Era su noche, pero también las de sus círculos más íntimos, la de la gente que les quiere de verdad, bien por lazos familiares –la sangre tira y mucho– o simplemente por ese férreo eslabón que suelda la amistad sincera.
Los tres homenajeados con los Premios Impronta de Diario LA RIOJA accedieron a la sede de Bodegas Franco Españolas sonrientes y bien arropados con el amarre del orgullo y la satisfacción compartidas.
Manuel Ruiz Hernández, a quien sus 90 años, no le han borrado el brillo en la mirada, entró apoyado en su bastón junto a una ‘guardia pretoriana’ de 13 personas que cedió la portavocía a uno de los hijos del premiado, el también enólogo Manuel Ruiz Pedreira. «Hemos venido muchos de la familia, no todos porque hay algunos hermanos que están muy lejos, y algunos amigos también para acompañarle en esta gran noche, porque veo la ilusión que le hace a mi padre pese a que ha recibido muchos premios a lo largo de su vida», explicaba Manuel Ruiz, quien, como sus hermanos, es muy consciente de que «no tenemos que irnos muy lejos para buscar algún modelo porque lo tenemos en casa, aunque también discutimos a veces con él por querer a sus 90 años seguir escribiendo, pensando y estudiando». Tras aclarar que «aunque es tolerante y muy tranquilo en el trato con la gente, con la ciencia y el estudio sí que es terco, ya que el método científico de la observación y la curiosidad no se acaban nunca, son su esencia», Manuel Ruiz Pedreira sonreía al confesar que «hacía tiempo que no veía a mi padre tan, no sé si la palabra es emocionado, pero tan ilusionado».
Eduardo Sáenz de Cabezon Irigaray, ganador del Premio Impronta de los Lectores 2025, estuvo arropado por gran parte del clan familiar, encabezado por su madre, Nieves Irigaray, además de numerosas amistades.

Y para ilusión, la de una madre, la de Nieves Irigaray, que capitaneaba el grupo familiar de 16 acompañantes de Eduardo Sáenz de Cabezón Irigaray. «Para mí es un orgullo total, porque aunque le hayan dado ya unos cuantos, siempre un premio es importante cuando reconoce el gran trabajo que hace y más cuando es en su tierra riojana», explicaba la feliz madre, que recordaba que «nos llamó y nos dijo ‘Oye, que me lo han dado, quedaos esa tarde libre’, porque somos una familia muy piña».
«Para él es importante, claro, porque es un premio de los lectores de Diario LA RIOJA y para mí, desde luego, a lo mejor por la edad, que también te hace sentirte con el corazoncito un poco más volando», se despedía con un guiño cómplice.
Jesús Vicente Aguirre, ganador del Premio Impronta del Año 2025, contó con una gran piña integrada por su mujer, Marisa Herráinz Gonzalo, y el hijo de ambos, Pablo, además de por un nutrido grupo de amigos.

Y de una madre a un hijo, Pablo Aguirre Herráinz, no quiso perderse el homenaje a su padre, Jesús Vicente Aguirre, muy bien arropado por un nutrido grupo de 18 invitados. «La familia más cercana no podíamos faltar, pero sobre todo han venido sus amigos de siempre, de cuando era chaval, de su primer trabajo, los de las calles de Logroño, con los que tiene la sana costumbre de almorzar o tomar un café a diario», detallaba el joven, que confesaba que «el premio es un orgullo por partida doble, porque yo desde que era pequeño fui consciente de lo que era mi padre, que había hecho algo, pero me costó entender con detalle todo lo que había hecho y ahora que ya lo sé, pues muy orgulloso, claro». Mucha labor y pelea reconocida ahora con un galardón a una trayectoria, a la que su hijo quiso poner el toque de humor: «Se lo merece, desde luego, ha hecho muchos méritos, aunque también ha sido, vamos a decirlo con cariño, canso, que hay que serlo y más si es, como en su caso, por una buena causa, por muchas varias buenas causas».
Los tres galardonados contaron con el apoyo de sus respectivos ‘clanes’, integrados por madres, tías, hijos, hermanos, sobrinos, amigos… Tanto o más ilusionados que Manuel Ruiz Hernández, Eduardo Sáenz de Cabezón y Jesús Vicente Aguirre
Enlace de origen : Bien arropados