La filtración pública de miles de mensajes de texto provenientes de líderes de la organización de Jóvenes Republicanos en un chat social, ha puesto al … descubierto la cultura violenta y prejuiciada, libre de ataduras que manejan los futuros cuadros del liderazgo ultraconservador. Las conversaciones, realizadas entre principios de enero y mediados de agosto de este año, muestran a los miembros del grupo de chat de Telegram ‘Restoreyr War Room’, (Restaura la Cámara de guerra de Jóvenes Republicanos) explayándose a puerta cerrada en el racismo desenfrenado, el antisemitismo y la misoginia, y el discurso violento.
El grupo, compuesto por una docena de jóvenes republicanos millennials y de la Generación Z de línea dura, lanza elogios a Adolf Hitler, se refiere a los negros como «monos», exhibe símbolos supremacistas y sugiere enviar a las cámaras de gas a sus oponentes políticos en las 2.900 páginas de mensajes de texto filtrados obtenidos por Politico.
Bromas sobre la esclavitud, comentarios vejatorios sobre judíos, homosexuales, mujeres, negros y otras minorías de tono casual y crueldad fácil, como violar a los «enemigos» y «llevarlos al suicidio». Las fantasías de violencia se intercalaban con discusiones formales sobre estrategia de voto, redes sociales y logística.
Peter Giunta, presidente y creador del grupo, era uno de los miembros más prolíficos. Firme partidario del presidente Donald Trump, en uno de los mensajes en junio señaló que «todo el que vote ‘no’ irá a la cámara de gas», refiriéndose a la próxima elección sobre su candidatura a presidir de la organización. El vicepresidente de ese mismo capítulo, Bobby Walker, se refirió a la violación como «épica».
La Federación Nacional de Jóvenes Republicanos, conformada por 15.000 miembros republicanos de entre 18 y 40 años, promueve el ascenso a cargos de poder de los nuevos cuadros conservadores. Como parte de la cultura de autopromoción, a través del chat algunos presumían de contar con el apoyo del presidente estadounidense.
El profesor de Sociología de la Universidad A&M de Texas, investigador del racismo estadounidense de los últimos 60 años, Joe Feagin, señala que «cuanto más abierta y liberadora es la atmósfera política, -como lo ha sido con el surgimiento de Trump y de un Partido Republicano virado más a la derecha-, más se abren los jóvenes y las personas mayores a los chistes y comentarios racistas en privado y en público». El peligro, dice Feagin, es que esa ‘liberación’ en lo verbal se transfiera a la política pública. «Es escalofriante, por supuesto, porque se actuará de acuerdo a esas opiniones».
La exposición pública de los mensajes del chat ha desatado una guerra de recriminaciones y resentimiento entre los Jóvenes Republicanos y el establecimiento conservador, que ha llevado al cese de algunos, entre intercambios de acusaciones de difamación y extorsión.
Al tiempo que la Federación Nacional de Jóvenes Republicanos ha condenado «horrorizada» el lenguaje «vil e imperdonable» de los miembros del chat, y pedido su renuncia, la congresista de Nueva York Elise Stefanik y el líder de la minoría del Senado estatal, Rob Ortt, han denunciado con firmeza el chat. Los ceses no se han hecho esperar. El Partido Republicano estatal ha disuelto el capítulo de los Jóvenes Republicanos de Kansas por sus comentarios racistas sobre los negros y un insulto a los homosexuales por parte de dos de sus miembros.
Propaganda ultra
Por su parte, el asambleísta del estado de Nueva York, Mike Reilly, despidió a su jefe de gabinete, Peter Giunta, por sus mensajes en el chat incluido el que decía «Amo a Hitler». Paralelamente, el gobernador de Vermont, Phil Scott ha pedido la dimisión del senador estatal Samuel Douglass tras ser señalado como participante en las conversaciones.
Mientras Giunta ha ofrecido una disculpa pública, Bobby Walker, líder de los JR de NY ha matizado la suya, señalando que algunos de los mensajes han podido ser manipulados o presentados fuera de contexto. Pero más allá de los propósitos de enmienda y control de daños, la retórica privada del chat refleja el clima de endurecimiento del discurso político del país incluyendo la retórica violenta y cruel del propio Trump replicada y amplificada en el dominante ecosistema de propaganda de la ultraderecha.
Una retórica ofensiva e incendiaria propulsada por Trump desde antes de su primera campaña, que se ha infiltrado en el discurso público y que se entiende apropiada en el contexto de los políticos emergentes que intentan impresionar al presidente y los influyentes del partido. Aun así, la portavoz de la Casa Blanca, Liz Huston, rechazó la idea de que el discurso de Trump tenga algo que ver con el lenguaje de los miembros del chat. «Solo un periodista activista y de izquierda intentaría desesperadamente vincular al presidente Trump con una historia sobre un chat de un grupo cualquiera con la que no tiene ninguna afiliación». «Nadie ha sido sometido a una retórica más cruel y violenta que el presidente Trump y sus partidarios», dijo.
Enlace de origen : Una filtración destapa elogios a Hitler, insultos racistas y amenazas violentas de jóvenes republicanos