Donald Trump volvió a hacer uso de sus poderes presidenciales de clemencia para salvar de la justicia a su amigo y ex abogado Rudy Giuliani, … despojado de su licencia para ejercer la abogacía y embargado por daños civiles por su papel en la conspiración electoral de 2020 para asegurar la victoria fraudulenta de Trump. A la vez, se le considera uno de los principales promotores de las teorías de fraude que alimentaron el asalto al Capitolio del 6 de enero y aún se enfrentaba a otros procesos penales en Arizona.
Con 81 años de edad, el ex alcalde de Nueva York ha visto embargado su ático de lujo en Manhattan para compensar los 148 millones de dólares a los que fue condenado a pagar por daños civiles a las dos funcionarias de Georgia a las que difamó. A finales de agosto sufrió también un accidente de tráfico que le fracturó varias vértebras y se dice que podría sufrir también una enfermedad pulmonar como consecuencia de haber estado en la escena de los atentados de las Torres Gemelas del 11-S.
Pero la magnanimidad del presidente no es en consideración a su edad ni estado de salud, sino como un gesto «de reconciliación nacional», del que se beneficiarán también más de setenta personas vinculadas con aquel episodio. Según el comunicado de la Casa Blanca, los beneficiados «fueron víctimas de un sistema politizado que criminalizó sus opiniones». La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró que el presidente «cumple así su promesa de reparar los abusos de la Administración Biden».
Sin embargo, el indulto presidencial no alcanza los casos abiertos por las fiscalías estatales de Arizona, Georgia, Michigan o Nevada, que seguirán su curso. En esos estados, los fiscales investigan posibles delitos de falsificación documental, coacción de funcionarios electorales o conspiración para alterar el conteo de votos.
Desde el punto de vista político, la decisión supone un nuevo pulso de Trump con el sistema judicial y con los límites del poder presidencial, pero es también un mensaje interno: la lealtad tiene premio. ‘El alcalde de América’, como se le bautizó tras el 11-S, se había convertido en un símbolo incómodo, acosado por sanciones, deudas y causas judiciales.
La socia de Jeffrey Epstein, Ghislaine Maxwell, solicita también el perdón tras el rechazo a su apelación
El dirigente demócrata Hakeem Jeffries calificó el gesto de «afrenta al Estado de derecho» y advirtió de que «abre la puerta a la impunidad de los poderosos». Lo dijo con un gesto más de resignación que de sorpresa. Nadie ignoraba que el presidente planeaba usar su prerrogativa antes de que el Congreso reanude la sesión presupuestaria. Trump intenta reescribir los años que siguieron a su derrota electoral de 2020. Una forma de hacerlo es borrar, al menos en los tribunales federales, las secuelas de aquel capítulo que dividió al país y dañó la confianza en el sistema democrático. El senador republicano Rand Paul lo ve más como el fin de una «persecución política» que tiene que terminar».
Lo que también puede acabar con los perdones es la saga de Jeffrey Epstein, ya que su socia, Ghislaine Maxwell, sentenciada a veinte años de prisión por tráfico sexual de menores, también ha pedido clemencia al presidente, ahora que el Supremo ha rechazado su apelación. Si se trata de premiar la lealtad, la suya es la más alta, porque la socialité británica amiga de Trump y sus esposas desde los años ochenta no ha dicho una sola palabra que lo involucre, a pesar de que su nombre aparece en los archivos del caso.
Enlace de origen : Trump indulta a casi 80 implicados en el intento de anular las elecciones de 2020

