El petróleo, por excéntrico que parezca, fue durante un tiempo una esperanza de prosperidad en varios pueblos de la región. Seis perforaciones se pusieron en marcha –en Canillas, Cañas, Ábalos, Nájera, Entrena y Pazuengos– y otras tantas quedaron en proyecto entre finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, excavando en el subsuelo riojano en busca del oro negro o del menos ostentoso pero también lucrativo gas natural. Expectativas e ilusiones que quedaron en nada, en el mejor de los casos, en unos pocos hallazgos sin rentabilidad.
Durante unos cuantos años fueron habituales en las páginas de este periódico las informaciones sobre esa prometedora búsqueda de hidrocarburos en La Rioja que comenzó en 1976 en Canillas de Río Tuerto, después de un periodo de estudio y sondeo en la zona. «Indicios serios de petróleo», titulaba en portada el diario en marzo de aquel año, anunciando la próxima instalación de la torre perforadora por parte de Campsa. El proyecto fue bautizado como Rioja-1, el primero de cinco de la serie, y pese a los buenos resultados iniciales solo se encontró una bolsa de metano sin posibilidades comerciales. Le siguió, en la localidad vecina de Cañas, el Rioja-2, otro sondeo con indicios similares e infructuosos.
Ábalos fue el siguiente destino, una apuesta más importante para las petroleras, que elevaron el presupuesto y dispusieron maquinaria más moderna. Pero el resultado del Rioja-3, pese a pinchar a más de 5.000 metros de profundidad, fue el mismo. Mientras, en agosto de 1979, en término municipal de Nájera pero próximo a Huércanos, el Rioja-4 se ponía en marcha bajo idénticos mandos, las empresas Campsa y Cepsa.
El proyecto Rioja-4, entre Nájera y Huércanos, fue el único que encontró combustible, de calidad pero insuficiente
«Los estudios sísmicos así como los resultados obtenidos en pinchazos anteriores nos dan buena cuenta de las posibilidades riojanas», decía uno de los técnicos del proyecto. Yfue este el más ilusionante de cuantos se dieron aquellos años en la región, allí sí se encontró petróleo, y «de gran calidad»según informaba el periódico, así como bolsas de metano. Pero ni de lo primero había suficiente cantidad ni las pruebas de producción del gas aseguraron la rentabilidad que las compañías buscaban.
Fueron años de entusiasmo enfriado que volvió a caldearse con dos proyectos dispares. Del valle se pasó a la sierra, a Pazuengos, uno de los municipios a mayor altitud de nuestra comunidad, donde se elevaba la contundente torre del Demanda-1, que superaba a todas las antes vistas. Subiendo desde el pueblo en dirección al pico Chilizarrias siguen apreciándose algunos vestigios de aquella prospección, en una explanada con losas de cemento, la zona excavada y los sobraderos, así como algunas sendas por las que llegaban los camiones.
«Aquello, en el pueblo y la comarca, fue un acontecimiento, una esperanza», señala César Somovilla, actual alcalde de Pazuengos, un niño en aquel 1982 cuando comenzaron los trabajos, para los que se contrató a varios vecinos del municipio«que tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad», al igual que ocurrió en otros proyectos riojanos. «Me acuerdo de subir allí a jugar con los amigos a las guerras entre los tubos, las balsas… era un estupendo ‘campo de batalla’», rememora con cariño, del mismo modo en que recuerda cómo «en los días de sol, ya pasado Navarrete se distinguía el brillo de la torre».
«Aquello, en el pueblo y la comarca, fue un acontecimiento, una esperanza»
César Somovilla
Alcalde de Pazuengos
Nada apareció bajo el suelo de Pazuengos. Tampoco lo hizo en Entrena el Rioja-5, el último de los grandes sondeos, puesto en marcha en marzo de 1983. «Que en un pueblo agrícola como este pusiesen una torre así era una cosa fuera de lo normal», comenta José Antonio Palacios, entonces corresponsal de Diario LA RIOJA, que subraya además la «desinformación que existía en el pueblo, nadie estaba enterado, ni siquiera el propio Ayuntamiento, todo era rumorología».Fue un intento ambicioso pero igualmente fútil. Y no le faltó polémica, ya que parte de sus vertidos de un escorredero sin autorización iban a parar al regadío de zonas agrícolas de Navarrete y Fuenmayor.
También se anunciaron estudios sísmicos en busca de hidrocarburos en Arnedo, Torrecilla u Ortigosa, si bien nunca se llegó a perforar. La fiebre del oro negro se fue diluyendo con el tiempo, pasando de grandes titulares a disimuladas menciones, mientras las torretas se desmontaban y la maquinaria se retiraba para dejar poco más que un curioso recuerdo, un espejismo.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Este contenido es exclusivo para suscriptores
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Enlace de origen : Promesas de petróleo bajo suelo riojano
