«De San Mateo me gusta la libertad, vivir momentos que el resto del año no los vas a vivir»

Irradian juventud, desenfado, sentido del humor y un pelín de gamberrismo aceptable. Este grupo de amigos, que se conocen desde el instituto, del barrio Cascajos de Logroño, no ha dormido nada esta noche y, después de acudir a las vaquillas, aseguran que se irán a casa a dormir. Nora, Marcos, José, Alfredo y Juan han salido de las vaquillas no muy convencidos del espectáculo y en las escaleras se han encontrado con la prima de este último. Tienen entre 20 y 21 años.

«Lo estamos pasando bastante bien, pero falta algo… Una discomóvil hasta las 7 u 8 de la mañana», opina Marcos. «Y un poquito de hip hop», apunta José. Reconocen que no les ha gustado ningún concierto de San Mateo. «Hay cantantes que han venido que no me disgustan pero creo que no han dado su 100%», valora Andrea, e insiste en la falta de discomóviles. «Pero había DJs en La Laurel, de tardeo, lo que pasa es que nosotros solo salimos a partir de las 21.30», aclara José.

Como todavía tienen ganas de juerga, bromean también con lo que les gusta: «Nosotros, este y yo, es que somos de un club ‘swinger’, nos va el intercambio de parejas», dice José mientras sus amigos se carcajean. «Lo peor de todo es que es verdad», afirma Andrea.

«Lo que más nos gusta es beber y salir de fiesta», declaran varios a la vez, y al recordarles que esto saldrá publicado en el periódico, regresan a un discurso políticamente correcto: «La Laurel es lo mejor, pero también nos gusta estar con gente, con los amigos, vivir y disfrutar en bares, discotecas…». De las vaquillas no dicen nada. ¿Por qué? «Es el primer día y último que venimos, porque se han acabado, pero yo estoy en contra. No suelo venir, le he dado una oportunidad pero, sinceramente, aunque no maten a los animales, los marean», argumenta José entre continuas interrupciones de sus amigos, que le impiden ponerse serio.

«De San Mateo me gusta la libertad, el tiempo que pasas con tus amigos, vivir momentos que sabes que durante el resto del año no los vas a vivir», reflexiona Andrea.