital en los partidos. Pero aún así el ganador, Pablo Casado, se la llevó a Madrid como vicesecretaria, y luego como portavoz del PP en el Congreso. Y volvió a sobrevivir a la caída con todo el equipo de Pablo Casado, que se estrelló contra la escollera de Ayuso.
Quizá se convenció más de la virtud de no dar una guerra tras su sonado descalabro en las primarias regionales de 2017. Pero fue la última vez: sin dar guerra siguió viva con Feijóo. Más que viva, acabó siendo su número dos.
Cierto es que las cosas cambian, y las caras también. Los años no pasan en balde y menos en estas legislaturas de la política nacional, tan intensas que cada semana parece un año. La moderación de la que siempre hacía gala Gamarra en sus comparecencias (recordados son los desacostumbrados elogios de Salvador Illa, otro moderado, en plenos debates pandémicos) se ha ido quedando por el camino en un ruedo cada vez más crispado. Cuando truenan los cañones es inútil silbar, porque la guerra pide otra cosa.
Ahora Feijóo quiere rearmarse para la que presume batalla final por la presidencia ante Sánchez, y necesita espadas más afiladas, o caras más nuevas. No se sabe qué busca el gallego, pero sí hay una cosa clara: Gamarra da un paso atrás sin que nadie haya tenido que decir que se agarró al sillón un segundo más de lo necesario. Nunca le ha ido mal así. Veremos ahora.
Enlace de origen : Cuca Gamarra: El arte de no dar una guerra