
La emergencia climática está, más que nunca, en el discurso público. Las riadas, olas de calor, tifones e incendios extremos devuelven a la actualidad de … forma continua las consecuencias del cambio climático, apuntaladas por la ciencia desde hace años. Pero, a la vez, el negacionismo alcanza cotas inéditas en el mapa geopolítico internacional, con la potencia más contaminante a la cabeza, esto es, Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, al frente.
En este difícil contexto, a caballo entre la necesidad de tomar medidas frente al desafío que plantea el clima mundial y el creciente repliegue político en la agenda ecologista, se celebra este año la 30ª edición de la Cumbre del Clima, conocida como COP.
A partir de hoy, y hasta el próximo día 21 si se rubrican los acuerdos en la fecha prevista, los 198 países, agrupados en 70 partes, representados en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) comienzan sus negociaciones en el estado brasileño de Belém con dos retos principales. Por un lado, refrendar los compromisos nacionales para rebajar las emisiones de efecto invernadero –que se renueva cada cinco años desde el Acuerdo de París de 2015–, así como respaldar una declaración más ambiciosa contra el uso de los combustibles fósiles. Por otro lado, habrá que definir la financiación destinada a medidas de adaptación frente a un cambio climático que se cobra miles de vidas cada año en todo el mundo.
Sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el próximo jueves se publica el balance global realizado cada año por la organización internacional ‘Carbon Budget’, que previsiblemente confirmará un nuevo incremento. El secretario general de la ONU, António Guterres, ya adelantó el pasado jueves, durante la bienvenida a los Jefes de Estado llegados a Belém, este secreto a voces:«No hemos alcanzado el pico de emisiones que dé paso al descenso».
Más emisiones, más calor
De no conseguirlo, esto tiene consecuencias directas sobre el incremento de la temperatura global. Los responsables del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han hecho los deberes de cara a esta COP30 y, según la evaluación publicada esta semana, aseguran que «las naciones siguen lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a muy por debajo de 2°C». Sus NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional), estos son sus esfuerzos por rebajar la factura de gases contaminantes, apenas han movido la aguja del termómetro global. «Las emisiones en 2030 tendrían que disminuir un 25% respecto a los niveles de 2019 para mantener trayectorias de 2°C, y 40% para las de 1,5°C, con solo cinco años restantes para lograrlo». Algo que se antoja imposible en el contexto actual.
El incremento de la temperatura global superará los 1,5º de forma temporal en los próximos años y será «difícil de revertir» a no ser que se hagan reducciones drásticas de los gases de efecto invernadero (GEI). «Las naciones han tenido tres oportunidades para cumplir las promesas del Acuerdo de París, pero están fuera del objetivo», declaró Inger Andersen, directora del PNUMA.
Proyecciones de futuro pesimistas
A pesar de que estos compromisos nacionales sobrevuelan en esta COP30, y han mostrado «cierto progreso», están lejos, añade Andersen, de ser suficientes. Según las proyecciones de los expertos, de cumplirse estas declaraciones de intenciones, el mundo ya se encaminaría a un futuro 2,3-2,5ºC más cálido, lo que comprometería la vida, los ecosistemas y las economías tal y como se conocen ahora.
El abismo entre la realidad dibujada por los científicos y la movilización política se agranda cada año. Es más, ni siquiera hay una movilización global. Hasta el 30 de septiembre, se lamenta el PNUMA, solo 60 países que representan el 63% de las emisiones, habían presentado o anunciado nuevos compromisos de reducción para 2035.
La de Brasil será la cumbre donde los gobiernos tendrán que demostrar hasta dónde están dispuestos a llegar en este reto global, pero la ausencia de funcionarios de alto nivel de las potencias más contaminantes como Estados Unidos, con un presidente negacionista al frente como Donald Trump, amenaza con dejar en papel mojado los acuerdos que se firmen este año en Belém.
Un encuentro con poca credibilidad
Ocho de cada diez españoles no creen que saldrán medidas «efectivas» contra el cambio climático de la Cumbre del Clima (COP30) y seis de cada diez (63%) piensan que el evento es «simbólico», lo que convierte a la población española en la tercera más escéptica sobre este encuentro intergubernamental, después de Francia (73%) e Italia (64%), según reveló esta semana el estudio de Ipsos ‘Actitudes sobre la COP30’. Aun así, un 38% de españoles declara que celebrarlo en Brasil aumentará sus opciones de éxito y un 48% la percibe como una oportunidad para que este país muestre liderazgo en sostenibilidad.
Enlace de origen : La crisis climática pide más esfuerzo a los países reunidos en una COP tocada por el negacionismo