Solventado con muchísima suficiencia el duelo liguero contra un Valencia de capa caída, el Real Madrid comenzó a preparar este domingo la visita que … rendirá el martes a Liverpool en la cuarta jornada de la Champions. Al mítico estadio de Anfield llegará un equipo embalado que ha ganado trece de los catorce partidos que ha disputado en lo que va de temporada y que ha elevado sus prestaciones en la última semana, con un autoritario triunfo en el clásico que supuso un enorme refuerzo anímico y una goleada frente a un rival situado en puestos de descenso que mantiene a los blancos viento en popa a toda vela.
Lejos de bajar el pistón, el conjunto de Chamartín completó el sábado una actuación sobresaliente en la que volvieron a brillar Mbappé con un doblete, Arda Güler con otra asistencia marca de la casa, Carreras provocando un penalti y sellando su primer gol como madridista, Vinicius desbordando como en sus mejores días, Valverde refrendando que es un lateral superlativo mal que le pese y Bellingham, quien ya recuerda poderosamente a aquel todocampista con un olfato goleador afinadísimo que deslumbró a su llegada a España. La recuperación de la mejor versión del inglés apuntala a una escuadra que cada vez resulta más redonda.
«La dinámica del equipo es buena. No hemos encajado gol, otra portería a cero. Ha sido un partido completo, serio y con muy buena energía. Hemos empezado muy dinámicos, con mucho movimiento y buena circulación de balón. Recuperábamos rápido y nos hemos puesto por delante. Luego lo hemos gestionado todo bien y, en general, ha sido un partido redondo», se congratulaba Xabi Alonso al término de una refriega que dejó plenamente satisfecho al vasco, excepción hecha de esa pena máxima que no debió ejecutar Vinicius.
Tiene motivos de sobra para estar contento Xabi Alonso, que le ha cambiado la cara al Real Madrid en los 160 días que han transcurrido desde su presentación como nuevo timonel de los blancos. Cogió a una tropa alicaída y saciada de gloria y le ha insuflado una voracidad competitiva que ha llevado al cuadro de Chamartín a protagonizar uno de sus cinco mejores arranques en las 94 ediciones de la Liga. Solo en las temporadas 1961-62, 1968-69, 1991-92 y 2022-23 habían conseguido imponerse los blancos en diez de las once primeras jornadas, racha que nada garantiza, como demuestra el hecho de que en las dos últimas campañas citadas fuese el Barça el que acabó adjudicándose el título, pero que sirve para acreditar el buen estado de salud con el que ha nacido el proyecto del míster de Tolosa.
Voracidad competitiva
Si algo está llamando la atención por encima de cualquier otra faceta en este Real Madrid de nuevo cuño es la capacidad para morder de la que ha dotado a su equipo un técnico que hace de la presión alta y el robo tras pérdida su principal santo y seña. Nada que ver con el desganado bloque cuya apatía acabó llevándose por delante a Carlo Ancelotti en la última campaña del estratega de Reggiolo. Aquel equipo ejercía una presión deslavazada y en cuanto el adversario superaba la primera línea se limitaba a bajar el bloque y a verlas venir. Este Madrid, sin embargo, asfixió al Valencia con una presión abrasiva que mantuvo contra las cuerdas en todo momento al cuadro ché, al que pudo endosarle una goleada de escándalo si no llega a reducir la marcha en la segunda parte.
Que el Real Madrid se haya convertido en el equipo de las cinco grandes ligas que más balones roba en el último tercio del campo (37) resume mejor que cualquier otro dato el cambio de actitud por parte de los blancos, que acumulan cinco porterías a cero en Liga y otras dos en la Champions y están sometiendo a sus rivales a incesantes bombardeos que son el producto, en buena medida, de esa frecuencia con la que roban balones en el último tercio. Frente al Valencia remató 21 veces el Real Madrid, que alcanzó su pico máximo con los 22 disparos que efectuó ante el Levante en la sexta jornada y solo bajó de diez en el choque contra el Atlético que constituye la única mácula que presenta el expediente de Xabi Alonso. Dieciséis hizo frente al Barça, la misma cifra que ante el Oviedo y que superó en otros dos pleitos, contra el Villarreal (17) y el Getafe (19).
Xabi Alonso no se cansa de recordar a sus pupilos que cuanto más alto roben la pelota, más corto es el camino hacia la portería rival. Y esa enseñanza, como tantas otras, la está aplicando al dedillo Bellingham. Encajar al británico en un engranaje que funcionó sin él en las seis primeras jornadas y que se averió frente al Atlético precisamente el día en el que regresó el ‘5’ a la titularidad era el gran reto de Xabi Alonso tras el último parón de selecciones y lo ha superado con matrícula.
Liberado de la armadura en el hombro izquierdo que coartó sus movimientos durante una temporada y media tras pasar por el quirófano este verano, el ‘5’ vuelve a ‘distefanear’ y a lucir esa capacidad para llegar desde segunda línea que le convirtió en arma nuclear durante sus primeros meses con la elástica blanca. Tras pasar diez partidos seguidos sin ver puerta, ha marcado de forma consecutiva en los tres últimos, erigiéndose en el cordón umbilical entre el centro del campo y el ataque que tanto necesitaba un Real Madrid que mete miedo.
Enlace de origen : Bellingham apuntala a un Real Madrid cada vez más redondo