
Lo suyo no es el micrófono, ni las cámaras, ni siquiera el aplauso público, que los hace sonrojarse y los vuelve «pequeños», como confiesan con … voz tenue; lo suyo es el valor, la gallardía, la sangre fría para actuar con un solo pensamiento: ayudar al ciudadano. Y eso es precisamente lo que se les ha reconocido a David Aldana y a Indortes Pascual-Salcedo, dos policías locales de Logroño que acaban de recibir la Medalla al Mérito de la Policía Local 2024 que concede el Gobierno de La Rioja, «por su valor, profesionalidad y compromiso con la ciudadanía», según publicó el martes el Boletín Oficial de La Rioja.
Varias actuaciones sobresalientes de estos dos efectivos policiales han merecido la distinción. David Aldana salvó a una joven que se precipitó desde un tercer piso y la ‘recogió’ en sus brazos; también evitó que otras dos personas acabaran con su vida en sendos intentos autolíticos. Su empatía, asertividad y calma resultaron esenciales para que estas situaciones terminaran como peripecias y no como tragedias.
No se queda atrás Indortes Pascual-Salcedo, que no dudó en lanzarse al Ebro para rescatar a una persona mayor en pleno mes de enero o que reanimó mediante la maniobra de Heimlich a una persona que ya no respiraba. A ambas les devolvió el aliento y la esperanza.
Ellos lo cuentan sin aspavientos, con la distancia que les otorga la experiencia, con la sencillez de saber que va en su oficio eso de jugarse el pellejo para salvar (o quizás no) a quien se topa con ellos en instantes críticos. «No son momentos de pensar –admite Indortes–, sino de cabeza fría y vista al frente, aunque expongas tu vida». «Te debes a la ciudadanía cuando hay una llamada de auxilio», apunta con una tranquilidad pasmosa cuando habla de situaciones límite en las que también ellos peligran: «Acude sin pensártelo y valoras más la vida ajena que la tuya propia».
«Nuestra labor es intentar arropar al ciudadano en sus necesidades y que vea que la Policía Local está para entenderle, para prestarle asistencia tanto urgente como a posteriori, porque muchas veces se hace el seguimiento a cualquier tipo de intervención. Y esa cercanía la agradece mucho el ciudadano», señala David.
Aunque el uniforme no deja de ser su buzo de trabajo, el oficio no se queda en la taquilla cuando se ficha al final de la jornada. De ahí que Indortes dé valor a «esa gratitud del ciudadano que te da las gracias y con el que incluso, al final, entablas hasta amistad». Por eso, no se sienten cómodos con el traje de héroe; les va más el de policía que cumple con su deber.
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