El crimen político que ha conmocionado a EE UU y espoleado a la ultraderecha mundial se preparó en «algo más de una semana», confesó el … presunto autor a su pareja, un transexual «biológicamente masculino», que lo traicionó cuando llegó la Policía a interrogarlo, según los mensajes entre ambos que difundió el fiscal durante la imputación.
Tyler Robinson, de 22 años, no era un conspirador de la izquierda radical, como le acusó el presidente Donald Trump antes incluso de que se conociera su identidad, sino un joven taciturno, entregado a los videojuegos y los memes, que se enamoró de su compañero de piso, con el que compartía un alquiler de 1.800 dólares al mes.
«Deja lo que estés haciendo y mira debajo de mi teclado», le pidió el día 10 en un mensaje de texto. La nota que encontró es la confesión que buscaba la Policía. «Tuve la oportunidad de eliminar a Charlie Kirk y la he aprovechado». La conmoción de su pareja es también su salvación. «¿Qué?», preguntó con 14 interrogantes seguidas. «Estás de broma, ¿verdad??».
A esas alturas Robinson ya había cometido el crimen que pagará con su vida, si las autoridades no fallan en el proceso judicial. «Todavía estoy bien, amor, pero estoy atrapado en Orem un rato más. No debería tardar mucho en poder volver a casa, pero aún tengo que recoger mi rifle. Para serte sincero, esperaba mantener esto en secreto hasta que me muera de viejo. Perdóname por involucrarte.»
«No lo hiciste tú, ¿verdad?», insistió incrédulo. «Sí lo hice, lo siento», volvió a confesar. «Pensé que ya habían cogido a quien lo hizo», le cuestionó su pareja, que estaba viendo las noticias. «No, agarraron a un viejo loco con ropa similar al que interrogaron». La Policía de Provo (Utah) había detenido a esas horas a George Zinn, un desequilibrado de 71 años en busca de notoriedad, que se declaró autor a gritos en la calle, como hacía en otros actos públicos en los que irrumpía para ganar atención, como el festival de Sundance.
Sentado «en un lujoso restaurante del centro de Manhattan», el director del FBI «tuiteó información falsa de que el sospechoso del tiroteo estaba bajo custodia, afirmación que tuvo que rectificar una hora después», le reprochó este miércoles el legislador demócrata Jamie Raskin durante una audiencia del Congreso. Era el segundo sospechoso detenido en falso, después de que la Policía del campus universitario detuviera a alguien brevemente en los primeros minutos.
La confusión dio margen a Robinson para escapar. «Planeaba agarrar mi rifle del punto en que lo dejé poco después, pero acordonaron gran parte de ese lado de la ciudad», contó a su pareja. «Ahora está tranquilo, casi lo suficiente para salir, pero queda por ahí un vehículo merodeando». El falso autor fue trasladado a un hospital psiquiátrico, mientras Robinson emprendía los 400 kilómetros de vuelta a su ciudad de Washington, al sur de Utah. Ambos fueron imputados el mismo día, pero Zinn por haber compartido fotos de menores desnudas, que la Policía le descubrió en su teléfono.
Estudiante impecable
A diferencia suya, Robinson había sido siempre un estudiante impecable sin ninguna falta de conducta. Las fotos familiares difundidas por la cadena Fox le muestran de pesca con su padre, quien también le enseñó a disparar de pequeño. De crucero familiar con sus dos hermanos, haciendo deportes de riesgo en Alaska, o visitando los Estudios Universal. Pese a ser un chico brillante, que llegó becado a la Universidad Estatal de Utah, los estudios de ingeniería se le hicieron cuesta arriba. Pinchó en cinco meses y los dejó. Para cuando truncó su vida con un solo disparo, directo a la yugular del principal ideólogo juvenil del movimiento de Trump, Make America Great Again (MAGA), cursaba el tercer año de electrónica en la Dixie Technical College. Mientras él se volvió «más político», contó su madre a la Policía, su padre se hizo «cada vez más MAGA», especialmente desde que el presidente Trump ganó las elecciones, contó a su compañero. «Eso resultó en varias discusiones con miembros de la familia, pero especialmente entre Robinson y su padre, que tenían ideas políticas muy diferentes», explicó el fiscal.
En el corazón de Utah su relación gay no debía ser fácil. Un vecino contó a Newsweek que los había visto cogidos de la mano «y hasta besándose», contó Josh Kemp. «¿Por qué lo hice?», le respondió a su compañero de piso. «Porque ya me harté de su odio. Hay odios con los que no se puede negociar». Todavía pensaba que podría escapar. «Si puedo agarrar mi rifle sin que me vean, no dejaré evidencia. Voy a intentar recuperarlo otra vez, espero que ya se hayan ido. Ojalá hubiera vuelto a por él tan pronto como llegué al coche. Me preocupa lo que hará mi viejo si no vuelvo con el rifle del abuelo».
Los agentes encontraron el arma escondida entre unos arbustos y envuelta en una toalla oscura, de la que extrajeron sus huellas dactilares. El arma histórica no era común. Su madre fue la primera en sospechar. Compartió esta inquietud con su marido y le enseñó las fotos del sospechoso. «Ambos coincidieron en que se parecía a su hijo. También notaron que el rifle que encontró la Policía casaba con el que le regalaron», explicó el fiscal este martes. «Mi padre quiere fotos del rifle … dice que el abuelo quiere saber quién tiene qué, los federales publicaron una foto del rifle y es muy particular. Me está llamando ahora mismo, no contesto.»
Al final lo hizo y aceptó pasar por casa de sus padres. Durante la discusión, «Robinson insinuó que prefería quitarse la vida a ir a la cárcel, que solo quería acabar con esto. Cuando le preguntaron por qué lo hizo explicó que hay demasiada maldad y que ese tipo (Charlie Kirk) difunde demasiado odio». Con la ayuda de un pastor amigo del padre le convencieron para entregarse. Sus padres proporcionaron todas las evidencias para evitar un registro de la casa.
«Borra esta conversación», pidió a su compañero. «Voy a entregarme voluntariamente. Uno de mis vecinos es agente del sheriff. Por favor, no hables con los medios. No des ninguna entrevista, ni hagas ningún comentario. Si la Policía te pregunta, pide un abogado y guarda silencio», dijo a su pareja. «Eres todo en lo que pienso, mi amor», le contestó esta. «Estoy mucho más preocupado por ti que por mí», advirtió él.
No tenía por qué. Aunque algún medio ha difundido su identidad por figurar en el contrato de alquiler, su cooperación con la Policía permitirá que Robinson sea condenado a la pena de muerte, mientras su nombre queda fuera del caso.
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