Hace casi un año, el domingo 3 de noviembre en el que los valencianos peleaban a brazo partido contra el barro, el dolor y la … indignación por lo que sentían ya como un desamparo institucional, la imagen de la Reina con los ojos al borde del llanto y el rostro surcado por el lodo arrojado por vecinos de Paiporta quedó inmortalizada para la hemeroteca del peor desastre natural del siglo soportado por España.
Aquel día en el que Felipe VI rompió la seguridad del protocolo –que tiraba de él para sacarlo de allí y que lo hizo con el presidente Pedro Sánchez–, para pararse en mitad de la calle y escuchar de viva voz el padecimiento de los supervivientes en la zona cero de la catástrofe, la ciudadanía buscó refugio en doña Letizia. A modo de consuelo, pero también para espetarle lo que todo un pueblo sufría, la zozobra y la ira, ante un trance excepcional. Fue lo que hizo una vecina, Mar, a la que la Reina se acercó tras recibir sus palabras de protesta para abrazarla y decirle «tienes razón». Este miércoles, cuando el Estado honró al fin a todos los damnificados, las familias de quienes perdieron la vida bajo la feroz riada volvieron a aproximarse a ella, a la esposa de Felipe VI y madre de la heredera al trono, para tratar de encontrar consuelo.
Doña Letizia protagonizó junto a las víctimas las estampas más emotivas de un homenaje en el que la memoria de lo sucedido y el recuerdo a los que las aguas se llevaron aquel fatídico 29 de octubre estuvieron pespunteadas por una tensión a flor de piel, plasmada en su expresión más crítica en las consignas proferidas contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, desplazado de la primera línea de autoridades que encabezaban los reyes y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez. Mazón, al que los familiares habían pedido que no fuera, quedó excluido del encuentro con ellos.
Antes de adentrarse en la Ciudad de las Artes y las Ciencias donde se oficiaba la ceremonia, la Reina, muy seria y visiblemente emocionada, se detuvo varios minutos a consolar a los damnificados. Una empatía que reprodujo al terminar el acto, cuando las víctimas volvieron a llorarle mientras ella las reconfortaba con unas rosas rojas en la mano, entregadas por una de los deudos. Las expresiones de cariño demoraron la salida de las autoridades, con Felipe VI sumándose a los gestos de calor y un Sánchez apartado del epicentro de la escena.
La ausencia de cualquier entendimiento en la gestión de la dana entre Sánchez y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, latió también en el trasfondo de un acto con una amplia representación institucional pero celebrado sin sintonía. Finalmente, el único expresidente que acudió fue José Luis Rodríguez Zapatero, por baja de última hora de José María Aznar. Sí estuvieron los presidentes del Congreso, Francina Armengol, y del Senado, Pedro Rollán; la del Supremo y el CGPJ, Isabel Perelló; una docena de jefes de gobiernos autonómicos; el presidente de la patronal, Antonio Garamendi (CEOE); los líderes de CC OO, Unai Sordo, y de UGT, Pepe Álvarez; y los alcaldes de 75 municipios afectados.
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