
Francia se ha convertido en la nueva Italia. Los seriales de su muy inestable política representarían un brillante guion si se tratara de una ficción. … Pero es la realidad y este viernes por la noche concluyó un esperpéntico (y preocupante) culebrón de más de cinco días. Con un comunicado poco antes de las diez de la noche -una hora realmente tardía para hacer un anuncio de este tipo-, el Elíseo indicó que el presidente galo, Emmanuel Macron, nombra de nuevo a Sébastien Lecornu como primer ministro.
Este dirigente, de 39 años, había dimitido el lunes por la mañana, menos de un mes después de haber sido nombrado. Tomó esa decisión ante la amenaza de una moción de censura por parte de las oposiciones (izquierda y derecha radical) y debido a las tensiones internas en el Ejecutivo de coalición entre los macronistas y la derecha tradicional de Los Republicanos (LR). Casi seis días después, volvió a ser designado. Su segundo nombramiento ha tenido lugar a pesar de que Macron y su escudero más fiel (Lecornu) no han conseguido un pacto con la oposición. Y no se vislumbra una salida en la profunda crisis en el país vecino, donde han dimitido hasta tres primeros ministros en apenas diez meses.
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El Gobierno que Lecornu compondrá será más débil a nivel parlamentario que el anterior, que solo contaba con el apoyo de un 35% de los escaños en un muy fragmentado Parlamento. Los conservadores de LR no estarán presentes. «La expresión núcleo común -utilizada en Francia para referirse a la alianza entre macronistas y derecha republicana- ha muerto», aseguró por la tarde Bruno Retailleau, ministro del Interior en funciones y líder de LR. Resulta posible que el próximo Ejecutivo sea nombrado este fin de semana para examinar en el primer Consejo de Ministros el proyecto de ley de los presupuestos. Deben empezar a debatirse la semana que viene en la Asamblea Nacional para respetar el calendario de 70 días fijado por la Constitución.
El nombramiento de Lecornu se produjo tras una reunión entre Macron y los dirigentes de la mayoría de los partidos franceses. El encuentro por la tarde en el palacio presidencial tuvo una configuración particular, sobre todo por los nombres de los dirigentes que participaron. Uno de ellos fue Gabriel Attal, líder de Renacimiento (formación fundada por Macron en 2016), primer ministro durante unos meses en 2024 y que esta semana criticó con dureza al presidente acusándole de «querer acaparar el poder».
Caos político
La oposición no descarta continuar planteando mociones de censura y alargar la crisis
También asistió Édouard Philippe, responsable del Ejecutivo durante los tres primeros años de la presidencia macronista (entre 2017 y 2020) y que el martes había pedido una dimisión del jefe del Estado y un adelanto de los comicios presidenciales. Tampoco faltó Retailleau, uno de los detonantes de esta crisis gubernamental y que no seguirá en el Ejecutivo.
Por parte de las oposiciones estuvieron los líderes de los socialistas (Olivier Faure y Boris Vallaud), verdes (Marine Tondelier) y comunistas (Fabien Roussel). Todos ellos se sentaron en la misma mesa que Macron, quien ha batido un récord de impopularidad esta semana con apenas un 14% de los franceses que confía en él.
«Salimos estupefactos»
La reunión se terminó sin un acuerdo con la oposición. Así lo reflejó la decepción en las declaraciones de los dirigentes de izquierdas en el patio del Elíseo. «Salimos estupefactos. No hemos obtenido ninguna respuesta sobre nada», lamentó Tondelier. El jefe del Estado «apenas ha hablado de la reforma de las pensiones y lo que dijo no nos conviene», criticó Vallaud, presidente del grupo parlamentario de los socialistas. «No hay ninguna garantía de nuestra parte de que no vamos a apoyar una moción de censura», advirtió Faure. Si el Partido Socialista pulsa ese botón rojo junto con el resto de la izquierda y la extrema derecha, el flamante primer ministro apenas durará unos días, semanas o pocos meses en el cargo.
Si le changement de cap n’est pas au rendez-vous, nous censurerons immédiatement.
Nous avons reçu un mandat des Français pour agir sur les retraites, le pouvoir d’achat la justice fiscale. Nous n’avons aucune autre préoccupation. Le Parlement doit pouvoir trancher sur ces… pic.twitter.com/W7Vsa4e3bf
— Olivier Faure (@faureolivier) October 10, 2025
«Todo este espectáculo es lamentable», criticó Marine Le Pen desde un acto nacional de los bomberos en Le Mans, en el noroeste del territorio galo. La líder de la extrema derecha denunció «una reunión de regateadores» y no se la veía demasiado preocupada de no haber sido convocada al Elíseo. El gabinete presidencial tampoco envió la invitación, que fue transmitida a las dos de la madrugada del viernes, a los responsables de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos).
Las dos formaciones a las que el presidente no convocó representan más del 35% de los escaños en el Parlamento. Los lepenistas y los insumisos -a las antípodas ideológicas, pero que comparten su oposición frontal contra Macron- pueden ser los dos beneficiados del culebrón de esta semana. Un teatro político de bajo nivel que corre el riesgo de acentuar la desafección de la ciudadanía.
Enlace de origen : Macron nombra de nuevo a Lecornu como primer ministro tras cinco días de culebrón