Ana María se queda en Mansilla

Sábado, 30 de agosto 2025, 08:54

El pueblo de Ana María es en realidad una memoria ahogada, un bosque, un río, un puñado de casas que asoman –fantasmales– cuando la sequía aprieta y el embalse se queda sin agua. «Después de once años, he vuelto a Mansilla de la Sierra, el paisaje de mi niñez. El pantano ha cubierto ya el viejo pueblo, y un grupo de casas blancas, demasiado nuevas y como asombradas, resplandecen en el verdor húmedo de otoño». Con estas palabras heridas de nostalgia abre Ana María Matute el álbum de sus recuerdos infantiles. Los publicó en 1972 con el título ‘El río’. Son cuarenta y nueve relatos breves sobre su vida en la antigua Mansilla, antes de que el pantano se tragara las casas, el bosque y, misteriosamente, el propio río. «No entiendo estas cosas -dice Ana María-. En el fondo del pantano vivirá aún aquel río. Y, cerrando los ojos, lo veo intacto como un milagro. Un río de oro que corre hacia algún lugar de donde no se vuelve, como la vida».

La escritora nació hace cien años en Barcelona. Descendía de Mansilla. Allí volvía todos los veranos y allí la dejaron durante un tiempo sus padres para que cogiera fuerzas y se recuperara de una enfermedad. En estos lugares umbríos nació su literatura, como ella misma dejó caer en su discurso de ingreso en la Real Academia Española: «El bosque es para mí el mundo de la imaginación, de la fantasía, del ensueño, pero también de la propia literatura y, a fin de cuentas, de la palabra».

Su pueblo le rinde hoy homenaje. «Vamos a inaugurar una placa en su honor cerca del puente de Suso, desde donde se ve la zona en la que tenía su casa», explica el alcalde de Mansilla, José Manuel Ballesteros. El hijo de la escritora, Juan Pablo Goicoechea, su sobrino, David Matute, y el poeta Julio Arnaiz participarán en un encuentro previo, que se celebrará a las 12.15 horas en la nueva Casa de Islas. «Son actos humildes pero llenos de cariño», advierte Ballesteros.

El municipio serrano aprovechará la efeméride para celebrar también el centenario de la revista hispanoamericana ‘El Najerilla’, fundada en Mansilla en 1918, con una reseña histórica que esbozarán María Libia Aldonza, nieta de fundador, José María Menéndez y el periodista Benjamín Blanco Rocandio. El escritor Isaías Lafuente, que hablará sobre la evolución de la prensa, completará la nómina de invitados. Además, la villa riojana quedará desde hoy hermanada con Ondarroa, en recuerdo de la ayuda prestada por el municipio guipuzcoano, que, tras la construción del embalse, suministró barcas para que los mansillanos pudieran atravesar el pantano.

Pero lo más importante es que Ana María Matute regresa hoy a su pueblo y ya no se irá nunca de Mansilla. Su familia ha decidido que sus cenizas reposen en el cementerio del pueblo; ese lugar asombroso que nutrió su imaginación y alumbró su literatura. Será una ceremonia íntima, al cabo de la cual Ana María descansará para siempre «en el campo, entre gentes que viven y mueren de forma larga y quieta».

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