
Fue el pasado 10 de septiembre. Y Begoña Gómez solo respondió a un puñado de preguntas en el juzgado de Juan Carlos Peinado en la … que era su cuarta visita a Plaza de Castilla. Las grabaciones de aquella breve sesión no se han distribuido a las partes, pero sí un acta de aquella declaración tras su nueva imputación por malversación por el supuesto uso de la asistente de Moncloa Cristina Álvarez para gestionar el día a día de su Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva (TSC).
La mujer de Pedro Sánchez declaró antes de que se conocieran los 121 correos aportados a la causa por el vicerrector de la Complutense Juan Carlos Doadrio y que certifican – según el análisis de la Guardia Civil- que la Cristina Álvarez (directora de programas de la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno) durante casi cuatro años (de 2021 a 2024) hizo todo tipo de gestiones para la controvertida cátedra, incluida la supervisión de los contactos claves con una quincena de patrocinadores del proyecto académico.
Pero la versión de la esposa de Sánchez estuvo en las antípodas de las conclusiones de la Unidad Central Operativa (UCO). Según explicó Gómez al instructor, solo de «manera muy excepcional» solicitó a Álvarez «enviar algún correo». Insistió en que esas peticiones de ayuda se produjeron de «manera muy esporádica» y siempre «por la relación de confianza» que unía a ambas, que ya eran amigas antes de que Álvarez fichara por Presidencia.
Sea como fuere, señaló la imputada en el juzgado, el envío de esos ‘mails’ en su nombre relativos a su carrera profesional «no afectaba al puesto de trabajo que desempeñaba» su asistenta con salario público. Sobre el tema de que Álvarez tuviera acceso a su correo, afirmó la compareciente que de otra manera su asistente «no podía realizar sus funciones».
La esposa del presidente abundó en su declaración en que Álvarez se ciñó a las funciones de una verdadera asistente de la mujer del jefe de Gobierno, tales como «la coordinación del equipo de seguridad» , «la agenda», «actos» y «eventos» a los que ella asistía invitada como cónyuge de Pedro Sánchez.
Se esmeró Gómez en tratar de dejar claro que su asistente no se ocupaba de su carrera académica, tal y como parecen apuntar los mails ya incorporados a la causa, sino que su trabajo diario tenía que ver con cuestiones de «agenda institucional», por lo que era «conocedora de la agenda personal para coordinar las actividades». Ello al margen de acompañarla «en los actos oficiales y en algún acto particular».
Los otros cónyuges
Fue en ese punto cuando Gómez insistió en que el papel de la cuestionada empleada de Moncloa, en realidad, existe desde la llegada de la Democracia. «Las esposas de los otros presidentes del Gobierno» también «tenían una persona de confianza» para que hiciera labores de asistencia, arguyó la imputada. Y que, dado que debía ser una persona de su confianza, desde Moncloa le trasladaron que «tenía que designar a una persona para que hiciera las funciones de asistente, de llevarle la agenda, etc», como había sucedido con los cónyuges de los anteriores jefe del Ejecutivo.
La línea argumental que mantuvo el 10 de septiembre la mujer de Sánchez es muy similar a la del escrito que su defensa presentó este miércoles ante la Audiencia Provincial de Madrid, en el que pidió que corrija de inmediato la decisión del juez Juan Carlos Peinado de iniciar los trámites para enjuiciarla ante un jurado popular acusada de malversación. Aunque hay matices, su defensa ya no habló de correos «muy esporádicos» y «muy excepcionales».
«No podemos olvidar que es habitual en el ámbito laboral que en su horario de trabajo los trabajadores hagan gestiones, como puede ser la remisión de un correo electrónico en su beneficio, en el de sus familiares o amigos», subrayó Antonio Camacho, letrado de Gómez y exministro de Interior socialista.
No obstante, Según Camacho, las decenas de ‘mails’ referidos a la cátedra que Doadrio entregó a Peinado en los que Álvarez aparece (como remitente, destinataria o en copia) no pueden desvirtuar el hecho de que «hay multitud de correos» que, según el letrado, evidencian que era la esposa del presidente del Gobierno «quien trabajaba en esta materia». «Y, por lo tanto, la labor puntual de Cristina en la misma era de auxilio administrativo, nunca encargarse de la misma con exclusividad», apostilló el defensor.
Enlace de origen : «Muy excepcional», «muy esporádico»: Gómez negó ante Peinado el uso particular de la asistente de Moncloa