Los frutos secos tienen menos de un 50% de agua en su composición, pero ofrecen numerosas y saludables propiedades como las de combatir el colesterol, dolencias óseas o diabetes
Todos ellos se caracterizan por dos importantes matices: tener menos de un 50% de agua en su composición, sin manipulación humana, y estar ‘refugiados’ en el interior de una cáscara muy dura, acorazada. Se trata de los frutos secos, muy energéticos, ricos en grasas, en proteínas, vitaminas y omega 3. Todo un tesoro a la vista de sus propiedades.
En España, los frutos secos; a pesar de sus numerosas propiedades, son muy poco consumidos. La Fundación Española del Corazón recomienda ingerir cada día unos 50 gramos de cualquiera de sus variedades, aunque, uno de cada tres españoles nunca come frutos secos y menos del 8% lo hace diariamente.
Uno de los principales motivos puede ser la falta de hábito, el consumidor sigue prefiriendo la fruta fresca. A pesar de su alto contenido en grasas, entre un 50% y un 70%, y su densidad energética, 160 o 180 kilocalorías por cada 100 gramos, aportan a la salud más beneficios que contratiempos. Ayudan a combatir las dolencias óseas, el colesterol malo, la diabetes, el sobrepeso y la demencia, además de favorecer el tránsito intestinal. Alguno, incluso, es recomendado para quienes padecen disfunción eréctil.
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Los expertos sugieren, eso sí, consumirlos en crudo, sin aditivos o sal, o excluidos de determinadas preparaciones. Sin embargo, el uso de los frutos secos en cocina es una tradición.
Almendras
Uno de los frutos secos más conocidos es la almendra, de la que existen numerosas variedades. La marcona es la más cara y la más demandada por la industria repostera. Se caracteriza por su sabor dulce, poco amargo, y es la que se utiliza para la fabricación de los dulces navideños. Otra de sus variedades, la largueta, más alargada y estrecha, es la más empleada para la elaboración de snacks y aperitivos, simplemente horneada con sal, además de las populares peladillas navideñas. España es el tercer productor de almendra, detrás de Estados Unidos y Australia.
Avellanas
La avellana es típica de los países de climas templados. Son habituales en España, y en concreto Reus se lleva la palma en cuanto a la plantación de avellanos se refiere, ya que el 90% de los permisos estatales se los lleva esta localidad que tiene protegidas las variedades negreta, pautet, gironella, morella y culplana.
La variedad más común, sin embargo, es la conocida como silvestre, con un fruto muy aceitoso, un color blanco amarillento y un sabor agradablemente dulce.
Habitualmente, este fruto seco se consume en fresco o tostado. También en sus versiones salada y confitada.
Es un magnífico aperitivo y fiel acompañante de cereales, ensaladas, salsas, postres (helados, bizcochos, chocolates y polvorones) y yogures.
Nueces
La nuez es redonda, con una cáscara dura, de textura rugosa, que protege la parte comestible. Ligeramente ácida al paladar e ideal para su consumo en crudo, es beneficiosa para el cerebro, la piel, el cabello, los huesos y el corazón.
El fruto del nogal tiene un gran uso en cocina. Forma parte de los ingredientes de numerosos tipos de ensaladas y como parte en la elaboración de salsas para carnes y pescados. Es ideal para postres como bizcochos, tartas, suflés y brownies. Tostadas con miel y queso, acompañadas de nueces, componen un rico y saludable postre.
Pistachos
El pistacho tiene su origen en las regiones montañosas y secas de Irán, Turkmenistán, Turquía y Afganistán.
Se trata del fruto seco más agridulce y es el fruto de un árbol llamado alfóncigo. Muy conocido en España por su sabor y su color, es una buena fuente de proteína vegetal y lípidos, y también es muy rico en hidratos de carbono. Posee un alto contenido en grasas insaturadas, sobre todo monoinsaturadas, que ayudan a reducir el nivel de colesterol total, LDL (conocido popularmente como colesterol malo) y triglicéridos, así como la tensión arterial.
Estudios recientes afirman que son beneficiosos para los que padecen disfunción eréctil.
En España, los alfóncigos se plantaron durante la dominación musulmana.
Los conquistadores cristianos desconocían entonces que debían conservarse las plantas macho a pesar de que no dieran fruto y los arrancaron, por lo que se perdió este cultivo que no se ha recuperado hasta la actualidad.
Enlace de origen : Frutos secos. Fuente natural de salud